Bienaventurados aquéllos que han sido perseguidos por causa de la justicia

jueves, 25 de abril de 2019
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25-04-19.-

En aquellos días y en aquel tiempo, haré brotar para David un germen justo, y él practicara la justicia y el derecho en el país. En aquellos días, estará a salvo Judá y Jerusalén habitara segura. Y la llamaran así: “el señor es nuestra justicia”

Jer 33, 15-16

El profeta Jeremías nos anuncia que el Mesías practicara la justicia y el derecho en el país, en nuestro país, en la Patria. Según nos enseñan los Obispos en el documento de Líneas Pastorales para una nueva Evangelización, clama por una justicia largamente esperada.

La Argentinidad clama por Justicia, y esta demorada. Deseamos la celebración, de estos días, haga llegar al cielo desde el clamor martirial de Enrique, de Carlos, de Gabriel y Wenceslao el sentir de todo un pueblo que pide justicia.  Dios, nos  regala en el testimonio de estos cuatro testigos el modo como tenemos que aprender a recorrer los caminos de clamor existencial por la justicia para que el cielo se arrime a lo nuestro y cambie el rumbo de la historia hacia donde Dios la pensó, la soñó y la quiso. Hacia el compartir fraterno en donde a nadie falte lo necesario y todos tengamos para vivir dignamente.

Nosotros hacemos eco en el corazón de los argentinos a través de la señal humilde y sencilla de María que se expande por toda la patria de ese clamor que es sangre, que es vida ofrecida entregada con amor en paz por la verdad y por la justicia. Y lo hacemos desde una mirada esperanzadora, esa que nos regala Enrique Angelelli, Carlos de Dios, Gabriel y Wenceslao en su compromiso, en su amasar la historia al lado de los que más sufren, de los mas pobres, los más débiles y hacerse uno pan con ellos. Y amasar el pan es mucho más que descargar las energías sobre la masa para ablandar o para moldear esa mezcla de agua, harina con un poquito de grasa y poquito de sal. Es mucho más que juntar las partes. Es eso, amasarla con amor, con cariño y con fuerza. Con firmeza y al mismo tiempo con esperanza de que eso que está allí amasándose fraguado por el calor del amor de Dios va a ser alimentos para otros. Cuando el pastor se pone al lado de su pueblo, y se siente amasado por el pueblo. Se siente igualmente integrado para ser uno con el pueblo, mientras Dios entre sus manos va moldeando en esa masa popular su rostro auténtico de ser pan de vida. El pastor se sabe muriendo, se sabe entregándose y ésta es la experiencia que desde aquí recibimos de Enrique que ha sido un pastor que ha sabido dejarse amasar por Dios.

 

En este día la Catequesis junto a nuestro Director, el padre Javier Soteras, se emitió desde la Iglesia Niño Jesús en Barrio Schincal en La Rioja