Francisco: la coherencia de los gestos y la alegría de evangelizar

miércoles, 22 de octubre de 2025

22/10/2025 – El Padre Alejandro Puiggari compartió reflexiones y anécdotas personales sobre el Papa Francisco, destacando la trascendencia de su papado no solo a través del magisterio y los documentos, sino, sobre todo, por medio de sus gestos elocuentes y su coherencia de vida. Puiggari, quien fue provicario general de la Arquidiócesis, enfatizó que Bergoglio, a quien conoció durante sus diez años en la catedral, era «un hombre que de muchos silencios, de pocas palabras y de gestos decidores.» Esta impronta, marcada por la escucha atenta y la acción concreta, se ha mantenido en el Vaticano.

Uno de los aspectos más notables que Puiggari resaltó fue la fidelidad del Papa Francisco a sus convicciones, las cuales se reflejaron desde su época de cardenal. «A un Papa se lo sigue con el magisterio, su catequesis, con sus documentos,» afirmó Puiggari, pero también se lo sigue por su estilo. El sacerdote recordó haber leído las últimas palabras de Bergoglio en el cónclave de 2013, donde describió la necesidad de una Iglesia que salga de sí misma. «La gente me decía: ‘Pero es que está describiendo lo que hizo’,» lo que subraya la unidad entre su pensamiento y su acción.

Esta coherencia se manifiesta en su forma de interactuar con el mundo, priorizando la cercanía por encima de las formalidades. Un ejemplo de esto es la decisión del Papa de residir en la Casa Santa Marta, un gesto que, para Puiggari, es una de esas «opciones con gestos» que marcan la pauta. Otro testimonio impactante es el que involucra a una pareja italiana, Fabio y Tiziana. Después de que Tiziana le escribiera al Papa expresando el sueño de que los casara, el Pontífice la llamó por teléfono para invitarlos al Vaticano y concretar su deseo. Esto ilustra su compromiso con el «apostolado de responder los llamados».

El respeto y la valoración por la vida de las personas, sin importar su condición, es una constante. Puiggari relató una historia sobre Etelvina, una anciana en situación de calle en Buenos Aires, a quien el entonces Cardenal Bergoglio le celebraba el cumpleaños sirviendo él mismo la comida en el salón principal de la catedral. Aún como Papa, Francisco se preocupaba por ella. Cuando Puiggari le informó de su fallecimiento, el Papa interrumpió una llamada para pedirle que pusiera el teléfono en altavoz y dar un responso, hablando con la familia por quince minutos. «Si queremos transmitir la fe, la debemos humanizar,» sentenció Puiggari.

La profunda espiritualidad de Francisco está ligada a un discernimiento constante. Aunque no pudo viajar a la Argentina durante su pontificado, Puiggari sugiere que esto fue parte de una decisión meditada. «Yo suspendo el juicio porque me merece respeto,» comentó sobre las acciones del Papa que a veces resultan incomprensibles. Bergoglio siempre reconoció su propia falibilidad, un ser humano que «se podía equivocar.» De hecho, ante la sugerencia de Puiggari de visitar Argentina para rezar, el Papa le respondió con humor: «Ay, qué lástima que en el cónclave no te eligieron a vos».

Finalmente, Puiggari citó un encuentro personal en Roma donde le preguntó al Papa sobre la dificultad de su sucesión. Francisco contestó: «Yo traté de ser Pedro, pero tengo alma de Pablo.» El Papa deseó que el próximo Pontífice ayudara a la Iglesia a ser más «Pedro», pero pidió a los catequistas que no dejaran de ser «Pablo». Esta frase sintetiza su visión de la Iglesia: una estructura que debe mantener el orden (Pedro) pero siempre impulsada por la parresía de la misión (Pablo). «La iglesia cuando es autorreferencial se enferma de mundanidad espiritual,» una cita del mismo Bergoglio en el cónclave, que marca el norte de su papado.

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