El cielo

lunes, 14 de mayo de 2012
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“CIELO” designa el firmamento, la bóveda celeste que domina la tierra y al mismo tiempo lo abraza todo. En la simbólica general el cielo es una manifestación directa de la trascendencia, el poder, la perennidad y lo sagrado, lo que ningún ser vivo de la tierra puede alcanzar. Debido al movimiento de los astros, el cielo es también símbolo del orden universal, y por lo tanto, de la ley.

“El cielo pude convertirse naturalmente en símbolo de lo sagrado, bajo la modalidad de trascendencia, infinitud, inmutabilidad.  El cielo “es así”, y su sola contemplación suscita la “memoria” de la finitud humana con la nostalgia concomitante de lo infinito, poderoso y eterno. Es difícil encontrar una cultura donde no exista alguna forma de Dios uráneo [del griego “ouranós”:cielo].

Incontables mitos y rituales exploran en este simbolismo del cielo hierofánico [que manifiesta lo sagrado].

Los dioses uránicos son creadores, conservadores del cosmos, garantes de su estabilidad; significan el poder trascendente, la última instancia de apelación, la justicia y el derecho inmutables. El simbolismo del cielo “atrapa” el de la luz y toda forma de luminosidad (los astros están en el cielo). De ahí el tributo de la omnisciencia que a menudo tienen las divinidades uráneas.

En hebreo la palabra cielos se encuentra siempre en plural: shamayim.

Dios crea el firmamento separando las aguas (ayim) de arriba de las aguas de abajo: Gén 1,6-7.

Los cielos son la morada de Dios (Salmos 8; 19; 104) , la tierra es el lugar de los vivos, y el sheol es el lugar de los muertos (Sal 6,6; 16,10). En este sentido de sheol debemos interpretar la expresión “descendió a los infiernos”: Rom 10,7; 1 Ped 4,6; Ap 1,18.

¿Qué percibe el hombre en los cielos? Job 38,1-35. El hombre no conoce, y por lo tanto, no domina. El pecado de los hombres al construir la torre de Babel fue pretender llegar al cielo: Gén 11.
Personas a las cuales Dios arrebató a los cielos:
Ø Henoc: Gén 5,24; Eclo 44,16; Heb 11,5-6

Ø Elías: 2 Re 2,11; Eclo 48,1-11; Mt 17,9-13

Dios da el poder al hijo del hombre: Dn 7
La expresión “Reino de los Cielos” equivale a “Reino de Dios”. Se usaba para no mencionar el nombre divino.
Jesús nos habla del Padre que está en los cielos: Mt 5,45; 6,9.

Sólo el que viene de los cielos nos puede transmitir la experiencia del Padre: Jn 3,3.12-13

Jesús viene de los cielos y vuelve a los cielos: Lc 24,50-53; Hech 1,6-11; Jn 20,17. Esto es lo que celebramos el domingo 20 de mayo, Solemnidad de la Ascensión del Señor. Ese día rezamos este salmo:

Sal 46, 2-3. 6-9

R. El Señor asciende entre aclamaciones. O bien: Aleluya.

Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de alegría; porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda la tierra. R.

El Señor asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de trompetas. Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey. R.

El Señor es el Rey de toda la tierra, cántenle un hermoso himno. El Señor reina sobre las naciones el Señor se sienta en su trono sagrado. R.