“Cuando somos capaces de que Dios sea nuestro cireneo somos luego capaces de llevar todas las cruces de los demás”

martes, 31 de julio de 2018
image_pdfimage_print


23/07/2018 – Con gran alegría recibimos cada lunes al Padre Mateo Bautista, sacerdote Camilo, Master en pastoral de la salud y Licenciado en teología moral y espiritual, quien nos acompaña en el ciclo: “Te cuento un cuento para sanar”, con relatos que nos ayudan a sanar diversos aspectos de la persona. El nombre del cuento en esta oportunidad fue: “El cireneo”.

Simón de Cirene fue urgido a llevar la cruz de Jesús al Calvario. Cuenta el evangelio de san Mateo:

Al salir encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón y le obligaron a llevar su cruz (Mt 27, 32).

Así, sin arte ni parte, Simón se metió para siempre en la historia de la historia más histórica: la pasión, muerte y resurrección de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre.

Una antiquísima tradición narra que, abierto a la gracia, recibió el don de la conversión y fue bautizado en la fe de los que estaban en “el camino”. Así se denominaba inicialmente a los seguidores de Jesús.

Por entonces, una encarnizada persecución se lanzó contra los cristianos. Simón cayó en la redada. Fue llevado a juicio. Tuvo que testimoniar su fe en el nombre cristiano y lo hizo con valentía.

–Simón de Cirene, prefieres entonces las muerte que renegar de ese nazareno.

–Prefiero la muerte que renegar de mi Salvador.

–Pues si así lo quieres, así lo tendrás.

Y Simón fue sentenciado a morir.

–Por cierto, ¿no fuiste tú quien ayudó a llevar la cruz a ese condenado? –interrogó el juez.

–Sí, yo fui, aunque indigno –se atrevió a precisar Simón.

–Pues te condeno a su misma pasión y en el mismo lugar.

Simón fue flagelado y obligado a llevar la cruz hasta el lugar del suplicio. El camino hacia el glorioso martirio y la eterna felicidad se le hacía eterno. Exhausto, sucumbía ante el peso del madero. Entonces, unas manos aliviaron su carga. Simón levantó la mirada y con emoción susurró:

–¡Jesús, Maestro, has venido!

–Tenía que hacerlo, Simón; tú me socorriste cuando yo estaba en aflicción.

Al inicio de la charla el Padre Mateo preguntó: “¿Por qué el cireneo pudo llevar a cabo esta tarea? Porque se dejó ayudar primero por Cristo. Cuando Simón llevaba el madero de Jesús, Jesús a la vez llevaba la carga del cireneo (sus pecados y miserias)”, dijo.

Si nos detenemos a observar la escena que nos relata el Evangelio lo primero que nos imaginamos es que diría el cirineo, por ejemplo: -¿Por qué tengo yo que ayudar a este condenado? .”Simón se haría mil preguntas.”

Simón en realidad estaba forzado a ayudar a llevar la cruz de Jesús. “Esto quiere decir que hasta del sacrificio forzado, sacamos provecho; y cuando ponemos amor y hay sacrificio tenemos todavía más provecho.”

¿Cuándo fracasamos en la vida?

“Cuando hacemos proyectos sin amor por egoísmo, por avaricia, por corrupción, por maldad o por hipocresía ya somos unos fracasados. Aunque el mundo nos aplauda ya somos fracasados como personas. Pero cuando ponemos amor en los proyectos y los proyectos salen frustrados, nosotros salimos victoriosos. Porque para el mundo la peor derrota es la cruz y sin embargo esa derrota es nuestra salvación. Simón era un sanador herido, al principio solo se fijó en sus propios intereses, pero luego su mundo interior se transformó.”

Lo primero que hay que hacer en el momento de un conflicto o de una herida es ir al interior de cada uno y dejarnos encontrar por Jesús.

Tener la humildad de pedir ayuda

“Hay que dejarnos ayudar. Tenemos el ejemplo de Jesús. Estamos invitados a responder como Jesús lo hizo. Hay que dejar que diversos cireneos se involucren en nuestra vida.”

Muchos cireneos nos han ayudado con gusto, otros forzados, otros mandados. Por eso es importante estar abiertos al cambio.

Para tener un cireneo en nuestra vida tenemos que ser muy humildes. Muchas veces no nos dejamos ayudar. La humildad es la torre donde se ven todas las verdades (Santa Teresa de Jesús).

 

Te invitamos a escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.