Jesús apartado de la orilla sobre la barca de Simón

jueves, 5 de septiembre de 2019
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05/09/2019 – Jueves de la vigésima segunda semana del tiempo ordinario

“En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes». Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes». Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador». El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres». Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

Lucas 5,1-11

Es todo un signo el que Jesús aparezca sentado sobre la barca de Simón predicando apartado de la orilla sobre la barca. La barca está a punto de zarpar a lo profundo. Jesús sobre el agua en la barca de Simón representa la fuerza del nuevo mensaje mesiánico de Buena Noticia que el trae que puede sobre las fuerzas del mal y es sobre el cimiento de la vida común, es en la barca de Simón, es en la barca de la Iglesia, es en la comunidad donde Jesús se asienta y en ese permanecer allí junto a nosotros superar las fuerzas con las que el mal representado por las aguas vienen a oprimir, a sacudirlo todo, a traer temor. El agua liberada con fuerza de tempestad es temible y por eso en las Sagradas Escrituras representa tantas veces la fuerza del mal, las aguas del diluvio por ejemplo.

Jesús aparece hoy sobre ésta agua, sobre ésta fuerza del mal, aparece apartado de la orilla como indicando que no hay que temer y no aparece de cualquier forma, aparece en la barca de Simón. Se sube a la barca de Simón que es la comunidad, es la Iglesia y desde ahí ante las tempestades de todo tipo Jesús se anima a proclamar la Buena Nueva pacificando el corazón y diciendo más: vamos a lo profundo, navega mar adentro Simón. Es en lo profundo. Si no has pescado nada hasta aquí es porque no has ido a lo profundo. La imagen de los pescadores acomodando las redes es una imagen de frustración, de fracaso, de sin sentido.

Pedro después de una noche sin pescar nada con los brazos caídos como costándole acomodar el final de la pesca y las redes y toda la movilidad que supone irse a pescar de noche y de repente una vos que es la Palabra que suena en su barca le dice: Simón no es tiempo de bajar los brazos, de lamentarse, de fracasos, es tiempo de una muy Buena Noticia que tengo para darte. Yo soy la Buena Noticia, vengo a cambiar el sentido de tu barca, navega mar adentro y ahí Simón en lo profundo del mar obedeciendo a lo que Jesús le dice tira la red a la derecha y saca tal cantidad de peces que jamás Simón vio que su barca llevara tanta cantidad de peces. Se hundía, dice el texto, estaba como al borde del agua, es más, tuvieron que llamar a compañeros de otras barcas para que vinieran a ayudarle a llevar ésta pesca prodigiosa.

Navega mar adentro saliendo del pasado que nos ata, es la orilla desde donde no podemos despegarnos con memoria agradecida disfrutando de hoy con todos los desafíos que tiene, con la pasión que Dios quiere que vivas sabiendo que el futuro que es en lo profundo, aparece como una profecía de Jesús que te invita a levantar la mirada y recuperar la esperanza.

 

Catequesis Completa