Dios nos ofrece luces para recibir el don de la Fe

sábado, 14 de enero de 2012
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Buen día para todos hoy es viernes 30 de diciembre del 2011, para nosotros es el último día del año de nuestra catequesis. Un año de lleno de gracias y bendiciones para este espacio, el año que viene vamos a trabajar el catecismo de la Iglesia Católica según lo ha pedido nuestro Papa Benedicto XVI.

Quisiera en esta mañana tomar registro de alguna enseñanza que haya tenido un valor distinto en tu camino, en los Ejercicios, los sacramentos, las virtudes teologales y cardinales, cuál de todas la enseñanzas que compartimos este año te significó importante, te trajo luz, te reavivó el corazón, ayudó a tu camino? Sería como ir recogiendo en el corazón todo lo lindo que el Señor nos regaló.

Mientras vamos cerrando el año con memoria agradecida, con las cosas lindas que Dios nos regaló en este espacio, nosotros nos abrimos al que viene compartiendo el don de la fe como un lanzamiento del 2011 al 2012.

 

Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo (el mellizo), no estaba con ellos cuando Jesús vino. Entonces los otros discípulos le decían: ¡Hemos visto al Señor! Pero él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no creeré. Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez dentro, y Tomás con ellos. Y estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron. Palabra de Dios.

 

Dios nos ofrece mil pequeñas luces para recibir el don de la fe.

 

Hemos escuchado más de una vez, frases como la siguiente: "no tengo fe", "reconozco que es hermoso creer, incluso a veces siento algo de envidia cuando veo que otros creen, pero a mí Dios no me ha dado ese don" no es el caso ahora de indagar la trayectoria de un corazón que ha llegado a concluir que Dios no le ha dado el don de la fe.

La historia de cada uno de nosotros es muy particular, las convicciones se van construyendo sobre la experiencia, reflexión, momentos buenos, momentos malos, al final quedan fijadas ciertas ideas fundamentales que resultan difícilmente modificables. Si, pero podrían cambiar o ser difícilmente modificables como la frase de quien dice "Dios no me ha dado el don de la fe" el punto es cómo ayudar a quién al lado nuestro se muestra así, escéptico, y al mismo tiempo reconociendo que no se puede creer por propia voluntad si uno no es invitado a dar un paso de quien llama desde el amor a vincularnos con él. Cómo ayudar a una persona que dice no tener este don para que pueda algún día recibirlo. Podríamos al principio recordar lo que significa esto de don, la palabra don indica algo que se recibe sin más, como un regalo, como una señal de cariño, de amor que alguien nos ofrece, por lo tanto el creer está muy vinculado a un acto de amor. De alguna manera para el que se suma a la fe, hace un paso de adhesión a una llamada que recibe lo que está recibiendo ante todo es una presencia de amor. Por lo tanto disponer a una persona a que pueda recibir una señal creyente es crear las condiciones para que pueda ser  amada, para que se sienta amada. De allí que lo mas importante en el proceso de evangelización está concentrado en el hecho promocional, cuando nosotros bajo el interés de que el otro pueda encontrarse con el regalo más importante que pueda tener en su vida que es la presencia de Dios vivo, lo haga a partir de una experiencia humana de amor que lo habilite para encontrar el AMOR.

 

La fe como regalo es un acto de amor, el más grande de todos los actos de amor, donde Dios, diciéndonos que nos ama con locura hasta entregar su propia vida, nos invita a adherir a él para que podamos tener un vínculo de amistad y de trato en dignidad. Es decir que se acreciente nuestra dignidad a favor del desarrollo de la semejanza en nosotros. La fe como don para ser bienvenida, presupone un ambiente de caridad. Los grandes evangelizadores además de expresar en palabras elocuentes el misterio con el que Dios quiere comunicarse a los hombres para que se abra el corazón, acompañaron ese don de palabra con gestos de amor que prepararon el terreno para que el AMOR sea bienvenido.

 

 

La fe es un don que Dios les da a los creyentes no porque los creyentes tengan méritos sino porque han descubierto y acogido este don como lo que es, algo inmerecido. Entonces lo puede recibir cualquiera y en cualquier momento, sí. Solo que las mejores posiciones ayudan a la mejor bienvenida del don, pero como todo regalo y más en las manos de Dios – con toda la generosidad que de su mano brota – nunca hay un mérito suficiente y una disposición suficiente como para que nos veamos mas habilitados unos que otros para semejante don. Entonces una mala persona, un egoísta, un borracho, un explotador, un cobarde, un mafioso, un mentiroso, pueden recibir este don? claro. Depende de la liberalidad con la que Dios quiera moverse para alcanzar sobre todo aquellos a los que los ojos humanos y también a los ojos divinos son más necesitados de este regalo, mucho más para ellos. Como si Dios tuviera una particular predilección por aquellos que están en peores condiciones, porque Dios se regala más a quien más necesita ser regalado en su don. Esto no nos habilita para portarnos mal aunque el don brilla aún más en el corazón del pecador, en el corazón del que se aleja, del que se pone a la distancia. Cuando uno recorre los pasajes del Evangelio se encuentra con personajes que llaman la atención por su inmoralidad y cómo el Señor con ellos tiene un trato de preferencia, la pecadora pública, Saqueo, en esa mesa de pecadores, de hombre y mujeres que se han perdido del camino, Jesús se sienta para ofrecerles una oportunidad de cambio y posiblemente esto tiene que ver con vos, que justamente ahora enganchaste con esta radio y que sin saber desde el lugar donde estas se produce este encuentro cuando menos te lo esperas y a través de esta enseñanza que estamos compartiendo el Señor te dice, que así como estás, te ama. Que así como peor te sentís en este momento por todas las que hiciste el te ama y viene a tu encuentro para regalarte la gracia de un amor que hace que adhieras a él. No por que seas digno o merecedor de esa presencia sino sencillamente porque él te quiere y quiere ofrecerse en amistad.

El camino de la fe, como don que Dios hace vinculado a la presencia del amor con la que el Señor muestra su rostro, supone un vínculo de amistad. El Señor quiere declararse hoy en amistad con vos, que te sabes inmerecedor de esa presencia amiga que hoy te llega por el ministerio de este servicio radiofónico, donde Dios te dice desde lo profundo del corazón que por encima de todas las cosas que no hiciste bien, en las que adrede hiciste mal, por encima de todo eso el te ama y te considera tan importante que pagó por vos, todos tus males, dejándose clavar en la cruz y morir, sabiendo que mientras él moría, vos hoy recibías la presencia del amor suyo, que te quiere interiormente, que te hace llorar de gozo y de alegría y que sentís que es capaz de cambiarte la vida.

 

 

El camino por el cual Dios sale al encuentro para sacudirte donde el corazón se te endureció y comienza a ablandarlo a fuerza de cariño y de amor viene de la mano de personas, muchos hemos encontrado en casa un testimonio fresco, entusiasta de la presencia de Dios y eso ha resultado natural a nuestro hecho creyente. Desde ese testimonio y con esa ayuda recibimos el don, posiblemente después lo perdimos y cuando el Señor nos salió al encuentro, por algún atajo del camino, eligiendo él la forma de sacudirnos las entrañas, con ese modo tan creativo que Dios tiene de reinventar la historia, volvimos al lugar primero donde las luces de la presencia de Dios comenzaron a encenderse.

A lo mejor para alguno la pequeña luz ha sido un sacerdote, religioso, educador, miles de niños y de jóvenes han encontrado esta luz gracias a miles de personas dedicadas de por vida a decir y explicar, dar testimonio de lo que Dios nos ha dado con la venida de Cristo, entregándose todo por amor. Todas estas luces muestran el alegre don de Dios y nos permiten descubrir la gran verdad. Es posible creer porque dios mismo quiso venir a nuestro encuentro y elije un atajo y un camino por donde salirnos al cruce. Es posible creer porque hay un universo, las plantas, los animales, los hombres, las mujeres con los que vivimos nos muestran la belleza de un Dios padre que nos creo y nos cuida por amor. Esa presencia paterna de Dios cuidando de la vida aún cuando en el plano natural el padre, la madre no lo hicieron como estaban llamados a hacerlos y quedó una deuda en nuestro corazón. Dios vino a pagar esa deuda y nos lo dice claramente, aún cuando tu padre o tu madre te abandonan, yo no te abandonaré, porque sos mi hijo muy querido. Todos tenemos una luz pequeña o grande donde la amistad y la cercanía, la compañía y la presencia de Dios en el viaje de la vida nos asisten y nos viene al encuentro para invitarnos a decir Amén, a adherir a este Dios que a escondidas se muestra cercano en el camino.

 

Lo increíble que este misterio de luz que se enciende por la presencia de Dios que escondido está por detrás acompañando en la vida, ocurre en medio de la oscuridad, la oscuridad del corazón, las dudas, una mala experiencia del pasado empieza a ser iluminada con la ayuda de un testigo que ofrece inicios de respuesta, las que invitan a darle la bienvenida a esta buena noticia y a entrar en contacto con la Iglesia de la cual teníamos una imagen no positiva, no porque hayamos tenido una experiencia negativa o si, empezamos a vincularnos con el cuerpo total de Cristo que en su cabeza ha incorporado a la comunidad eclesial a constituir parte de sí, y nos damos cuenta que no se puede vivir la fe sin la vida de la comunidad, sin los hermanos. De repente un sencillo clima de silencio en una Iglesia cerrada, se constituye en un lugar de bienvenida, el mundo secularizado europeo ha hecho de los templos – tal vez con alguna justa razón – una pieza de museo, con más tiempo me gustaría hablar en otro momento de cómo una pieza de museo representado con una figura determinada de lo religioso, expuesto en una obra arquitectónica merece ser repensada en una nueva cultura, pero lo que se necesita no es que la fe sea un elemento de museo, esto merece todo un tratamiento de cómo lo arquitectónico y lo simbólico tiene que estar adherido a lo esencial de la fe y adaptado a los tiempos que recorren, es el gran desafío del leguaje y de la comunicación del evangelio, pero no quiero detenerme en eso sino en esto. Estas piezas de museo muchas veces para ganar el corazón de los que por allí pasan, turisteando, se aprovechan como un modo de evangelización. Se lleva a turistas a recorrer distintos espacios culturales como estas Iglesias que no guardan un ámbito de fe y en algún espacio se busca un momento de silencio, de reposo, de escucha, de contemplación de lo majestuoso, a la espera de que una gracia contenida en la historia de aquel lugar venga al encuentro simple y sencillo de quien está por allí por otro motivo. Digo esto a razón de que no podemos perder la esperanza a seguir los caminos que Dios quiere hablar, aún aquellos donde parece que Dios no habla mas, donde parece que su voz se ha silenciado porque no supimos adaptar el lenguaje a los tiempos que corren, y lo que sirvió como modo de expresión de la fe en un tiempo, ya no es adecuado a los tiempos que transitan. También allí Dios se puede valer para hablar   como tantas veces lo hizo en la historia de la salvación, o acaso no fue el viejo Simeón el que profetizó sobre el niño, y Ana la hija de Emanuel la que habló de las maravillas de este niño y de su madre.

Es verdad que la Iglesia tiene un gran desafío de adaptar todo su lenguaje a los tiempos nuevos siendo fiel a lo de siempre, sin correrse en nada de la doctrina rica de 2000 años, ponerle un ropaje distinto y adaptar el contenido de la fe por un gesto caritativo pastoral capaz de adaptarlo a los nuevos oídos, a la nueva vista a los nuevos tactos a la nueva manera perceptiva de la realidad con la que los hombres hoy vivimos los tiempos que corren. Es verdad que la Iglesia tiene el desafío de adaptarse a los tiempos nuevos sin correrse en nada de lo de siempre. Toda la doctrina rica de 2000 años, ponerle un ropaje distinto más adaptado a quien pueda comprenderlo por ahora, esa es la gran tarea de la pastoralidad, sin perder contenido de doctrina, adaptar la fe por un gesto caritativo pastoral capaz de adaptarlo a los nuevos oídos, a la nueva vista, a los nuevos olfatos, al nuevo tacto, a la nueva manera perceptiva de la realidad con la que los hombres hoy vivimos los tiempos que corren. Esa es la gran tarea, no solamente de la Iglesia sino que hoy es tiempo de innovar. No se puede innovar desde cualquier lugar, hay que innovar desde la grandeza de espíritu. En la oscuridad, en las sombras de tiempos desconcertantes como los actuales hace falta saber innovar desde una mirada superadora, solamente quienes la tienen  están en capacidad de afrontar los tiempo que vienen y van a poder liderar los tiempos que vendrán bajo el signo de lo bueno, de lo noble, de lo justo, de lo que está vivo en el corazón de la humanidad.

 

Hoy nos encontramos en los recuerdos, en los caminos recorridos este año, para recoger las lindas experiencias y los caminos cruzados por donde Dios nos ha ido al encuentro valiéndose del lenguaje simple, sencillo, fraterno, amigo y de la presencia de María para animarnos a dar pasos en la catequesis para crecer en nuestra fe.

 

 

Realmente este ha sido un año muy rico, muy bello, muy lleno de la presencia del Señor, de un crecimiento grande en el reordenamiento de nuestro proceso al servicio de la tarea que Dios nos confía, un año donde el espíritu de la obra va surgiendo con mayor fuerza y mayor claridad y se nota en los frutos que el Señor recoge de lo mismo que él siembra a través de nosotros y por eso estamos más que agradecidos.

 

El año que viene, un año de mucho trabajo donde la providencia acompañará, el camino que hemos discernido hacia adelante lo va a regalar Dios como siempre lo ha hecho. Un desarrollo importante en lo pastoral con retiros regionales con el encuentro en la formación de la tarea de misión. La apertura nuestra a la misión ad gentes que la comenzamos a construir ahora con nuestro aporte del 5% de todo lo que recibimos de donación para la República Centro Africana, el viaje allí en octubre junto con la que vamos a hacer en el noroeste argentino. Un año muy intenso, María nos acompaña en esta Red mundial para lograr el desarrollo de una nueva humanidad. Que Dios nos permita levantar la copa aún cuando haya dolor, sufrimiento, que entendamos que allí también se puede ser feliz – según el evangelio, los sufridos particularmente celebran, levantemos la copa por lo vivido y ya agradecidos por lo que Dios nos va a regalar en el camino del tiempo que viene.

 

Que tengan un buen comienzo de año con la certeza de que el Señor nos guía, nos acompaña y nos sostiene, la mano de Dios está sobre nosotros, dejemos que nos guíe.