El compromiso en la caridad

viernes, 27 de mayo de 2011
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Juan 13, 31 – 35

 
Después que Judas salió, Jesús dijo:"Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado
y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: "A donde yo voy, ustedes no pueden venir". Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros".

 

1.- La caridad nos hace creativos

Verdaderamente la caridad nos hace creativos. Si hay algo que reconozco como una fuerte invitación que nos ha dejado Maximiliano Kolbe como testigo del misterio de Dios expresado en la comunicación social es esta expresión: El amor hace a la creatividad. Es decir, si hay alguien que es creativo ha encontrado en alguna razón de amor la posibilidad de sacar de sí mismo lo mejor y creo que en este sentido, la música que estamos compartiendo en la mañana de la radio y en el día del operador durante todo este tiempo que vamos haciendo Radio María, muestra esto que Alejandro decía al comienzo de nuestro encuentro la inspiración que se recibe en este lugar de servicio de la Radio es esa, es la presencia del amor de Dios que hace que podamos combinar con poetas, canta autores, músicos, lo que mejor han dejado como huella de valores y de sentido a través del arte y de la música. Y en este sentido nosotros también siguiendo la invitación de Jesús de amar y de amar en plenitud te invitamos a sacar de vos lo mejor que tienes para compartir en la transformación de la realidad del mundo que nos toca vivir, sabiendo que este amor de Dios es un regalo y al mismo tiempo es un compromiso. Don y tarea. Es un don que el Padre y el Hijo lo quieren compartir con nosotros en el don del Espíritu Santo. Así como el Padre me amó yo los he amado. Ámense también ustedes. Amar al estilo de Jesús como el Padre y Jesús se aman sólo es posible por la presencia del Espíritu Santo que es el que nos habita en la caridad como la tercera persona en el misterio trinitario, es donde encontramos fuerte de inspiración para todo lo que sea transformar la realidad creativamente o recreativamente. Es la tarea que nos compete a nosotros en este tiempo que transita entre la primera y la segunda venida de Jesús. Es el tiempo de la redención, o el tiempo de la recreación o segunda creación, y eso se puede vivir cotidianamente. De hecho, vos lo vivís cotidianamente ¿no me vas a decir que en más de una oportunidad, con lo que tienes en la heladera hiciste lo mejor que te salió de toda la capacidad que tienes en la cocina? ¿O que con poquitas cosas que tenías en tu taller armaste un aparador para tu casa? ¿O que con lo que había de sobras por ahí y encontraste tirado recuperaste y reciclaste? Hay muchos modos como nosotros hemos recuperado la vida en expresiones concretas, en el quehacer y en los vínculos también. Parecía que todo se terminaba y de repente todo comenzó a tomar nueva vida, nueva fuerza, cuando todo indicaba que la distancia era inmensa y difícil de recorrer a pesar de las pocas cuadras que nos separaban de ese ser querido con quien por alguna diferencia nos desencontramos. ¿Es posible recrear? Claro que sí. Y de eso se trata la tarea nuestra de todos los días. Cuando nosotros decíamos recién casi como jocosamente que queremos desafiar al espejo, que lo que dice no es que sea mentira, lo que se ve es mío, lo reconozco, pero hay algo más que eso que me muestra otro costado distinto de la realidad, que el espejo no lo está diciendo y que está dentro mío, como dentro tuyo también hay una realidad que no refleja el espejo que hoy te da la bienvenida. Que tal si sacamos desde dentro de nosotros mismos recreativamente lo mejor que tenemos para ofrecer a los que esperan de un cambio de cara de la realidad. Es dura la información con la que nos despertamos todos los días, pero hay un costado distinto de lo que ocurre que hay que ponerlo en su lugar y eso se hace a partir del reconocimiento de la luz en medio de las sombras. El reconocimiento de la esperanza en medio del dolor, el reconocimiento de la fortaleza cuando sentimos que no nos dan más las fuerzas, el reconocimiento de la articulación de realidades bien distintas cuando parece que el rompecabezas no se sabe por donde comenzar a juntar las piezas. Hay una realidad cerca de ti que está pidiendo tu presencia creadora y recreadora. Sólo esto es posible cuando reconocemos la fuente misma donde todo brota para que comience a ser de nuevo, es el amor del Padre y el Hijo, que a nosotros nos llega por la vida del Espíritu Santo y que en lo concreto supone un vínculo de compromiso con los que Dios nos pone en el camino para que los amemos al estilo como él los ama.

 

2.-  En el amor a los pobres

Es en el amor a ellos por el bien común que buscamos expresar de una manera genuina, crecida, madura, el amor que Jesús quiere compartir. Cuando es global la caridad, como decía Teresa de Calcuta, por los más pobres, el amor adquiere carácter de cielo en medio nuestro. El amor a los pobres es el que nos regala esta oportunidad. Digo esto porque en el amor a los pobres se juega verdaderamente el amor más altruista, en el amor a los pobres no hay una posibilidad de contrapartida, hay más bien siempre un dar tras dar y en todo caso el gozo está en ofrendar y dar. El pobre no tiene como devolverte desde su indigencia lo que nosotros le ofrecemos en términos de justicia, no tiene el modo de equiparar su devolución a lo que nosotros le entregamos. No hay una posibilidad de intercambio de vienes equiparados cuando uno da hacia el que menos tiene, puede, sabe. Pero en el mismo hecho de dar, cuando uno se abaja en el servicio de amor al más pobre sin esperar nada a cambio recibe el ciento por uno, en la capacidad de seguir amando y en alguna devolución de una sonrisa, en un sencillo gesto donde te meten la mano en el corazón y alcanza lo más profundo de todo tu ser. Y nosotros, los que metimos la mano en el bolsillo, en el tiempo, en el corazón para sacar la sabiduría para ofrecer, en la inteligencia para articular cómo servirlos mejor a ellos que nos necesitan, recibimos cien veces más de lo que entregamos. En la capacidad de amar más a otros más allá de aquél al que amamos, y en la devolución simple, sencilla, pero que puede más que todo lo que dimos. Me quedo con esto a partir del mensaje que recibíamos a partir de nuestros queridos indignados callejeros y cuánto tenemos que trabajar para inteligente y sabiamente abordar esa realidad que golpea y dura cada vez más en nuestra Argentina, en Buenos Aires, en Córdoba, en Santa Fe, en Rosario, en las grandes ciudades y en los pequeños pueblos en donde no son tantos pero los hay, a esos que deambulan buscando algún sentido, lo perdieron todo, rompieron con todos los vínculos alrededor suyo, perdieron quicio, perdieron horizonte, están esperando de un gesto cercano amigo, compañero, que permita recorrer camino inteligentemente, donde muchos tienen que involucrarse. Hermoso el testimonio de Red Solidaria en cuanto a posibilidad de cercanía y compañía. Bellísimo lo que Hombre Nuevo viene haciendo en Córdoba y ojala podamos expandirlo por otros lugares inteligentemente. Increíblemente sorprendente es lo que Manos Abiertas hace en toda la Argentina por estas mismas situaciones. ¿Cómo no dar de nosotros mismos en esos lugares en donde ellos que esconden el rostro del Dios que andamos buscando, nos están pidiendo respuesta? Hay que salir un poquito más de sí mismo para esto, hay que romper con seguridades, con tiempos, con orden, hay que animarse a dar un pasito más y a desestabilizar lo caminado para caminar a la marcha que ellos marchan, porque ahí nos espera el que nos llama al encuentro, Jesús, escondido detrás del rostro de los más pobres.

 

3.- Bienaventurados los pobres

Para comprender quienes son los pobres es bueno remitirnos al pasaje bíblico donde Jesús en el monte proclama las bienaventuranzas a una gran muchedumbre. La primera de ella es: “Bienaventurados los pobres porque de ellos es el Reino de Dios”. Los pobres a los que se refiere Jesús en el Evangelio son personas que son materialmente y casi físicamente pobres. Son aquellos que pasan hambre y que lloran por ser abandonados, marginados, despreciados, perseguidos. A estos pobres Jesús les anuncia que es posible ser felices. Es más, Jesús les dice que el está con ellos. “Todo lo que le hagan a uno de estos pequeños, a mí me lo hacen”. Aquí radica la paradoja de la Bienaventuranza. Jesús proclama felices a los que el mundo desprecia, rechaza, les abre él mismo un horizonte de plenitud, reconocimiento, grandeza, dignidad, que sólo a la luz de los ojos de Dios se puede alcanzar.

 

 

 

 

Padre Javier Soteras