Inicio del Ciclo 2012

viernes, 13 de julio de 2012
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Comenzamos el 4to ciclo del programa vuelve el programa luego de casi un año para seguir explorando y trabajando juntos la cuestión ambiental en Argentina y en el mundo. Son muchos temas los que vamos a abordar a lo largo de este nuevo ciclo, como por ejemplo el cuasi-fracaso de Durban en las negociaciones de Cambio Climático, el cuasi fracaso de la Cumbre de Rio+20 y las sequías e incendios en EEUU y distintos lugares del planeta, entre otros.

Los llamados por un respeto al ambiente cada vez se dan con más intensidad, como por ejemplo el de contenido teológico y espiritual de Benedicto XVI. etc. La continuidad de los problemas de la megaminería y sus avances en distintas provincias del país y América Latina es preocupante. Pero también han ocurrido cosas positivas como la Declaración del Estado del Planeta en Marzo de este año en Londres, por la comunidad científica mundial, preparatoria a la Cumbre de Rio+20 y el rechazo de la corte suprema de la Nación a la acción cautelar de la Prov. de San Juan en contra de la Ley de Protección de los glaciares.

 

El año pasado empezamos a trabajar el concepto de Hombre nuevo para un mundo nuevo. Comenzamos a ver distintos aspectos de nuestra vida que impactan en nuestra relación con el ambiente con la Creación: la tecnología mal utilizada o utilizada por demás, los modelos económicos en vigencia sostenidos más en la ideología que en el conocimiento, sin una actualización teórica que contemple la complejidad del mundo real.

Es necesario grabar y mantener en nuestro corazón las siguientes preguntas de toda acción humana, personal o comunitaria, empresarial o estatal:

¿Para qué? ¿Para quién? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Quién se beneficia? ¿Quién paga los costos?

            Tuvimos además una entrevista con Monseñor Maletti, Obispo de Bariloche, quien, con toda su sabiduría, nos ayudó a comprender los porqués del cuidado del medioambiente y todo lo que podemos hacer para, de a poco, ir cambiando actitudes simples que ayuden a un bienestar general. Analizamos el rol del cristiano en promover el respeto a la Creación, por la Creación en sí misma, pero también por elhombre que no puede sobrevivir sin ella. Se hace necesario un diálogo para definir los caminos del desarrollo humano integral, con usos racionales de los bienes de la naturaleza: alimentos, biodiversidad, minerales, etc. El agua, dadora de vida y bien escaso requiere una particular atención, ya que sin ella no hay vida posible.

Es necesario avanzar en la conversión interior nuestra para lograr una mejor relación con la Creación y poder modificar la trayectoria de la sociedad humana. Si sólo criticamos y protestamos, pero no cambiamos nuestros patrones de vida, no estamos siendo sinceros, no estamos cambiando las causas del problema, sino que seguimos empeorando la situación siendo hipócritas. En el mundo moderno es difícil salir de muchos rumbos marcados por la sociedad. No va a ser un proceso instantáneo y va a llevar tiempo, pero para lograr esta meta es necesario cambiar primero nosotros por dentro y tomar conciencia profunda de las implicancias de lo que hacemos cotidianamente, nuestras decisiones, como consumimos, como participamos en el debate social. No es cuestión de pensar que hay que volver a tiempos pasados, no podemos porque los cambios introducidos por el hombre son muchos y de tal magnitud que ya se está llamando a la era actual el Antropoceno, ya que la acción del hombre sobre el planeta es de igual magnitud que las acciones de la naturaleza misma.

Se trata principalmente en decidir como nos queremos relacionar con la naturaleza, la tecnología, la sociedad para encontrar un nuevo equilibrio. Necesitamos una sanación profunda de nuestra forma de vida para poder avanzar hacia este hombre nuevo. Necesitamos buscar un camino espiritual para relacionarnos primero nosotros mismos con la naturaleza, con los aportes de los saberes humanos y la tecnología y con la espiritualidad. Todo esto nos llama a una profunda conversión y una nueva visión de la espiritualidad en el medio del escenario natural que Dios nos da para desarrollar nuestras vidas y satisfacer las necesidades esenciales.