23/07/2019 – Falta muy poco tiempo para las elecciones Primarias abiertas simultáneas y obligatorias (Paso) en la Argentina. Y está instalado el clima electoral en los medios de comunicación con información, pero también con desinformación y con operaciones políticas o militancia ideológica encubierta… y también con muchas encuestas. Los medios (y las agrupaciones políticas a través de los medios) difunden encuestas casi todos los días. Y unas dicen que está mejor posicionado este; otras dicen que aquel; otras que van empatando. Y a la semana siguiente publican otras que cambian todo.
¿Son creíbles las encuestas? ¿Por qué se hacen y quiénes las pagan? ¿Por qué algunas se difunden y otras no? ¿Se usan para confundir? ¿Se trata de los medios que tratan de influenciar para un lado y para el otro? ¿O también las encuestadoras hacen consultas para influir en la opinión pública? ¿Tenemos alguna forma de percibir si una encuesta el confiable?
En el programa Diálogos de Actualidad, entrevistamos a Juan Pablo Carranza, licenciado en Economía y magíster en Administración Pública, experto en mediciones de opinión pública y de encuestas.
Para Carranza, “el avance tecnológico ha vuelto obsoletas a las encuestas electorales tradicionales, ya que su construcción metodológica prioriza la reducción del sesgo pero castiga la capacidad de predicción del comportamiento de los votantes. Es decir, una encuesta probablemente tendrá un error cercano a cero a la hora de predecir el voto final de las personas encuestadas, pero este error de predicción será mucho más elevado en aquellos votantes que no han sido encuestados”.
A pesar de su obsolescencia, la realización de encuestas electorales ocupa un lugar central en el debate público, son extremadamente demandadas por los medios de comunicación, su difusión tiende a ser masiva y, en consecuencia, tienen un efecto considerable en la conducta de los votantes.
Luego agregó: “Las encuestas tradicionales tienen serios problemas a la hora de generalizar sus conclusiones. Si a estas limitaciones se suma el hecho de la alarmante falta de capacidad técnica que suelen mostrar algunos de los encargados de realizar estos sondeos, por error u omisión, nos encontramos en un escenario en donde es frecuente observar dos encuestas con metodología similar, pero con resultados diametralmente opuestos. Y si a estas consideraciones sumamos la falta de ética profesional de ciertos encuestadores, el instrumento pasa a ser una simple herramienta de operación política”.
Escuchá toda la entrevista con Juan Pablo Carranza haciendo click en la barra de audio que está sobre la imagen de este artículo.
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