Todos tenemos un pequeño o gran rebaño que liderar. Es decir, en algún momento de la vida todos somos líderes para otros. Entonces es interesante este rol de liderazgo que tiene una mamá o un papá en su familia, de una maestra en el aula, cualquier individuo en una comunidad en la cual es responsable. Ahí aparecen viejas ideas sobre el poder, ciertos conceptos sobre el liderazgo. Los vamos a revisar hoy a la luz de sabiduría, de tradiciones tanto orientales como occidentales muy antiguas que me parecen bonitas para ver cómo estamos posicionándonos cuando adoptamos un rol de liderazgo.
Todos en algún momento asumimos ese rol de responsabilidad, de guía, de acompañamiento.
El liderazgo implica una mirada general, una búsqueda del bien común del grupo de personas en cuestión.
"No Importa La Distancia"
Una vez soñé que en algún lugar yo podría ser alguien si lograse amar Y también soñé que si he de triunfar, mi orgullo aferrado tendré que superar
Un día llegaré, no importa la distancia, el rumbo encontrare y tendré valor Paso a paso iré y persistiré a cualquier distancia yo el amor alcanzaré
Una vez te ví, era todo irreal y aunque fuese un sueño te sentía junto a mi Se que estas ahí, que te encontraré aunque tarde una vida, yo jamás renunciaré
Mas alla de toda gloria , del orgullo y el valor, el poder de un héroe está en su corazón
Un día llegare, no importa la distancia. Junto a ti estaré con tu resplandor Paso a paso iré y persistiré a cualquier distancia yo tu vida y tu amor tendré RICKY MARTIN
En las librerías existe hoy por hoy una cantidad enorme de libros que apuntan a dar recetas acerca de cómo ganar, cómo lograr lo que uno se propone. Todo esto corresponde a una corriente tanto ideológica como económica, una corriente que en definitiva es subsidiaria del capitalismo salvaje que nos está gobernando a todos, y que se reviste tal vez de un lenguaje más humano o más ameno, pero que en el fondo tiene como principal objetivo GANAR a cualquier costo. Se van a proponer reglas de competencia, de rivalidad a mansalva: morir o matar.
Incluso entre los que tienen roles de liderazgo en grandes empresas, muchas veces hacen talleres de entrenamiento donde incluyen verdaderos simulacros de guerra. Concretamente esto forma parte de la dinámica de la preparación de un líder, porque en muchos casos el mercado se ha transformado en una verdadera guerra sin cuartel. Entonces, para liderar en empresas que compiten permanentemente con otras por el cliente o por el consumo o por lo que fuera, obviamente el entrenamiento del líder tiene que ser semejante al entrenamiento militar, donde el objetivo es lo único que se busca alcanzar.
De ahí para abajo, hay un montón de técnicas, de recursos, algunas valiosas otras no, que buscan incorporar lo humano no siempre con un genuino amor y adhesión a los valores humanos en sí. Muchas veces por ejemplo, se dice: ‘los seres humanos son complicados, y para que hagan lo que yo quiero que hagan, tengo que dar las vueltas suficientes de comprensión, de tolerancia, de acompañamiento, de buen clima, si quiero que esta persona rinda. En definitiva, muchas de estas corrientes son como el dicho de ‘pongo delante del burro la zanahoria para que el burro tire del carro’. Confío en que nuestra intuición y nuestra mente nos puedan alertar cuando se percibe que no hay una genuina adhesión a los valores que hoy vamos a proclamar nuevamente como necesarios para el liderazgo. Los valores tradicionales.
El Tao –un libro de sabiduría china muy apreciado en oriente, originalmente creado por sabios y dirigentes políticos del S V a.C.-. Muchos de sus dichos nos llegan a nosotros por Lao Tse, por ejemplo dice en el capítulo sobre “Mejoramiento de sí mismo”: “olvida esas inteligentes técnicas y programas para mejorarse a sí mismo. No prometas curar a la gente ni que harás sentir mejor a la gente, ni que harás su vida ni mas justa ni mas sana ni mas humana. No ofrezcas programas que atraigan el egoísmo, que enseñan como hacerse rico, poderoso, sexualmente deseable y también codicioso, paranoico y también manipulador. No hay maestro que te pueda hacer feliz, próspero, saludable o poderoso. No hay reglas ni técnicas para inculcar estas cualidades. Si te quieres mejorar a ti mismo, acude al silencio, o a otra disciplina espiritual que gradualmente te muestre tu verdadero y generoso ser. Hay veces en las cuales parece que se debe intervenir con fuerza, con rapidez, y hasta con dureza. El líder sabio, solo acude a eso cuando todo lo demás ha fallado. Como regla, el líder se siente más entero cuando el proceso del grupo fluye libremente y se desarrolla con naturalidad, cuando las delicadas insinuaciones han sido mucho más numerosas que las intervenciones duras. Las intervenciones duras son un aviso de que el líder puede estar des-centrado o estar sufriendo una prueba emocional con lo que está ocurriendo, y para ello hay que estar muy alerta. Aunque las intervenciones duras se sucedan con mucha brillantez, no hay causa de regocijo en ellas: se ha causado una herida. El proceso de alguien ha sido violentado. Mas tarde, la persona cuyo proceso ha sido violado, bien puede hacerse más cerrada y defenderse más, y habrá una resistencia más profunda, y hasta resentimiento. Hacer que la gente haga de acuerdo o lo que tú crees que se debe hacer, no lleva a la claridad ni a la conciencia. Puede que ellos hagan lo que les has mandado hacer, pero se recogerán interiormente, se confundirán y urdirán una venganza. Por eso tu victoria, será en realidad una derrota.”
Que no me pierda en la noche, que no me duerma en el vino que no me pierda en el camino, en el abrazo de la gente que tiene el corazón frío que no me pierda en la bruma, que no me duerma en el ruido que no me encuentre confundido en el canto del que adula y que sólo juega conmigo Que no me pierda en el aplauso indiferente de esa gente que aparenta conmigo que no me pierda en un mundo que no entiende, que ha vendido ya su alma y sentido que no me pierda en la tarde, que no me duerma vencido que no me pierda en el aire cansado de respirar Que no me pierda en la sombra , que no me duerma en el brillo que no me pierda en el cariño del que jura que calcula
y que nunca ha sido mi amigo ,
que no me pierda en la duda, que no me duerma rendido que no me pierda convencido en el llanto del que miente y que ya empeñó su destino Que no me pierda en el género inconciente que ha dejado ya su alma al olvido no no que no me pierda en la risa complaciente del que espera algo a cambio conmigo que no me pierda en la noche, que no me pierda en el vino La vida vale la pena si aprendo a hacer el camino Que no me pierda en la noche , que no me duerma en el vino, ay no que no me aparte de mi destino , no me dejes sin tu cariño no me dejes solo y perdido , sin ti no encuentro el camino Sin ti me quedo solito que no me pierda en la sombra, que no me duerma en el brillo, ay no que no me quede sin tu cariño
La vida vale la pena si aprendo a hacer el camino
Diego Torres
Estas expresiones tan antiguas tienen hoy vigencia. Por ejemplo cuando se dice “no ofrezcas programas que atraigan el egoísmo”, en definitiva está tratando de erradicar el egocentrismo: un gran egocentrismo no hace grande a una persona. Y muchas veces cuando se buscan líderes, lo que lamentablemente se hace para formarlos como tal, es inflar el ego. Y en el mediano o largo plazo ocurre todo lo contrario: las personas muy egocéntricas terminan trayendo muchos problemas.
Según Lao Tsé hay tres cualidades invaluables para el líder:
Las conductas egocéntricas aíslan a la persona del terreno común de la existencia, producen rigidez y muerte. Por otra parte, la compasión, el compartir y la igualdad, sostienen la vida. Así es, porque todos somos uno: cuando me preocupo por ti, ensalzo la armoniosa energía de Dios y de la vida, y así es la vida. Es un error considerar que la persona cuyo único interés es el propio. O a lo sumo el de su familia, sea un individuo afectuoso o valiente. Es un error considerar que el consumo excesivo contribuye al bienestar de los demás porque crea más puestos de trabajo. Es un error imaginar que una persona que actúa de una manera soberbia, o inmodesta, o superior, realmente sea una persona superior.
Hoy se dice que han caído los valores reales –en el sentido de aquellos que hacen a nuestra dignidad inviolable una meta de desarrollo, de crecimiento y de plenitud para todos-. Hoy se dice que ya no hay más valores, y lo que en realidad sucede es que ha cambiado el modo en que nos vinculamos con esos valores, pero los valores siguen estando. Y son justamente aquellos que hacen que no nos sintamos desvalorizados, son aquellos que reconocen a la comunidad, a la vida y a la persona su dignidad. Algunos intentan recuperar su valor ante los otros hombres por medio de rendimientos excesivos o de consumo excesivo. Y evidentemente estos son caminos incorrectos. No vamos a sentirnos valorados por estas cosas. El que le tiene miedo a su propia ausencia de valor, y por otro lado incrementa su rendimiento para lograr ser valorado, lo que nos dice la sabiduría y la experiencia, es que sufre una gran desilusión y una gran frustración. Y que ese temor a no ser valorado te va a perseguir y dominar aún en tus logros importantes. Porque esa necesidad de valoración no proviene del exterior sino de nuestra propia forma de conducir nuestra propia vida con valor. Si nosotros conocemos nuestro propio valor y llenamos nuestra vida de valor, entonces sí nuestra conciencia, que no es tonta, va a empezar a emitir las señales de plenitud, de paz y de satisfacción que estamos buscando
Quizá estamos necesitando beber de estas fuentes antiguas de sabiduría, que aún tienen plena vigencia.
Dice Lao Tse:”querés ser una influencia positiva para el mundo? Primero, pon en orden tu vida. Asiéntate en el principio único de manera que tu conducta sea íntegra y eficaz. Si así haces, ganarás respeto y serás una influencia poderosa. Tu conducta influencia a otras por el efecto del susurro. El efecto del susurro es eficaz porque todo tiene influencia en todos. La gente poderosa tiene poderosa influencia. Si tu vida funciona influirás a tu familia. Si tu familia funciona, tu familia influenciará a la comunidad. Si tu comunidad funciona, tu comunidad influenciará al país. Si tu país funciona, tu país influenciará al mundo. Si el mundo funciona, el efecto del susurro lo repartirá por el cosmos. Recuerda que tu influencia empieza en ti y surge de ti, pero como un susurro. Por lo tanto, asegúrate de que tu influencia sea íntegra y potente. ¿cómo lo sabré? Todo crecimiento avanza hacia fuera de un núcleo potente. Tú eres un núcleo.”
Dicho con otras palabras: El rol del líder no es atraer, sino expandir. Es ejercer una fuerza de crecimiento suave y armoniosa que tiende hacia fuera del núcleo potente, que es el líder. El líder no es el que atrae, sino el que envía. Esto es fundamental para los padres: somos una plataforma de despegue y no de aterrizaje. Por tanto, nuestra satisfacción como líderes que somos de nuestros hijos durante gran parte de tiempo, es que ellos se alejen, avancen hacia fuera del círculo de influencia del líder
Todo esto que encontramos en la sabiduría china, en su raíz se toca profundamente con la sabiduría cristiana, que ve las cosas desde otra perspectiva pero que en el fondo apunta a lo mismo. Los cristianos somos seguidores de un Líder que muere en la cruz, y que con su sacrificio, con su entrega, nos muestra que la forma de cambiar el mundo es justamente entregándonos a nosotros mismos, siendo nosotros esta fuerza susurrante que convence por el poder que tienen los propios valores.
Los valores han sido desarrollados, descriptos, desde tiempos muy lejanos. Ya desde Platón la filosofía se ha referido siempre a 4 valores fundamentales como la justicia, la valentía, la moderación y la prudencia, y los denominaba “areté”, que significa capacidad y fuerza. Es decir que estos valores son la verdadera fuente de la fuerza. Los verdaderos valores otorgan fuerza y son a su vez fuente de la valentía.
En alemán, la palabra valores viene de un verbo que significa ‘ser útil’, ‘servir’. Es decir que estos valores son necesarios incluso para la vida útil, o para la vidas lograda, o para estar sano, o para ser fuerte.
En este mundo post-moderno, los líderes tienen una gran tentación de creer que el mundo ya no habla de valores, o los valores no le importan, no los quiere. Evidentemente, vivimos en una cultura que reflexiona muy poco acerca de los valores que realmente hacen digna la vida. Si no, no estaríamos como estamos. Sin embargo, es importante darse cuenta de que lo que ha cambiado es la medida de esos valores o la prioridad de esos valores.
Para Platón, por ejemplo, la justicia no es solo una virtud social, sino que atañe a la posición que tiene cada hombre con relación a sí mismo: yo debo ser justo conmigo mismo, con mis propias fuerzas anímicas, debo tratar justamente a mi cuerpo y mi espíritu, porque solo puedo vivir justamente en la medida en que hago justicia a mi propia esencia y no vivo en pugna con mi más íntimo ser interior. Y esa es condición de salud para Platón: la justicia. Hoy nosotros queremos estar sanos a toda costa, pero a menudo olvidamos que el verdadero valor que nos hace sanos es la justicia. A la humanidad nos pertenece este valor como valor de fecundidad. Es una virtud que hace fecunda nuestra vida y la vida de los demás: la justicia: dar a cada uno lo suyo, garantizar a cada uno lo que le corresponde es la condición de la paz –decía Pablo VI-. “El que siembra justicia va a cosechar paz” dice la Biblia.
Si no hay una justa distribución de todos los bienes: materiales, anímicos espirituales, en tu grupo de referencia, en tu familia, en tu comunidad, a la larga o a la corta estamos sembrando discordia y guerra. En esta época de la globalización, es un desafío constante para todos los líderes, especialmente los de la vida social, no olvidarse de este valor fundamental.
NO OLVIDES QUE UNA VEZ TU FUISTE SOL
(Autor : Augusto Blanca) Juan Carlos Baglietto (Argentina)
No olvides que una vez tu fuiste sol, no olvides ni la tapia ni el laurel
no dejes de asombrarte al asistir a un nuevo nacimiento en tu jardín.
No pierdas una ventana, no entregues tus mañanas de aguaceros y juegos
ni desentierres tesoros, viejos.
No ocultes lo que ayer se te ofreció, no escondas ni la pena ni el dolor
no dejes que una nube diga adiós. no saltes en pedazos, no ocultes tu diamante,
no entregues tu perfecto amanecer ni tus estrellas, ni tu arena, ni tu mar
ni tu incansable caminar, vete de nuevo hasta el arroyo donde esta tu mejor canto.
Y ve, cálmale la sed a tus enormes prados no permitas que se pierda tu cosecha
hoy que hasta la lluvia fiel no te ha escuchado, y busca tu raíz, Y dale la caricia a la que siempre espera
la única manera de hacerla que vuelva a ofrecerte frutos hasta en el invierno
y no olvides que una vez, tu fuiste sol
Y ve, desata esos diques de corrientes presas, déjate llevar y vuelve a ser jinete
viaja hasta tus valles de palomas sueltas, que este es tu país
Donde están tus riendas, donde esta tu espuma, donde abandonaste tu camino entonces
donde naufragaste haz crecer mil rosas, y no olvides que una vez tu fuiste sol.
¿Sabes por qué el océano es la mayor extensión de agua? Porque está por debajo de todos los ríos, de todos los esteros, y permanece abierto a colectar todo lo que a él llega.
Lo que llamamos liderazgo, desde la sabiduría ancestral, consiste en permanecer a cierta distancia y favorecer el proceso de los demás. Eso es lo que Jesús hizo con tanta habilidad. Y facilitó el proceso de maduración, de crecimiento de los demás.
La mayoría de las cosas que hace el líder pasan casi siempre desapercibidas. Cuando por ahí eclosionan como referencias mundiales, históricas, -como Martin Luter king o como Ghandi, o como Buda, o como Jesús- eclosionan después de una larga vida, de un período muy largo que pasa absolutamente desapercibido para la mayoría de la gente. Lo que pasa es que su susurro adquiere tanta fuerza
El mensaje de Jesús fue un verdadero susurro en Galilea, histórica, política y estratégicamente hablando. Lo que pasa es que el líder sabe, soporta, ama ese silencio, ese permanecer en el corazón del proceso sin ser ni distinguido, ni destacado, ni reconocido. Está más abajo y permanece abierto, como el océano. No empuja, no moldea, no manipula. No hay resentimientos, ni siquiera resistencias. Hay firmeza, fortaleza. Y por eso es un lenguaje que enamora, seduce.
Los miembros de un grupo aprecian genuinamente al líder porque les facilita la vida y porque los promueve, y porque se dan cuenta que este líder les permite crecer, pensar, y no les evita los riesgos. Nadie se siente atacado por esta clase de líderes.
La justicia es un valor fundamental en el líder, como es un valor fundamental para la vida. Pero se ha polarizado mucho el tema de la justicia en el tema de remuneración, de sueldo.
Muchas veces en nuestra conducta directiva o de liderazgo, manifestamos preferencias por determinados colaboradores, y generalmente tienen que ver con aquellos que nos aprueban o los que nos hacen más ligera la tarea de conducción. Esto es también una realidad que tiene que ser transparentada, que tiene que ser traspasada por la justicia: el justo está libre de la necesidad de ser querido, está libre de ciertos apegos hacia aquellos que lo reconocen como tal. Precisamente porque es justo no debe dar demagógicamente la razón, ni el afecto, ni el poder, a todos sino que debe ser capaz de hacer lo correcto para todos y para cada uno en especial. Y por eso, el que es justo es libre.
La fortaleza, que es otra de las virtudes que Santo Tomás promueve y describe, es una virtud muy importante en el líder. Los antiguos filósofos la entendieron como una virtud interior frente a la vida, y la promovieron entre soldados y deportistas. Pero cuando Santo Tomás –y la sabiduría en general-, cuando la describe, no se está refiriendo a ser temerario en la lucha. No es el tipo de fortaleza que nosotros habitualmente interpretamos como una capacidad de pelear y de resistir frente a los embates de los demás. No está asociada al orgullo o a la soberbia. En ese sentido, lo que estamos hablando cuando hablamos de fortaleza es la capacidad de experimentar la resistencia en nuestra adhesión a nuestros valores de manera inteligente. Es no entrar en determinadas luchas pero sí resistir y pelear con medios justos. Se ha vuelto de esa manera una virtud poco frecuente en nuestro tiempo, porque se la asocia mas bien con los resultados, con el éxito. Hoy los líderes son evaluados por los resultados de las encuestas y no por la resistencia a adherir a determinados valores. Muchos, por ejemplo, se atrincheran detrás de las presiones o de las órdenes. No se hacen responsables desde sí sino que determinan lo que van a hacer según las órdenes que reciben desde arriba. No pueden ponerse en el lugar del otro ni mirarlo a los ojos: eso es falta de fortaleza. Hay quienes se encolumnan detrás de medidas populistas porque el jefe ha enaltecido determinadas personas y degradado a otras, y entonces sin fortaleza no pueden hacer valer la justicia, porque no son capaces de resistir la resistencia que van a encontrar en su adhesión a determinados valores. El líder debe encontrar en su interior la felicidad que le da el luchar por el valor que están queriendo defender.
Manifiestan fortaleza en su liderazgo aquellos que se atreven a contradecir directivas injustas.
Eso no significa que el líder tenga que saberlo todo o que tengan todas las respuestas. Ese es muchas veces el equívoco en lo que significa fortaleza. Saber lo que no sabemos es mucho mas sabio que pensar que sabemos de todo. El falso experto, así como el falso fuerte, son neuróticos. Afortunadamente, a la larga o a la corta, los síntomas se encuentran en seguida. Hay que pararlos. Es probable que los líderes se sientan confundidos y exigidos a demostrar que lo saben todo.
El líder sabio, sabe lo doloroso de presumir conocimientos, y sabe también lo valeroso, fuerte y resistente que es aprender con mucho alivio a decir “no lo sé”
La Fuerza de la Vida (