El acompañamiento espiritual

martes, 22 de junio de 2021
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22/06/2021 – En el ciclo que anima la Pastoral Vocacional de la diócesis de San Martín y que tiene la producción de Gastón Natale, el padre Pablo Savoia y Damián Barneche abordaron el tema del acompañamiento espiritual.  El padre Pablo consideró inicialmente que  “ser acompañados es fundamental en todo proceso de búsqueda cristiana, no solo para el que piensa y reza una vocación consagrada, sino para todo bautizado. Es necesario esto porque en vos suenan muchas voces y hay que saber discernir cuál viene de Dios. Por suerte tenemos un Dios que nos acompaña, por eso es tan importante que nos sigan en la fe”.

Damián aseveró que “acompañar espiritualmente es asistir al largo proceso de gestación de vida nueva en otra persona. El acompañante no sustituye al que debe decidir, solo anima, sostiene y tira con cuidado al que es acompañado. Es un espacio de encuentro donde el acompañante no tiene todas las respuestas de la vida pero si tiene experiencia”. Y Savoia destacó: “Nosotros preferimos hablar de acompañamiento y no de dirección espiritual, porque esta última significa que ya el norte está prefijado. Es un arte acompañar porque tiene que empatizar con la persona que pide ser seguida. Hoy los acompañantes espirituales no solo son sacerdotes porque esto se trata de una sabiduría que se ha tomado en la vida”.

Más adelante, Barneche reflexionó: “Pensamos que con el acompañante solo vamos a hablar de nuestra vida de oración, pero debe ser mucho más amplio. Es un espacio para escucharse, para autoconocerse, para descubrir mi singularidad, sanar heridas y encontrarme con Dios. Se busca la autonomía y la libertad de la persona a través del discernimiento”. El padre Pablo indicó que “es necesario que el acompañante nos ayude a objetivar lo que estoy viviendo, no nos enroscamos sino que el otro me ayuda en la visión y en los pasos a dar”.

Por último, Elena Basalvilbaso, acompañante espiritual del Centro de Espiritualidad Santa María de Buenos Aires, compartió desde su especialización en duelos, sobre todo en padres que pierden a sus hijos. “Yo llegué a ser acompañante tras la muerte con un accidente doméstico de mi hija Marina, hace 10 años. Inés Ordoñez de Lanús fue quien me acompañó y fue el Señor el que me sanó. No necesitás ser perfecto ni entero ni totalmente sano para acompañar a otros. El acompañante espiritual aborda cuestionas de la vida pero no avanzamos cuando hay una crisis o un trauma. Si, por ejemplo, acompañamos un duelo por la muerte de un ser querido o por la pérdida de un trabajo”.