06/09/2017 – Los celos son componentes que están presentes en la mayoría de las personas que comienzan una relación sentimental. Pero…¿qué pasa cuando esos celos se vuelven patológicos?
Titi y Gustavo Montenegro, miembros de Retrouvaille, programa de ayuda a parejas en crisis, abordaron este tema en el “Hoy puede ser”, junto a su hija Claudia Montenegro, licenciada en psicología.
“Cuando los celos son naturales pueden incluso hasta sumar sentimientos positivos. Ahora, si el otro es considerado una posesión o un patrimonio propio, comienzan los problemas”, comentó Gustavo.
Los celos excesivos son aprendidos en la familia de origen y aplicados luego, en la pareja propia de forma autoritaria. “Si el otro acepta ese modo de relación puede ser perjudicial”, explica Gustavo.
Claudia definió desde la psicología a las personas que padecen celotipia: “Son muy inseguras, tienen baja autoestima y mucho miedo de perder a su ser amado. Viven nerviosas, ansiosas y angustiadas y llegan a cambiar su percepción de la realidad. Los celos pueden ser delirantes, compulsivos generando una persecución sin límites”.
Por otro lado, “la persona celada se siente atrapada, sometida, acosada, obligada a dar explicaciones de todo lo que hace. Esto se convierte en una tortura transformándose en algo más parecido al horror que al amor”, agregó Titi.
Muchas veces, los celos tienen fundamento y otras no. En el caso de que lo tengan y se haya producido una infidelidad real, se produce una herida a la confianza. “Si eso sucede, hay que sacar en limpio lo sucedido en la relación e intentar solucionarlo. El que comente la infidelidad carga con la culpa, con el error. El otro carga con la herida, con la traición. Entra en juego la decisión de amar y la decisión de confiar, y el tener el deseo de hacerlo para salir adelante”, afirmó Gustavo.
“Como creyentes, cuando suceden cosas así, creemos que todo es posible desde la Gracia de Dios. La oración es muy importante en el matrimonio. Con Dios en el medio todo es posible”, finalizó Titi.
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