El abrazo de la Iglesia a los enfermos de Sida

martes, 9 de diciembre de 2014

 

SIDA

09/12/2014 – El pasado 1 de diciembre se celebró el Día Internacional de la Lucha contra el Sida (Síndrome de la inmunodeficiencia adquirida), enfermedad que se instaló en el mundo hace unos 30 años y afecta a millones de personas en el planeta y a miles en nuestro país, muchos de los cuales desconocen padecerla. La Iglesia fue una de las primeras instituciones en apoyar y acompañar a los enfermos. El sacerdote Andrés Tello Cornejo, capellán del Hospital Álvarez de Buenos Aires, contó en diálogo con Radio María sobre este acercamiento de la Iglesia hacia los enfermos de HIV y sus experiencias propias con ellos…

Hubo un estigma social muy fuerte. Una de las primeras personas que se lanzo a cuidar enfermos fue la Madre Teresa, que abrió el primer hogar en Nueva York, donde cuidaba a los infectados con VIH, la mayoría homosexuales, que morían al poco tiempo“, comenta el padre. “Juan Pablo II creó la obra “El buen samaritano”, para ayudar a los enfermos, y lo mismo hizo el cardenal O’Connor, arzobispo de Nueva York, con otra obra. Por otra parte, los obispos de Estados Unidos sacaron un documento denominado “Siempre serán nuestros hijos”, donde invitaban a los padres no rechazar a sus hijos infectados con el virus,  y acompañarlos hasta la muerte.”

“Los primeros hogares en Argentina también fueron de la Iglesia, congregaciones que daban alojamiento y lugar donde vivir a personas con Sida.” Andrés nos contó también su experiencia personal en los hospitales: “En mi caso, fui 6 años al Hospital Muñiz (ubicado en Buenos Aires), donde el 92 por ciento de los pacientes están internados con VIH. Es una población donde hay hombres, mujeres, chicos huérfanos, travestis, gente de prostitución o con problemas carcelarios. No es solo el Sida, sino que hay temas sociales difíciles, como pobreza, droga, prostitución, y muchos vieron estos problemas como una posibilidad de encontrarse con Dios.”

“Trabajamos con el hogar La Posada, para derivar pacientes, el hogar de la Madre Teresa , que tiene sedes en Benavidez y Mar del Plata, y con Cáritas, que nos ayuda con ropa para los enfermos. Después fui al Hospital Álvarez, en el que estoy hace 10 años. Hacemos una acompañamiento espiritual con ellos. Uno vive cosas muy fuertes, una fe viva y fuerte en esas personas, hayan lo que hayan vivido en su pasado. Hay que compartir la misericordia de Dios por todos los enfermos, rezar por ellos y por los que los acompañan”, cerró el sacerdote, que acompañó a muchas personas infectadas por el virus en su camino.