06/06/2019 – Junto al padre Fernando Cervera, sacerdote jesuita, seguimos reflexionando acerca de la Bienaventuranza de Jesús: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt. 5:3)
“La pobreza que vemos en nuestra sociedad nos interpela– señaló el padre Fernando- porque creemos en alguien que vivió en la pobreza y estuvo expuesto en la cruz. Para no juzgar, debemos enfocarnos en Jesús.”
Espontaneidad de los niños, creativa, confiada y despojada: Para el pobre, que se siente pequeño, la puerta del cielo se le agranda. Jesús les dice “tenes las puertas abiertas del reino, si esa pequeñez la pones en manos de Dios”.
El sacerdote jesuita dijo que “el pobre, a pesar de su situación, a veces nos sorprende con su simpleza, su solidaridad, la alegría ante cosas simples que a veces, a los que estamos muy metidos en muchas cuestiones y en muchas cosas, nos cuesta reflotar, vivir de lo simple, que es mas complicado a medida que va a pasando el tiempo, pero es a lo que Jesús nos invita en este “háganse como niños”.
La pobreza nos ayuda a comprender que las cosas no son tan esenciales. El pequeño que “no se la cree”, que ni siquiera se aferra a sus propias seguridades personales, es el dueño del Reino de los Cielos. A esto apunta Jesús. Esta condición de pequeñez del Evangelio, nos invita a este primer pasito de la humildad.
La pequeñez: La pequeñez del que no se la cree, el pequeño sabe que tiene mucho que aprender.
La humildad de aquel que sabe seguir la sabiduría del Espíritu de Dios: En el Magnificat María canta la humildad de su esclava: esta expresión de humildad habla de la postura espiritual de la Virgen, que significa estar receptivos y confiar en un Dios que no siempre se manifiesta como uno quiere, sino que hay que seguirlo porque Dios sabe como hace las cosas.
“El humilde es quien sabe y esta seguro de sus talentos y habilidades, pero también sabe que la sabiduría de Dios es la que conduce y la que pone las cosas en su lugar”, puntualizó.
La pobreza en el Evangelio nos hace encontrarnos con nosotros mismos y por lo tanto encontrarnos con aquel que está entro nuestro, que es Dios.
“Ellos ya tienen esta ventaja-reflexionó el padre Cervera- porque viven esta cercanía que el despojo permite. Por lo pronto, no tienen el reino de la tierra ni los criterios del poder, del rendimiento, del prevalecer o del destacarse.”
Por un lado tenemos el desafío de servir y servir especialmente en esta opción preferencial por los pobres y si lo hacemos desde nosotros corremos ese riesgo de que el servicio sea una mirada desde arriba, yo vengo a darte.
El servir es un servir en y con, Jesús no sirvió a nadie con el cual no compartiera suerte, la gente con la que frecuentaba era gente de su misma condición social. Nuestro servicio al que mas necesita tiene que procurar un en y con aquellos que me van a enseñar mucho de su pobreza y necesitan una mano, pero ya no las manos de aquellos que pretenden que por estar nosotros mas arriba el que este mas abajo se adapte, en este servir desde arriba procuramos que los otros se adapten a nuestra forma, que se hagan iguales porque nos molesta que haya gente distinta y que nos esté enrostrando que no todo lo que nosotros procuramos se da, no todo lo que decimos se cumple, entonces tratamos de que se adapte, de que venga al mismo piso. No es la manera de arrancar seguro, si alguien tiene que levantarse de algo tiene que hacerlo también desde sus propios recursos, eso significa que tenemos que estar en y con el otro, desde su necesidad que es muy distinta a la nuestra, no para que se adapten sino desde las posibilidades propias.
En el ciclo de espiritualidad ignaciana, junto al padre Fernando Cervera, sacerdote jesuita, seguimos recorriendo las… Posted by Radio María Argentina on Tuesday, June 4, 2019
En el ciclo de espiritualidad ignaciana, junto al padre Fernando Cervera, sacerdote jesuita, seguimos recorriendo las…
Posted by Radio María Argentina on Tuesday, June 4, 2019
¿Qué signo de Dios puedo ver en el otro? sobre todo en aquel que me enseña desde su dolor y su carencia, ¿qué es lo que me enseña y me muestra como puerta propia? que tengo que ayudar a abrir, para dar la confianza de que juntos o quizás ellos solos puedan hacer su camino.
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