Asunción de la Virgen María

martes, 17 de agosto de 2010
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El evangelio nos enseña a amar como Jesús amó y nos pide que amemos también nosotros hasta el extremo. ¿Se acuerdan de aquella parte en la sagrada escritura donde el evangelista dice habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo los amó hasta el fin, hasta el extremo” es decir hasta que no pudo más. Dio todo lo que tenía el Señor. Pero hoy es imposible lograr eso con nuestras propias fuerzas. Nuestros sentimientos, nuestras necesidades nos llevan a estar siempre pendientes de nosotros mismos, pensando en nuestros propios intereses. Solo el Espíritu Santo puede sacarnos afuera de nosotros mismos para dar la vida por los hermanos si es necesario. Solo el Espíritu Santo puede darnos esa capacidad tan bella. Así lo vemos en el martirio en el día de hoy de San Maximiliano Kolbe, así lo celebramos los cristianos. En los campos de concentración no solo murieron muchos hermanos judíos, también fueron sacrificados por los nazis algunos cristianos entre ellos el sacerdote Maximiliano Kolbe quien entregó su vida a cambio de la de un sargento al que iban a matar. Sabiendo que este tenía 5 hijos se ofreció él en su lugar. Fue el último en morir de hambre y sed

Hoy leemos el evangelio de San Lucas cap. 1 Para esta fiesta de la Asunción la iglesia a preparado este texto de la Sagrada Escritura del que podemos también sacar muchas cosas lindas que impresionan nuestra alma y nos ayuden a comprender el misterio de nuestra vocación. En este capítulo es donde la Virgen va a visitar a su prima Isabel. Es desde el vers. 39 al 56. “En aquellos días María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá, entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María el niño saltó de alegría en su seno e Isabel, llena del Espíritu Santo exclamó “tú eres bendita entre todas las mujeres, bendito es el fruto de tu vientre ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo el niño saltó de alegría en mi seno, feliz de Ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor” María dijo entonces

“Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se estremece de gozo en Dios mi salvador porque El miró la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz porque el todo poderoso ha hecho en mi, grandes cosas. Su nombre es santo, su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón, derribó a los poderosos de sus tronos y enalteció a los humildes, colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías socorrió a Israel su servidor acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa. Que hermosas palabras en esta mañana. Es la previa ala celebración de la Asunción mañana domingo. Hace ya unos cuantos años, por 1950 el Papa Pio XII, un primero de noviembre, día de todos los Santos proclamó el dogma de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María

Dice el catecismo en el Nº 966, “hablando de la Asunción de la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra fue llevada a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo para ser conformada más plenamente a su hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte” La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la resurrección de su hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos y en la liturgia Bizantina nos deja este viejo tropario de la fiesta que llamaban la dormisión porque consideraban que María no muere sino que se duerme y es llevada al cielo y dice así “En tu parto has conservado la virginidad, en tu dormisión no has abandonado el mundo oh Madre de Dios. Tu te has reunido con la fuente de la vida, tu que concebiste el Dios vivo y que con tus oraciones librarás nuestras almas de la muerte” Que lindo ¿no?

Por eso celebramos la fiesta de la Asunción en este domingo, para reunirnos los cristianos y poder reconocer esta verdad de fe y a la luz de esta verdad, que no es nada extraño lo que la iglesia proclama porque en definitiva lo que el Señor ha venido a dejarnos es un claro signo de lo que también quiere hacer con cada uno de nosotros ya que todos estamos llamados a ser partícipes en plenitud de la gloria del Señor, también con nuestra condición corporal ya que también nuestro cuerpo es un don de Dios y los dones de Dios nunca se pierden, nunca se pierde lo que Dios ha creado. Nuestro cuerpo también lo creo Dios, no solo nuestro padre y nuestra madre con los elementos humanos sino que la misericordia y la providencia de Dios creador que también nos llamaba para que fuéramos sus hijos posteriormente, esa providencia nos creó también corporalmente. La persona es un solo ser, su cuerpo y su dimensión espiritual y si bien con la muerte se separa el cuerpo de lo espiritual sin embargo el espíritu va a clamar por su corporeidad.

El hecho de Jesús resucitado, el hecho de la Asunción de María al cielo en cuerpo y alma, plenamente, con todas sus dimensiones es un anticipo de lo que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros. Me hace pensar a mí desde esta luz, desde esta mirada de la fiesta de la Asunción y me llena de fortaleza pensar que también mi condición temporal va a ser partícipe de la gloria de Dios. Que gran misterio este. Uno se pregunta ¿y como va a suceder todo esto? Realmente no está en nuestras manos poder definirlo pero sí poder creer que el Señor va a realizar este designio indefectiblemente y que Dios no quiere que se pierda nada de lo que con tanto amor ha hecho con su corazón y con sus manos desde su comunión intratrinitaria porque el Padre ha creado todo de la nada desde su comunión íntima del Padre, del Hijo y del Espíritu y nos ha llamado también en nuestra corporeidad a ser partícipes definitivos de su gloria. María es esa realidad que ya se está viviendo, por eso lo nuestro está lleno de esperanza

Por eso también cuidamos nuestra corporeidad, nuestra temporalidad, nuestra terranilidad sabiendo que el Señor también quiere hacer partícipe de su gloria todo esto que nosotros sufrimos y gozamos todos los días de nuestra vida. Nosotros aceptamos que Dios nos invita a través de su iglesia, a creer para terminar de comprender el designio de Dios sobre nuestra vida. Yo me veo tan imperfecto, tan defectuoso, tan cambiante, tan inestable. Así somos los seres humanos. Un día estamos enfermos, con un ataque de hígado, se nos cae el pelo, estamos nerviosos, nos embroncamos. Derramamos bronca al hermano, le cuereamos, hablamos mal del otro, no queremos hacer el trabajo, mentimos. Tantas cosas locas que tenemos y a veces andamos de diez, pareciera que tenemos el cielo dentro del corazón, como si no necesitáramos de Dios ni de nadie. Sin embargo somos tan frágiles, tan vulnerables y por eso mismo tan perfectibles. Esa es la primer mirada que se me ocurrió en la meditación de esta palabra a la luz de la fiesta de la Asunción de María.

Ella ha sido una criatura llena del Espíritu Santo que fue liberada del pecado en atención a la misión que el Padre le encomendaba que era la maternidad del Hijo de Dios. Como enseña la tradición cristiana no podía ser de otra manera, que Cristo naciera del seno de una madre virgen y sin el pecado. Y la virginidad más que un hecho biológico en María ciertamente es un signo muy impresionante, un signo de cómo Dios obra en la historia humana. Se me ocurría esto de lo perfectible. Ella llena del Espíritu Santo, sin embargo fue creciendo y ustedes saben que hasta Jesús fue creciendo en cuanto que su divinidad se iba manifestando en su condición humana ya que la persona humana de Cristo no era una persona humana como la nuestra, era una persona divina porque era hijo de Dios, nunca dejó de ser el hijo de Dios y cuando se hizo hombre, toda esa condición humana, toda esa realidad humana se apoyaba en esa persona divina.

Pero esa persona divina de Jesús no se manifestó de lleno, de una sola vez en la humanidad sino que fue como respetuosa y progresivamente fue diciéndole Jesús, el hijo de Dios a su condición humana, a su hombre, a su humanidad fue manifestándole lentamente su verdadera realidad oculta. Como dice la escritura, “crecía en sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres” Fíjense con que expresión tan singular de la Sagrada Escritura muestra el humanismo y la realidad concreta de Jesús. A lo largo de la historia hubo gente que pensó que la humanidad de Jesús era como un fantasma y entonces les costaba entender esta verdad de Jesús. Creo que este misterio de Jesús es lindo porque sabemos que en su humanidad también fue creciendo y también se le fue manifestando. Pero María no es como Jesús porque es criatura plenamente, es un ser humano como nosotros, lo único que tiene la Virgen, y esto es lo que afirma la iglesia, es que dado que Dios tenía una misión para ella, que fuera la madre de Dios y de la iglesia, entonces la preservó del pecado original con el que todos nacemos

Por eso nadie puede decir que podemos vivir sin la gracia de Dios. Pero María tampoco porque aunque no tuviera pecado eso no quiere decir que no necesitara de la gracia, al contrario, solo quiere decir que nunca fue dañada la obra original de Dios en María. Ella es como una reserva que Dios se hizo en la historia del mundo, de lo temporal, una reserva de su creación original así que digamos, más bien, que encontramos un poco el volver, el re-vivir la vida de Dios en cada uno de nosotros. Ese ha sido el plan de Dios para ella. Pero en ella, de todos modos, fue creciendo la gracia. Llena de gracia, el saludo del ángel, yo te saludo, llena de gracia, el Señor está con vos. María se sorprendió, aquel saludo la llenó de la presencia de Dios, se le llenó el corazón del Espíritu y  fue corriendo entonces, hacia la montaña de Judá a visitar a su prima Isabel, como es el relato que hemos escuchado hoy. Decíamos, María y vos y yo somos ese ser perfectible que Dios ama. Es algo que se va haciendo que se va logrando en nuestra vida

Es algo que se va logrando con mucha paciencia en María parejito ¿sabes? Fue manso, tranquilo, tuvo poco trabajo, porque todo lo que Dios quería Ella se lo permitía. María, al no estar herida por el pecado, tenía esta facultad y esta mirada. Nosotros por más que nos afanemos nunca vamos a ser como ella, no porque ella sea extraordinaria en sí misma sino porque Dios tuvo un amor extraordinario para con ella. Desde que la liberó del pecado hasta que la acompañó toda la vida. Yo se que María nunca cometió pecado en su corazón, siempre le dijo que si al Señor así que lo perfectible en María es esa madurez y fidelidad según el plan de Dios de un modo constante. En todo María fue fiel, eso es lo lindo de ver en nuestra modelo de fe, aquella que nos anticipa, que nos va ganando en el camino, que llegó antes que nosotros, que nos espera y que nos atrae con su testimonio pero también con su presencia. La palabra de Dios nos la deja hoy como aquella que, escuchando a Dios, obedece. Fíjense ustedes como María tiene esa prontitud

Dice la palabra “María partió y fue sin demora” esa palabrita me gusta mucho, sin demora es decir rapidito, como no perdiendo tiempo en nada. El objetivo está claro. Dios se le ha manifestado y ella es una mujer de escuchar el querer de Dios y de hacerlo enseguida. Eso es lo que me gusta de María, una mujer tan dispuesta, tan alegre con esa fragilidad, esa frescura que tiene para ir haciendo lo que Dios le indique porque fue como una sugerencia “tu prima Isabel, a pesar de su vejez ha concebido un hijo, la que era considerada estéril esta en su sexto mes de embarazo” María dijo “yo soy la servidora del Señor” y el ángel se alejó, ya no tenía mas nada que hacer el ángel. El Espíritu seguía obrando en la docilidad del corazón de María. Y esa docilidad le da prontitud. Fíjense como el que escucha y acepta a Dios en su corazón, adquiere como una especie de libertad, urgencia y agilidad para ese servicio, para ir allí donde Dios lo manda. A veces la gente se pregunta ¿y que quiere Dios de mí? Yo no se lo que Dios me está pidiendo en este momento de la vida

Cuantas veces nos preguntamos y esperamos como que Dios nos hable claro. Quizás lo que hay que hacer es que haya claridad en nuestra escucha. Hay que estar dispuesto a que Dios nos diga y estar dispuesto a aceptar lo que Dios nos manifieste, no tener miedo de que Dios me sorprenda con su noticia, de que Dios me de su anuncio. El corazón del creyente tiene que ser como el de María, alguien que acogiendo la claridad de la voluntad de Dios con sencillez de corazón nos permite actuar con docilidad e ir donde Dios nos pida. Que bueno que seamos perfectibles, aprender a ser más dóciles, estar más atentos, más prontos y ser más ligeros para cumplir con la voluntad de Dios. Que lindo modelo y testimonio nos deja María como mujer de fe, la que escucha, la que obedece y la que corre con urgencia al servicio. “Este es un día especial para reencontrarnos con nuestra mamá, nuestra santa, nuestro modelo, la que aquí en la tierra fue nuestra jefa, reina y madre. Veremos la gloria de María, reina del cielo y de la tierra

Y la veremos rodeada sobre todo de los que la han amado de manera especial. También nosotros, como una pequeña María, nos veremos rodeados de los que con nuestro sacrificio, con nuestra pequeña sangre unida a la de María y a la de Jesús, con nuestras palabras, con nuestras oraciones habremos ayudado para que fueran al paraíso”. Palabras de Chiara Lubi. Es bueno que nosotros tengamos este gesto de la Visitación para esta fiesta de la Asunción. Nuestra asunción, el ser elevado también es nuestra desición de encaminar los pasos en lo concreto de nuestra vida diaria. ¿Cómo crecemos nosotros, como nos hacemos perfectibles? En la medida en que nos animamos a retomar nuestro camino, en la medida en que vamos como saliendo de nosotros mismos. Ustedes vieron que en muchos lugares, hoteles, aeropuertos, hay una palabra, exit o sea salida. Esta expresión la quiero usar como para compartir esta fiesta en torno a la Asunción de María. El Señor nos llama también, no solo quiere elevarnos sino que nos invita a que nosotros aceptemos la invitación a ser elevados.

Es decir aceptar el llamado es aceptar escuchar lo que Dios quiere de nosotros y poner nuestra vida al servicio donde Dios nos pide. ¿Dónde te estará pidiendo el Señor que pongas tu vida en este tiempo? Quizás a veces uno por ahí no está queriendo escucharlo lo que es necesario escuchar, no aceptar lo que es necesario aceptar o sea enfrentarse con las cosas como son y quizás le pedimos y le rezamos a Dios muchas veces y esperamos como milagros de Dios y cuanto menos queremos hacer la voluntad de Dios y más queremos hacer la nuestra por más que recemos en definitiva nunca se va a cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida, nunca va a haber un crecimiento, nunca aceptaremos nuestra condición de perfectibles, es como que queremos instalar y frenar aquel camino y traer todas las realidades a nuestro capricho, a nuestra medida, a nuestra manera, a nuestro entender y querer. Por eso digo que lindo ver que la palabra de Dios nos indica como podemos vivir la fiesta de la Asunción, aceptando, asumiendo lo que Dios me pide hoy para mi vida

La vida se hace y se crece en ella en la medida que somos capaces de salir de nosotros mismos y eso es el amor justamente, eso es la caridad, algo que se difunde, algo que se expande, algo que sale de sí, algo que necesita involucrarse con las otras cosas, algo que necesita llevar ese mensaje, esa calidez que tiene. Así también María, escuchando el llamado del Señor, es como que no se lo quiere guardar en sí misma pero lo encauza no en lo que le gusta sino en lo que Dios le indica. Y Dios le indicó que tenía que ir a visitar a su prima Isabel por eso esa premura que la hace fresca a la Virgen como una flor recién arrancada del Jardín, con todo su aroma. Su premura, su frescura, su fragancia no se la reserva, se hace una flor que lleva su perfume anunciando y despertando la presencia del Espíritu, actuando el Espíritu por su obediencia. La obediencia nos hace poderosos. Así decía también Maximiliano Kolbe, “el que obedece es poderoso, todo lo puede” Que mirada de fe, la certeza de que haciendo lo que Dios nos pide estamos no solo en el buen camino sino que estamos en la máxima eficacia a la que puede llegar nuestra experiencia de vida

Que lindo verla a María escuchando, acatando, asumiendo y dejándose urgir por el Espíritu. Que bueno que nada nos frene allí donde Dios nos muestra su voluntad, que corramos con alegría y prontitud. No perder la vida aislándonos, cerrándonos y creyendo que todo debe ser de una manera como yo pienso sino escuchar. El secreto de la felicidad está en escuchar, en servir, en salir al encuentro de los designios de Dios y nuestro mundo está muy necesitado de nuestro servicio, está muy necesitado de que nosotros aceptemos nuestra condición de perfectibles es decir que aceptamos crecer, aceptamos no instalarnos, no asegurarnos sino dejar que Dios nos dilate y nos vaya llevando por sus designios que son siempre designios de amor. Así como pasó con María, que el Señor tenía un designio para ella, así también lo tiene para vos, para mi, para todos. Miren que Dios ha acariciado este sueño por eso que lindo que nosotros seamos dóciles y tengamos esta premura como María, nos hagamos servidores. Ir al encuentro de las cosas a las que tenemos que ir

Ir con alegría como habrá ido María. Yo me la imagino que iba en el aire, caminando ya también con su embarazo y se encuentra con su prima Isabel en el servicio y allí la fidelidad, la docilidad hacen que se manifieste el Espíritu de Dios también en Isabel y le pegó un salto el Juan en la panza. Como habrá sido ese estremecimiento, fuera de lo común, de lo que es un movimiento del niño que a Isabel se le despertó la fe en la mirada sobrenatural. “Quien soy yo para que la Madre de mi Señor venga a visitarme” Toda una profecía, una manifestación, una mirada, una revelación, “apenas oyó el saludo el niño saltó en mi seno, feliz de vos por haber creído” La declara mujer de la fe. Que linda esta mirada que nos deja Isabel, ¿Cómo la ve Isabel a María? La ve llena de fe, la ve bendecida y se admira porque la fe de María le despertó también la fe a ella. Que lindo en esta fiesta María despertándonos a una fe que se traduzca también en nosotros en servicio alegre y festivo

María es la mujer del servicio y va embarazada a brindar ese servicio, va llevando la vida y despertando la vida y canta el Magnificat, la acción de gracias, la alabanza. Yo escribí una expresión “el corazón humilde canta libre” para mí eso es María. Es decir, no se reserva, no se aguanta lo que se ama, no se aguanta la felicidad, no se aguanta el amor, se transforma en la energía que da vitalidad a las personas. A veces nos preguntamos y en la vida también nos damos cuenta cuando alguien ama, se percibe y cuando alguien no ama que vacio, que indiferencia, que frialdad, que cantidad de situaciones de no darse cuenta, no preguntar, no hay interés, no hay motivación. Realmente la falta del amor que mal que hace. A veces no hay agresividad en un ambiente, en una relación, no hay malos tratos, no hay nada pero hay un desamor tremendo y es muy feo eso. Pero cuando hay amor aunque haya mucha simplicidad, aunque haya poca cosa todo está como renovándose. El amor recupera lo esencial, recupera la persona.

Por eso María, movida del amor y del Espíritu va a despertar la dignidad de Isabel, la misión que ella tiene que es la de dar a luz al precursor. Fíjense que cosa importante, como el Espíritu va conduciendo a los espíritus que le son dóciles y los va haciendo servidores y recuperadores de dignidad. Este canto del Magnificat ustedes saben que está inspirado en el canto de Ana que era la madre del profeta Samuel. Ustedes toman el primer libro de Samuel el cap. 2 allí tienen algunas expresiones que usa la Virgen en el Magnificat y este canto celebra la misericordia de Dios hacia los pobres y los humildes así como también su poder y su fidelidad a las promesas que ya había hecho a los profetas. Entonces que lindo ver esta inspiración, como el Espíritu es el mismo el que hace recitar a Ana allá en el Antiguo Testamento ahora a María en el Nuevo Testamento. La mujer de la gratitud, María dice la respuesta a todo lo que le dice Isabel movida por el Espíritu pero también nos lo dice a todos nosotros

Que riqueza tiene este texto de la palabra de Dios “mi alma canta la grandeza del Señor” reconocer que el Señor es grande y esto la va a definir y la va a hacer caminar toda su vida hasta su Asunción desde esta vivencia, desde esta percepción, desde esta realidad que ella percibe. Ve que Dios ha sido grande con ella, el Señor es lo más grande, el Señor es mi luz y mi salvación, dirá el salmo, ante quien temblaré, que tengo que temer si el Señor es mi luz y mi salvación, grande es el Señor, mi espíritu se estremece de gozo en Dios porque reconoce la presencia del Espíritu, está llena de la gracia María, llena del Espíritu Santo y en humildad reconoce la acción de Dios, reconoce que todo es gracia en su vida. Igual nosotros, todo el bien que podemos hacer, las co9sas lindas que nos suceden no es solo porque nosotros trabajemos, nos esmeremos sino porque Dios nos ama, porque en la vida todo es gracia. Tenemos que darnos cuenta de esto, cuanta alegría tenemos cuando hacemos un bien a otro, eso es una gracia.

Cuanta alegría tiene y cuanta paz experimenta el corazón cuando sabe aceptar con resignación y con verdadera paciencia una dificultad, cuando sabe darle el tiempo a las cosas. Se dan cuenta que confiando en Dios el Señor va a hacer sus cosas y lo que puede ser un problema se transforma en una experiencia de paz. Todo es gracia en la vida porque Dios ha mirado la pequeñez nuestra. Igual que a María a nosotros también el Señor mira, tiene misericordia de nosotros. Si María canta este himno de alabanza, de gratitud, de reconocimiento cuanto más nosotros que somos incalculablemente menos dignos que María. Si ella, con toda la liberación del pecado, nunca tuvo nunca un pecado, ella agradó a Dios siempre y pudo decir esto, cuanto más nosotros indignos. Como tenemos que crecer en la humildad, ascender que significa abajarnos al cumplimiento de la voluntad de Dios, abajarnos al reconocimiento de la acción de la gracia en mi vida. ¿Te estás dando cuenta, te has puesto a pensar cuanto está obrando ahora Dios en tu vida?

Capaz que te olvidaste de pensar esto o que estás muy absorto, muy preocupado, muy angustiado,  pero ¿te has puesto a pensar que todo lo que te pasa es providencia y que todo es gracia y que el Señor está allí en cada paso tuyo? ¿No habrá que despertar reconocimiento de un corazón que se haga más humilde? Reconocimiento, gratitud y alabanza a Dios como lo hizo María. Quiero darle las gracias a Dios por el amor que me manifiesta en su mamá María que ahora es también mi mamá. Me despido con parte de unos escritos de Chiara “esa criatura imaginada en los abismos misteriosos de la Trinidad y a nosotros dar, era María, de ella no se habla, de ella se canta, en ella no se piensa a ella se la invoca, no es objeto de estudio sino de poesía. Los más grandes genios del universo han puesto el pincel y la pluma a su servicio. Si Jesús encarna al Verbo, la luz, la razón, ella es la personificación del arte, de la belleza y del amor, obra maestra del creador, María, por quien el Espíritu Santo ha echado mano a toda su inventiva, ha volcado muchas de sus inspiraciones, hermosa María. De ella nunca se dirá lo suficiente”

                                                                                              Padre Mario José Taborda