Una foto que resume la ternura del Papa

lunes, 7 de octubre de 2013
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07/10/2013 – Hoy se conoció la historia de la imagen que tomó el fotógrafo Enrique Cangas el 29 de junio de 2006 en el Estadio Luna Park de Buenos Aires, durante un encuentro ecuménico, donde se ve al Papa Francisco en sus épocas de Arzobispo de Buenos Aires. Allí se aprecia a un adolescente adventista que abraza a Jorge Mario Bergoglio, quien tiene la cabeza inclinada sobre el hombro del joven. Las personas que aparecen en la foto rodeando a Bergoglio y al joven Juan Francisco Taborda (quien por ese entonces tenía 16 años) dirigen la mirada hacia adelante, mientras escuchan a alguien que está hablando ante el público. Si pudiéramos ver el resto de la escena, descubriríamos algunas pancartas que revelan la naturaleza del encuentro. Se trataba de una reunión ecuménica entre evangélicos y cristianos, uno de las muchas en las que el actual Papa participaba en Buenos Aires.

Esta singular foto forma parte de una serie de 25 imágenes en las que aparece el Santo Padre entre 2003 y 2012, y que conforman la muestra “Francisco: servidor en Buenos Aires, servidor para el mundo”, a cargo de Cangas. Las mismas pudieron ser apreciadas en el Monasterio Santa Catalina de Buenos Aires, como también en la ciudad de Rosario, a principios de julio pasado. Bajo la foto en cuestión, Cangas puso el siguiente epígrafe: “La ternura denota fortaleza de ánimo y capacidad de compasión”.

Esta imagen tiene detrás una historia muy original. El chico que está con Bergoglio se llama Juan Francisco Taborda. Actualmente tiene 22 años y en ese entonces tenía solo 16. Nació en la localidad bonaerense de San Fernando y vivía con su padre jubilado y su madre en el barrio Los Polvorines, en el municipio de Malvinas Argentinas. Es un Adventista del Séptimo Día y había ido al encuentro en el Luna Park porque dos amigas evangélicas lo habían invitado. Al terminar la escuela secundaria, obtuvo una beca porque quería convertirse en pastor. Después cambió de idea y se inscribió en la Universidad Nacional de Buenos Aires, en donde estudia historia. Para mantenerse, trabaja como portero en un edificio.

Juan Francisco no sabía a quién había abrazado en el Luna Park aquel día de San Pedro y San Pablo. Lo descubrió en marzo de este año, tras la elección de Jorge Mario Bergoglio como Pontífice católico. Pero esta historia no deja de sorprender. Entre el día en el que Bergoglio reclinó la cabeza en el hombro del joven y cuando éste lo reconoció, Juan Francisco Taborda se volvió a encontrar dos veces con el hoy Papa Francisco.

La primera vez fue en 2008, cuando trabajaba en un edificio de la Avenida Las Heras: “Había apenas empezado el turno y cinco minutos después me llamó mi hermana para decirme cómo le había ido en una operación a un primo que quiero mucho. Estaba muy triste, procupado por las noticias que había recibido. Veo entrar a un sacerdote que va hacia el ascencor. Él también me ve, me nota turbado, vuelve y empezamos a hablar. Se quedó largo rato para darme ánimo. No lo reconocí, no vi en él al sacerdote que había abrazado en el Luna Park. Me dijo que rezaría por mi primo y por mí. Después me pidió el número de teléfono. Me transmitió una paz enorme, es lo que más recuerdo. La paz y la energía que dicen sentir los adventistas cuando rezan todos juntos yo la sentí en aquel momento. Una semana después, para mi sorpresa, me llamó, se acordaba de mi nombre, me preguntó cómo estaba mi primo”.

Hubo un segundo encuentro entre ambos, un año después, en abril de 2009, en la catedral metropolitana de Buenos Aires. Juan Francisco tenía que hacer una investigación para la facultad sobre el sincretismo religioso. Había ido a la catedral para contar las estatuas de los santos y las imágenes religiosas que había. En cierto momento, se le acercó de nuevo aquel sacerdote. Se acordaba de él y de su primo, de quien le pidió noticias; después, cuando le explicó por qué estaba allí, le hizo un “tour” por la catedral y le dio toda la información que necesitaba.

Hasta allí, Juan Francisco Taborda no lo reconocía como la persona que había abrazado en el Luna Park en aquella noche de 2006. El día de la elección de Jorge Bergoglio como Papa, celebró esa designaciòn junto a una multitud de argentinos frente a la Catedral de Buenos Aires. Lo mismo ocurría en todo el país. Cuatro días después, una persona publicó la ahora conocida foto de Enrique Cangas en su página de facebook. “Cuando vi la fotografía me quedé sin aliento”, dijo todavía incrédulo. Y Juan Francisco reveló lo que en ese momento le estaba susurrando al oído al hoy Santo Padre: “Él no quería iniciar la oración espontánea, me pidió que lo hiciera yo, y pronuncié una invocación al Señor para que nos acompañe y nos muestre el camino”.

Esta es una de tantas historias que resume que los cristianos pueden rezar unidos.