Convertidos a la luz

martes, 7 de enero de 2014
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Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea.Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí,para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías:

¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.

A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca".

Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente. Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.

                                                                                                               Mateo 4,12-17.23-25

 

07/01/2014 – En la catequesis del día de hoy el padre Roberto Álvarez comenzó el compartir de la mañana con la siguiente oración:

 

Alumbrame buen Jesús con la claridad de tu luz,
quita de mi vida toda oscuridad para que pueda
ser tesimonio de la verdad que viene de vos.

Refrena en mi toda divagación y quita de mí
toda tentacion que hace fuerza en toda mi vida
y me impide entregarme totalmenta a vos.

Pelea fuerte por mí.
Ayudame a vencer los antivalores que impiden
que tenga encendinda la luz de tu amor.

Que la abundancia de ese amor permita que
te alabe siempre y tenga una conciena limpia.

Envía tu luz y tu verdad para que luzcan
sobre la tierra y sea posible tu Reino.

Que yo sea siempre un colaborador incondicional
de esta tarea.

Derrama tu gracias y llena mi corazón con tu amor
para que conociendo profundamente tu palabra
más te ame y te sirva, la ponga en practica para que
produzca fruto bueno y abundante.

Ocupa mi vida con todo lo que sea construir tu Reino
y hacer siempre todo para mayor gloria tuya.

Amén.

 


El pueblo que se hallaba en las tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivian en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.

Actualmente esas regiones oscuras, de muerte, son las situaciones, tanto en lo personal como en lo comunitario, en donde las cosas no son como Dios las quiere. Y es allí en donde Dios viene a proponernos convertirnos a la luz.

Muchas veces cuando nombramos la palabra conversión inmediantamente pensamos en ascetismo, sacrificio, penitencia y tal vez eso nos genera resistencia. Tal vez, en este tiempo, nos toca darnos cuenta que no debemos encender la luz sino solo acercarnos a ella. Quizas convertirse en esta clave que Jesús nos propone tenga que ver con volver a las raíces, recuperar nuestra identidad más profunda que tiene que ver con estar vueltos a Jesús.

Ésta luz brilla desde Belén hasta el fin de los tiempos, no importa que hagas o dejes de hacer, la luz seguirá brillando. Y desde allí, es él quien nos dice “acercáte y aprendé a vivir de una vida más humana. Dejá que la gracia vaya sanando tu vida.” 

El evangelio de hoy también nos dice “El Reino de los cielos estla cerca” y ese reino es Jesús, es esa luz encendida que nos llama a estar cerca y caminar hacia él.


Tal vez te sirva para seguir reflexionando: Cuando las cosas no son como Dios quiere, si soy parte de un pueblo que vive en tinieblas, si hay cosas de mi vida cotidiana que permanecen en la oscuridad ¿Cómo me convierto a la luz? ¿Cómo salgo de esa sombra?

 

                                                                                                                         Padre Roberto Álvarez