22/04/2025 – El padre Fernando Cervera, sacerdote jesuita con amplia experiencia en prevención y asistencia de las adicciones, abordó el tema de la vulnerabilidad que presentan niños y adolescentes, y el riesgo de caer en adicciones debido a esto. “Hemos victimizado a los adolescentes en cuanto al consumo de sustancias tóxicas porque la mayoría de las veces la adicción comienza a esa edad. Pueden ser experiencias de consumo abusiva o episódicas. Pero también hay que tener en cuenta a los infantes porque todos nacemos y vamos experimentando el ser persona desde el vientre materno. De niños todo lo aprendemos de los demás, necesitamos el acercamiento de otra persona que nos calme, nos alimente, nos limpie, nos hable, nos transmita emociones o nos mire. Es que no podemos vivir si no tenemos estas experiencias. Un niño que no es estimulado se va a morir. Todo ser humano tiene esta necesidad desde que nace de tomar contacto con otra persona, que es estimulante y cuidadoso”, matizó Cervera.
“Si un niño no tiene estas posibilidades ya presenta factores de riesgo en las adicciones porque serán formas de no poder salir de las angustias, de no saber cómo manejar las situaciones emocionalmente. Si de niños tenemos carencias en las posibilidades emocionales que tenemos, comenzamos a tener déficits. Significa que esto afecta a niños que no son mirados, que no tienen límites claros en su casa, que los problemas adultos no están resueltos por los mismos adultos (papá y mamá). El contacto con otros niños es importante, no solo por la sociabilidad sino por la capacidad de intercambiar juegos que le permite mediar su capacidad simbolizadora. Los pequeños necesitan tener miradas que se interesen por ellos. Los niños son los primeros en sufrir las carencias de las familias a la hora de hablar con ellos y esto queda plasmado en la forma en que se manifiesta el lenguaje”, indicó el especialista.
Los niños muchas veces tienen sueños aterradores, pesadillas, donde no entienden lo que les pasa y se angustian mucho. A veces los adultos no nos damos cuenta que los conflictos para los niños son fundamentales. Tenemos muchas veces una infancia expuesta a la falta de recursos interiores o la dificultad para poder identificar referentes y poder aferrarse a ellos. Hoy se adelante en tiempo la experiencia adolescente, sumado a que la niñez se reduce en cuanto a las posibilidades. El contacto social con la tecnología e internet es un mundo exuberante que excede las posibilidades de procesamiento informativo de un niño. Y en medio de esto aparece el bullyng, que es un fenómeno muy riesgoso porque los niños no tienen manera de asimilarlo.