25/08/2020 – Doña Jovita nos acompañó como cada lunes y en esta oportunidad nos trajo el recuerdo de un diálogo con el humorista Luis Landriscina donde compartió, de manera pícara y alegre, recuerdos de los juegos de su infancia:
“Entré a davueltar‘ buscando tener memoria agradecida, pero aquellos que se olvidan de todo… ¡qué van a agradecer si les falla el recuerdo!, comenzó diciendo la abuela de Traslasierra.
“He amanecido con mucha pena por la quemazón que hay, por el fuego que trae tanta tristeza, la destrucción de tanta vida, tanto fulgor: algarrobos, talas, piquillines… ¡todo el arbolito del monte!. Y sin que me gane la pena, regresé sin querer, buscando un recuerdo esencial, a ese diálogo, a esa picardía con Luis Landriscín’ “, confesó.
Además, el entrañable personaje de José Luis Serrano, dijo que “no hay canción de nuestro folclor’, de nuestra música nativa que no hable del monte, de los pájaros, de la vida. Todas las canciones de la tierra son Laudato Si’, hablan de la pobreza y cómo se lucha en la dignidad agradeciendo el entorno, el paisaje…”
“Hablando de arbolito- siguió diciendo Jovita- lo que encontré son unos versos de un arbolito, que la comagre’ La Iguana supo anotar y es “El árbol de los problemas”:
“En un ranchito perdido llegando a Mina Clavero se puede ver un letrero escrito con amarillo, clavao’ en un espinillo “Tomás Benegas Herrero”
A la par del espinillo, está el ranchito blanqueao’, con su enramada y techao’, con las quinchas bien tupidas… y el galpón de la herrería está del otro costao’.
Cuatro horcones bien plantaos’ sujetan cuatro largueros asegurados con cuero. Y arriba un techo de lata tiznado por la fogata de la fragua del herrero.
A cualquier hora del día está el hombre trabajando. Frente a la fragua ablandando el hierro que va a moldear, meta golpear y golpear, nuevas formas le va dando.
De unos hierros retorcidos hace tanta maravilla: rejas de arado, una silla, un tacho pa’ la basura, un brasero, una herradura, una puerta, una parrilla.
Y con tanto que trabaja, gana tan poco el herrero, que pasan días enteros tomando mate cocido, un poco de arroz hervido, mazamorra y pan casero.
Un día pasé en el sulki, por la casa del herrero, llevando huevos caseros pa’ vender en el poblao’, el camino era poceao’ y me metí en un aujero’.
Un elástico del sulki se quebró en el barquinazo. Quise atarlo con el lazo pero al final renuncié y a la herrería rumbié dejando atao’ al picaso.
El hombre hizo en el taller un trabajo muy prolijo, cuando terminó me dijo: “si usted quiere la convido a tomar mate cocido con mi mujer y mis hijos”.
Colgó el delantal de cuero, guardó el fuelle y el martillo. Puso en la vaina el cuchillo y con las manos curtidas callosas y enrojecidas acarició el espinillo.
Cuando el hombre entró en el rancho, la familia lo esperaba. Los hijos se atropellaban queriendo estar a su lao’, había pan recién horneao’ mientras la pava cantaba.
Quedé admirada de ver tanta risa y contentesa en medio de esa pobreza y comprendí que el valor, el trabajo y el amor eran su mayor riqueza.
Cuando salí de la casa le pregunté a don Benegas: “¿Por qué toca cuando llega las ramas del espinillo?” Y el con lenguaje sencillo me dijo de esta manera: “En las puntas de las ramas voy colgando los problemas, las tristezas y las penas…y así podemos reír, y no los hago sufrir trayendo cargas ajenas”
Marta Ferrer “La Iguana” – Versión serrana de un antiguo cuento oriental
Te invitamos a escuchar el audio completo junto a doña Jovita en el audio al inicio de esta nota
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