Padre Diego Fares: la exhortación del Papa y sus claves para un discernimiento evangélico del debate por el aborto

viernes, 15 de junio de 2018
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El Congreso de la Nación, dividido entre las posturas a favor y en contra del aborto. Un lugar y un debate donde resulta difícil aplicar las bienaventuranzas.

Según el sacerdote jesuita mendocino, quien realiza su servicio sacerdotal en Roma, “es como si el papa Francisco hubiera escrito la exhortación ‘Alégrense y exulten’ pensando en la situación argentina”. La mansedumbre y la oración que son necesarias en estos momentos.

 

15/06/2018 – En el ciclo de programas que dedicamos en Radio María para analizar y profundizar en el contenido del documento papal sobre la santidad en el mundo de hoy, el padre Diego Fares SJ aprovechó la enseñanza de Francisco para aplicarla al discernimiento de la situación generada en Argentina por el debate y la media sanción del aborto legal.

“Es como si el Papa hubiera escrito esta exhortación justo pensando en nuestra situación -dijo Fares-. Porque no siempre se ha dado en nuestro país que los cristianos comunes, la ‘clase media de la santidad o de los cristianos’ como dice el Papa, sufra discriminación por un pañuelo verde”, como ha ocurrido en algunos ámbitos sobre todo juveniles y en las redes sociales, en estos días.

El sacerdote jesuita señaló que cosas como estas pasan a diario en otros países, “donde por llevar una cruz hasta degüellan a las personas”. En este sentido, señaló: “Que suframos algo de esto en Argentina, a causa de este nuevo paradigma, es un shock que ojalá que nos lleve a encontrarnos con el Evangelio que Francisco viene predicando en el desierto desde hace años, y resulta que es el que tiene la palabra justa porque la ha rezado y practicado en lo secreto toda su vida y ahora la anuncia como Pastor de todos”.

 

La alegría y la humillación evangélica

Mirando la situación desde las bienaventuranzas, el padre Fares dijo: “La exhortación que se nos formula es a alegrarnos precisamente en un momento como este, en una situación como esta”. Y agregó: “No por perder una votación vamos a perder la paz; en esto estamos muy en paz y mirando y preparando la próxima votación. Estamos en paz porque hemos experimentado que, si todos participamos como ciudadanos y nos involucramos como hemos hecho, la vida política se vuelve verdaderamente democrática”.

Tras destacar lo positivo que es saber cómo piensan las personas cercanas y los legisladores respecto del tema en debate, Fares dijo que “la desolación viene del festejo de algunos y del insulto, de la marginación, y que es ahí donde Jesús dice: alégrense. Porque de la misma manera trataron a los profetas antes que a ustedes. E igual lo trataron a él”.

Y siguiendo el discernimiento, expresó: “Yo agradezco que la situación nos haya evitado a los cristianos la desgracia de salir a ‘festejar’ de manera festivalera si hubiéramos ‘ganado’, y, por el contrario, implica la bienaventuranza de alegrarnos y regocijarnos en Cristo, por una humillación”.

Esto en cuanto a la actitud interior, Fares dijo que “no se puede festejar ninguna ley sobre el aborto; ni la que penaliza ni la que legaliza”. Y agregó: “Estamos todos mal. En torno al nacimiento de la vida no hay ley que sirva si no es la Ley interior de la caridad. Si una madre decide abortar, toda ley será mala, parcial, tardía, impotente para contener esa situación. Hay que legislar, porque suceden hechos que inciden en la vida cotidiana, que no son solo privados; pero no se puede festejar! Es una tragedia humanitaria de proporciones apocalípticas que 56 millones de madres aborten cada año. Nuestro mundo está enfermo y fuera de Jesús, yo no encuentro remedio alguno que me convenza. Entonces, todas las palabras de Jesús, especialmente estas de las bienaventuranzas, son para que cada uno las recoja en su corazón como perlas preciosas, como la Virgen que guardaba cuidadosamente todas las cosas de Jesús en su corazón. Porque si no es Jesús, la Palabra y la Carne de Jesús, no hay ley que ponga remedio a esto”.

 

Ir contra la corriente

Acerca de “ir contra la corriente”, como nos pide el Papa, y como muchos cristianos han experimentado en estos días ante el abortismo reinante en los medios de comunicación, el padre Fares dijo: “La Iglesia va, siempre va. Porque el amor es más fuerte que la muerte. El pueblo de Dios -todos nosotros somos ‘pueblo’ cuando construimos el bien común, y cuando no, cuando defendemos intereses egoístas, dejamos de ser ‘pueblo’ y nos convertimos en nada- va con la corriente y contra la corriente. Hay épocas en las que la Iglesia va contracorriente. Y hay épocas y países en los que la Iglesia va con la corriente, con la cultura, como pasa en nuestros pueblos sencillos, en la religiosidad popular, cuando vamos a Luján con toda la gente. Es decir que con la corriente o contra la corriente, el Evangelio es predicado, como dice San Pablo a los Filipenses, con alegría…inclusive desde el dolor y desde la exclusión”.

 

Mansedumbre

Consultado acerca de qué actitud hay que tomar ante el sufrimiento que provoca una situación como ésta, Fares habló de la mansedumbre. “Se traduce como ‘dulzura, ternura de madre y de padre’ (prautes) y también como ‘resistencia dura y firme para cargar y soportar el peso de la vida, del trabajo, de la lucha'”. El sacerdote jesuita dijo que eso, la mansedumbre “es algo muy de Jesús, muy suyo. Va junto con alegría y con su bendición por las maravillas que hace el Padre con los pequeños. Es su fuerza interior para abrazar la cruz, para resistir a los soberbios sin achicarse pero sin sacarse”.

Al respecto, señaló que Jesús sólo se saca contra el dinero, “el Dios dinero, el estiércol del demonio. Si alguno recibió un latigazo o un empujón del Señor fue por tener la mano agarrada a la mesa de dinero. Como decíamos hablando del demonio, con el único que no hay que ser manso es con el demonio y con sus cosas (el dinero, la vanidad y el poder y la hipocresía que los disfraza de buenos a todos)”. Y dijo: “La mansedumbre, la no violencia, la no agresión de ningún tipo, la resistencia, es la actitud ante otra persona humana como yo (no solo el embrión tiene ADN que lo hace persona igual y digna de respeto, también el pobre tirado en la calle y también mi adversario político)”.

 

Pistas para la acción

En este sentido, dio pistas para la acción. “La clave de la defensa de la vida es la mansedumbre, porque si yo también agredo a uno con la excusa de salvar a otro o a una idea, entré en la dinámica del odio, en la lógica del demonio. Los pro aborto por defender a la madre agreden la vida del niño. Si los que defendemos las dos vidas agredimos a nuestros adversarios nos igualamos. ¡No! Toda vida vale y se defiende con la vida, no basta un pañuelo, una marcha, una ley, un solo gesto. Se defiende toda la vida. La mansedumbre es porque no tengo tiempo de pelear con vos, porque, si se aprueba esta ley, salgo corriendo a crear grupos que contengan y aconsejen a las mujeres que van a ir a abortar al hospital público. ¡Se van a poder ver! Salgo a buscar familias que quieran adoptar, no solo a bebés, sino, también a una chica pobre embarazada y la apadrinen para que pueda criar a su hijo como si fuera un nieto nuestro más y ella una hija. Por eso la mansedumbre: porque cuidamos trigo, no cortamos cizaña”.

Recordó que en la exhortación Gaudete et exsultate, el Papa dice que la defensa del inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo”.

Acerca de la “justicia divina” que a veces se desea cuando la justicia humana demora, tarda o es injusta, Fares explicó: “Desde que vino Jesús y predicó la justicia evangélica, hay una justicia concreta que es divina y humana al mismo tiempo. Es concreta como lo es Jesús. Así que la frase esa es parcial: la verdad de Jesús es diferente a la justicia partidaria, a la justicia que transa con los poderes o con la ideología de las mayorías y deja de lado personas concretas. En Jesús, hay una justicia que es muy humana, posible y concreta y que no tarda: la puedo realizar ya mismo.

La justicia de diputados llega a dar ‘media sanción’ nomás. Cada uno de nosotros tenemos poder de dar sanción entera y por mayoría absoluta en nuestras vidas a la ley de la caridad que quiero ejercitar. Ahí tengo poder legislativo, ejecutivo y judicial, y comisiones de control, si quiero confrontarme con un director espiritual en este tema de mi justicia evangélica”.

 

Un pedido-oración

Por último, el padre Fares reflexionó sobre maternidad y aborto: “Se dice que en las penas grandes a uno sólo lo consuelan Dios y la madre. A un niño pequeño que llora asustado sólo el abrazo de su madre lo consuela. Por eso rezamos para que las madres sigan siendo madres. Si ellas renuncian, no habrá consuelo en este mundo. Me parece bien que ahora se les reconozca, al fin, que maternar es un derecho inalienable suyo. Dios mismo se los ha dado. Dios mismo le pidió el Sí a María para nacer y se puso en sus manos para que lo tuviera y lo criara y lo acompañara en la cruz. Por eso pedimos que ahora que será gratis no tenernos, ahora que podrán abortar sin amenazas ni culpas sociales ni riesgos, pedimos que quieran seguir siendo madres, que se cuiden y nos obliguen a cuidarlas mucho, infinitamente más de lo que hemos hecho hasta ahora, pero que si sucede que igual viene un bebé no deseado, decidan tenerlo y criarlo o darlo. No por obligación. Por puro amor, ahora que son más libres”.