La resurrección después de la muerte se basa en la fidelidad a Dios

domingo, 10 de noviembre de 2019
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10/11/2019 – El Papa Francisco explicó que “la resurrección se basa internamente en la fidelidad de Dios que es el Dios de la vida”, y subrayó las palabras de Jesús en las que recordaba que Dios es un Dios de vivos y no de muertos.

En la reflexión previa al rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre profundizó en el significado de la página evangélica del dia en la que “se nos ofrece una estupenda enseñanza de Jesús sobre la resurrección de los muertos que viene muy bien en este mes de noviembre en el que rezamos de modo particular por los difuntos”.

En el Evangelio se narra cómo “Jesús es interpelado por algunos saduceos, los cuales no creían en la resurrección y, por ello, lo provocan con una pregunta insidiosa”.

Los saduceos “hacen referencia a un caso paradójico basado en la ley mosaica: ¿de quién sería esposa en la resurrección una mujer que hubiera tenido siete maridos sucesivos, todos ellos hermanos, los cuales, uno tras otro, hubieran muerto?”.

“Jesús no cae en la trampa y replica que los resucitados en el más allá ‘no tienen ni mujer ni marido: de hecho, no pueden morir más porque son iguales a los ángeles y porque son hijos de la resurrección, son hijos de Dios’”.

Con su respuesta, “Jesús invita a sus interlocutores, y también a nosotros, a pensar que esta dimensión terrena en la que vivimos ahora no es la única, sino que hay otra, no sujeta a la muerte, en la que se manifestará plenamente que somos hijos de Dios”.

El Papa Francisco destacó que se trata de “un gran consuelo y da gran esperanza escuchar estas palabras sencillas y claras de Jesús sobre la vida después de la muerte. Tenemos mucha necesidad de ellas especialmente en nuestro tiempo, tan rico de conocimientos sobre el universo, pero tan pobre de sabiduría sobre la vida eterna”.

“Esta clara certeza de Jesús sobre la resurrección se basa internamente en la fidelidad de Dios que es el Dios de la vida. En efecto, detrás de la pregunta de los saduceos se esconde algo más profundo: no solo de quién será esposa la mujer viuda de siete maridos, sino, de quién será su vida”.

La pregunta sobre la resurrección es “una duda que afecta al hombre de todos los tiempos, y también a nosotros: después de esta peregrinación terrena, ¿qué será de nuestra vida? ¿Pertenecerá a la nada, a la muerte?”.

“Jesús responde que la vida pertenece a Dios, el cual nos ama y se preocupa tanto de nosotros que llega a vincular su nombre al nuestro: es ‘el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Dios no es de los muertos, sino de los vivos, porque todos viven para Él’”.