Con su sangre, Jesús nos transmite la vida eterna y crea lazos de comunión

miércoles, 30 de mayo de 2018
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30/05/2018 – Como cada martes, María Gloria Ladislao elige un simbolismo bíblico sobre el cual reflexionar y en ese sentido eligió el de la sangre. Ladislao indicó en primer lugar que “directamente asociada a la vida, la sangre nos habla de energía y comunión. Todos los pueblos religiosos conocían los rituales con sangre, expresión del misterio de la vida. Y también Jesús, al dar su sangre, nos transmite la vida eterna y crea lazos de comunión”.

La biblista manifestó que “en la antigua cultura semita había un concepto animista de la sangre. Es decir, se consideraba que en la sangre estaba el alma, el principio animador de los seres vivientes. Por esto, encontramos diversos tipos de rituales que se hacen empleando sangre, ya que se considera que la sangre es eficaz, es poderosa. Este es el antecedente del ritual que se hacía con la sangre del cordero pascual marcando las casas, en el Éxodo. La práctica se corresponde con sacrificios que hacían los pastores nómades al llegar la primavera, pintando los tientos de sus carpas con sangre de animales para ahuyentar los malos espíritus”.

Además, Ladislao dijo que “el poder de la vida que se manifiesta en la sangre hace que ésta llegue a ser un tabú: algo sagrado que, por la fuerza misteriosa que lleva, se convierte en sagrado e intocable. De allí las prohibición de entrar en contacto con la sangre y las reparaciones que se exigían en caso de cometer tal impureza en el Antiguo Testamento”.

Finalmente, la especialista aseguró que “cuando pronunció las palabras´beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados`, Jesús recupera y resignifica el vino-sangre de la Alianza. También recupera y resignifica la sangre que alcanza el perdón y el vino de fiesta, el que beberemos con el Señor en el Reino”.