“El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí”

martes, 25 de febrero de 2014
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Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera,porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará".Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.

Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?".Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.

Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos".

Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:"El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado".


                                                                                                                                           Mc 9,30-37

 

25/02/2014 – En la catequesis de hoy el padre Daniel Nardini nos invitó a reflexionar el Evangelio del día desde la propuesta de Jesús de volvernos como niños para seguirlo.

Jesús nos pone en este niño del Evangelio de hoy el modelo de ser discípulo. ¿Qué regalo del niño crees que estás invitado a madurar como discípulo del señor?

Jesús dice claramente que el que quiera ir detras de Él, debe renunciar sí mismo tomar su cruz e ir detras de Él dejando en claro que hay una continuidad de misión y camino entre el maestro y el discípulo.

El Maestro vuelve a anunciar su pasión y lo hace yendo de camino. Impregna todo el caminar del discípulo, quien camina bajo la luz del misterio pascual de Cristo. Este es el motor, con su fuerza, su esperanza y su capacidad de caminar con un corazón nuevo, de discípulo. Van con Jesús y él en  este caminar revela su secreto salvífico, en el camino anuncia a sus íntimos el secreto de la salavación que no está puesto en el obrar humano sino en el Divino: la pasión, muerte y resurreccióin de Cristo. El misterio más entrañable que el Señor guardaba en su corazón desde siempre. Secreto que se hace don de amor.

Sin embargo los discípulos van en otra, estan con sus pensamientos humanos. Jesús venía hablando de su pasíon y ellos preocupados por quién era el mayor. Los discípulos no entendian nada o tal vez tenían una cierta resistencia a escuchar ésta verdad. Quizás el temor por este paso ue ellos debían dar los alejaba y reducía a conversaciones banales.

En el Evangelio de hoy Jesús llama a un niño y lo pone como ejemplo. Pero, si el díscípulo debe correr la misma suerte que el Maestro ¿Qué sentido tiene este niño? ¿Qué tiene que ver la identidad de niño con la de Dios?

Este identificarse con Jesús en la propuesta de hoy tiene que ver con vovlerse como un niño. La realidad del niño tiene una profunda sencillez porque tiene  conciencia de su origen. Este niño tiene una autoconciencia basada en el amor. Su identidad está marcada por el amor, sabe que tiene un padre y una madre, sus necesidades estan satisfechas porque ese origen en el amor se lo garantiza.
Jesús niño, el que adoramos en la Navidad, nos muestra este modo de comunión que tiene con Dios padre: Dios que es Padre, hijo y Espíritu. Por eso la propuesta del Señor de ser niño como actitud  es para poder penetrar en el misterio de Dios.

Jesús nos invita a construir en nuestra vida espiritual la de hijos libres y la de niños que tienen una mirada constante de referencia al Padre. Hacen que madure el díscpulo en ésta niñez  que tiene que recuperar para identificarse con el Señor.

Ser niño, ocupar el último lugar es identificarse con Jesús. Ésta conciencia de pequeñez y de seguridad que tiene el niño. El Señor hace de este camino un desafío de adultez. El modo de ser niño que Jesús propone no es el de uno caprichoso y desprotegido sino que es el del camino del adulez que hace que sea libre y seguro en el amor proptector del Padre.Confianza, abadono, alegría,

Viverir en el tiempo presente es siendo discipulos en comunion con Jesus para ser libres y viviendo en la referencia al Padre. Desde acá nuestra mirada es más profunda.

Conocer a Jesús , abrazarlo es volver a ésta gracia de volvernos cono niños frente a Él.


                                                                                                                                  Padre Daniel Nardini