El acompañamiento a las personas sordas e hipoacúsicas

lunes, 4 de abril de 2022
image_pdfimage_print

04/04/2022 – En el ciclo “La discapacidad en Argentina”, el padre Marcos Cabrera, párroco en La Merced de Alta Gracia (Córdoba), desarrolló el tema de la comunidad de las personas sordas e hipoacúsicas junto al padre Pablo Molero, especialista en el tema de discapacidad. “Cuando estudiaba lengua de señas, todos eran sordos. Al final del curso llegó una intérprete de este lenguaje se planteó cómo llamar a una persona con esta discapacidad y esta mujer comenzó por los eufemismos para hablar de esto. Para no faltar el respeto se habla de personas especiales o diferentes pero la mujer decía que desde lo antropológico no es correcto, como tampoco es bueno decir “discapacitado”. Esto porque definimos a la persona como tal desde la discapacidad y le negamos su dignidad.”, expresó Marcos.

“Hay una seña para decir sordo en la lengua para los hipoacúsicos y yo me esforzaba por llamarlo de otra manera, pero la comunidad me hizo saber que llamarse la comunidad sorda es algo identitario. En la lengua de seña se distingue entre la persona sorda o la hipoacúsica. Las personas de esta comunidad se quejan de que ellos son los que tienen que esforzarse para que el resto de la sociedad los comprendan y entiendan”, señaló el sacerdote cordobés.

“Este tema que estamos tratando es propio de la comunidad eclesial. Cuando se habla con otra gente es bueno no utilizar la expresión “sordo” sino que yo prefiero llamarlas personas con dificultades auditivas, pero debo decir que esta comunidad es muy práctica en la forma de comunicarse. Yo también creo que la sociedad debería tener intérpretes de lenguas de señas en lugares estratégicos, pero sobre todo empatizar con ellos. La Iglesia, en realidad, la que dio origen a la lengua de señas pero hace falta profundizarla y mucho”, agregó Molero.