La fortaleza y la oración en la vida del cristiano

viernes, 26 de junio de 2009
image_pdfimage_print




A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:  "Padre santo, manifesté tu nombre a los que separaste del mundo para confiármelos.  Cuídalos en tu nombre que me diste para que sean uno, como nosotros.  Mientras estaba con ellos, yo los cuidaba en tu nombre que me diste; los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.  Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mí gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto.  Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.  No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del maligno.  Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.  Conságralos en la verdad : tu palabra es verdad.  Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo.  Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad".

Juan 17; 6, 11 – 19

El don de fortaleza es una disposición habitual que el Espíritu Santo pone en el alma y en el cuerpo para ser y sufrir cosas extraordinarias, para acometer las obras más difíciles para exponerse a los más difíciles peligros, para soportar los trabajos más rudos y las penas más amargas y todo ello constantemente y de una manera heroica. Es el don que acompaña la heroicidad del amor al Señor.

Santo Tomás de Aquino nos recuerda que la fortaleza es una virtud. Una de las virtudes que tienen como 2 campos.  La fortaleza es para emprender cosa arduas y exigentes y también para resistir en grandes dificultades. Hay que tener en cuenta como pedir a Dios los dones.

Cuantas veces tenemos que pedir al Espíritu Santo, tenemos que hacernos más amigos del Espíritu Santo en el correr de la jornada cada día. Yo digo por ejemplo a veces los padres tienen que a veces en la tarea educativa tienen que tener fuerza para tolerar la incomprensión de un hijo adolescente o la rebelión de un hijo. Tienen que estar queriéndolo y siendo firme y soportar y callar muchas veces. No solo los padres sino en la vida en general de las personas cuantas veces necesitamos para que se realice el proyecto de Dios saber callar y cuantas veces saber callar. Tener como se dice en la jerga popular un perfil bajo sabiendo guardar y hacer silencio.

Que fortaleza hay que tener para callar. No es simplemente la palabra aguantar. La palabra aguantar es insuficiente para el ser humano pero la fortaleza es mucho más que aguantar. Es soportar pacientemente y con mucho sentido y con mucha esperanza. Por eso la fortaleza es esa virtud que va acompañando la virtud de la esperanza y que va haciendo que lo que amamos se hace una ofrenda. Tiene una dimensión sacrificial y tiene una dimensión de profundidad y de abandono, de sentido de la cruz, de sabor de la cruz del Señor.

Fortaleza no solo para encarar los grandes momentos de la vida, para tomar las grandes decisiones y ponerle el pecho a las balas sin dejarnos doblegar por la vanidad, por el respeto humano, por los que los otros consideran. Esos juicios a veces nacen de una sana prudencia natural pero que no es suficiente porque no es la prudencia de Dios, no es el proyecto de Dios. La fortaleza es el don del Espíritu que viene a recaer sobre nuestra virtud de la fortaleza para enfrentar aquello que Dios quiere que enfrentemos cada uno de nosotros en el lugar que nos toca y vaya que si tenemos que enfrentar cosas arduas

Por ejemplo yo me figuro un matrimonio que tienen 3 o 4 hijos y que de golpe y sin querer viene un hijo más a la vida del matrimonio y yo me figuro la terrible desazón y angustia a veces basado en hechos concretos puedo decir la terrible resistencia de la madre que no estaba preparada psicológicamente para un nuevo embarazo, para un hijo.

El esposo se solidariza con ella y los 2 que están buscando la manera de ver si no pasa esto, haber si zafamos de esto ver, otro embarazo no, empezar de vuelta no y entonces se encuentran con un signo positivo. El médico dice hay embarazo y no faltan los familiares, los buenos amigos que dicen entre comillas, ustedes ya cumplieron con Dios y la vida, hagan un aborto y libérense de eso que van a estar a ésta altura del partido.

Que tentación y que fortaleza porque muchas veces uno está tan solo para vivir la fidelidad a la propia vocación y nadie hay al lado para enfrentar cosas tan importantes que te diga una palabra desde el proyecto de Dios.

Hay muchas otras voces que son contrarias al proyecto de Dios y esas si vienen como en jauría, a montones de distintos lados y todas te golpean y cachetean la cara y te dejan como atolondrado y muchas veces sino está esa fortaleza espiritual sino está esa confianza en la providencia, si no esta esa capacidad para aceptar a Dios en la vida sobre todo si es algo dado, algo que tenemos que aceptar. Cuantas tristezas suceden en el mundo, cuantas consecuencias del mal obrar por no escuchar a Dios, por no ser fiel por no saber pedir a Dios el don de fortaleza. La fortaleza de ánimo y de alma  a la que debemos acudir es la del Señor

Para llevar una obra como Radio María, una obra de evangelización hace falta el don de fortaleza como le pasó a San Pablo, como le pasó a tantos iniciadores de ciertos carismas fueron a veces sacados, echados de sus comunidades, segregados de lo que ellos mismos habían fundado hasta por la misma autoridad de la Iglesia, fueron incomprendidos y resistidos.

San Pablo tuvo que ir adelante y estaba cansado de luchar Señor hasta cuando. Te basta mi Gracia Pablo. En la debilidad se muestra mi fortaleza El Señor cuenta con nuestra pobreza .pero también esa pobreza debe traslucirse y cambiarse en confianza en abandono en la providencia. Ser educadores, que tarea para los padres. Tener esa paciencia es un gran gesto de fortaleza. Resistir en los momentos difíciles, el tiempo de la espera, cuanta fortaleza.

Miren si necesitaremos de la acción del Espíritu Santo. Como no invocarlo. Además no solo resistir momentos difíciles sino cuando tenemos que emprender obras. Cuantas cosas no se hacen porque exigen sacrificio, que ese miedo que tiene nuestra cultura que va creando ese ámbito. Ese corazón lo va habituando lamentablemente para fracaso del hombre, a la tibieza, a la mediocridad.

Cuando nos acostumbramos para ser mediocres, a vivir para sentirnos bien, a no tener problemas, para andar bien con todo el mundo y mientras tanto no estamos mirando la profundidad a la que Dios nos está llamando. Habría que volver a escuchar a Juan Pablo II Naveguen mar adentro, no se queden en la orilla, si hará falta el don de fortaleza hermanos

La fortaleza sería como la gotita de agua que cae de la canilla sobre una piedra. Por ejemplo un puñetazo mío o tuyo es increíblemente mucho más poderoso que una gota de agua. Cuantos puñetazos puedes dar.

No puedes perseverar porque el dolor es demasiado agudo y es irracional pretender cambiar una piedra a puñetazos sin embargo la poca densidad de la gota queda compensada por la persistencia de sus golpes y esa persistencia aunque es tan leve su golpeteo va logrando con el paso del tiempo cierto pocito, cierta marca que no logra la capacidad de mis golpes. Poquitos y persistentes.

Que importante en educarse en aquello. Que importante es educarse en esa capacidad

Esta expresión es tarde Jesús es como una experiencia de paternidad de Jesús. Ese amor paternal que El experimenta se ha transformado en amor fraternal. El Señor ha vivido el ser amado, El vive intensamente desde esa raíz desde la unidad, desde el diálogo íntimo, desde la comunión con su Padre y el Espíritu.

Es un acontecimiento de persona Dios. Dios no es un ente intelectual son personas que viven en una relación íntima, relación intratrinitaria en la que nada creado puede entrar pero en la que lo creado puede ser partícipe porque Dios puede dar algo de si. Dios crea una participación en El. Estoy pensando como el Señor reza por los suyos, por nosotros. Que manera de interceder el Señor ante el Padre por el mundo, por los hombres que El ha conquistado con su sangre.

Me hizo acordar ésta situación en la que Pedro recibe éstas palabras del Señor a Pedro mira que el demonio ha pedido poder para sarandeartepero yo he orado por ti. El Señor ora por su Iglesia, por los suyos. Nunca estamos solos, nunca dejamos de contar con esa verdadera mediación del Señor.

Esta es la oración que llamamos oración sacerdotal en la que Jesús expresa el celo y el gozo, la necesidad interior de decirle al Padre cuanto se ha unido a nosotros y cuanto desea nuestra unión con El y con ellos.

Con El el Dios único y con ellos con el Padre, el Hijo y el Espíritu en el misterio de vida de la Gracia. Estamos llamados a vivir en unión, vivir en Gracia, vivir en comunión con el proyecto de Dios. Es un llamado, es una necesidad de la persona. Como Jesús está orando.

Esto me hace que yo me pregunte cuanto estoy rezando por los míos, por aquellos que el Señor me ha encomendado. Cuanto estás orando por tus hijos, por tu familia, por tu comunidad, por tus alumnos, por tus empleados, por tus vecinos. Cuanto estoy rezando, como estoy orando. Yo lo veo al Señor como ora desde una ´`intima conciencia de comunión con el Padre y un hondo sentido de pertenencia y deseando que los suyos sean partícipes de esto.

Que mi alegría esté en El ,esa es la mediación. Jesús sacerdote, pontífice. Que desafío para nosotros. Quizás a la luz de éste nuevo Pentecostés un descubrirnos en un nuevo llamado a una oración que nos haga más universales.

En el capítulo 17 del Libro del Éxodo tenemos aquella batalla tan importante de los israelitas con los amalecitas.

Dice la Palabra:  Después vinieron los amalecitas y atacaron a Israel en Refidim. Moisés dijo a Josué:  "Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a combatir contra Amalec.  Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo en mi mano el bastón de Dios". Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y fue a combatir contra los amalecitas.  Entretanto, Moisés, Aarón y Jur habían subido a la cima del monte. Y mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel; pero cuando los dejaba caer, prevalecía Amalec.  Como Moisés tenía los brazos muy cansados, ellos tomaron una piedra y la pusieron donde él estaba.  Moisés se sentó sobre la piedra, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado.  Así sus brazos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol. De esa manera, Josué derrotó a Amalec y a sus tropas al filo de la espada.

Con ocasión de ésta mirada, de actitud orante del Señor nos viene a ser un llamado sobretodo en éste tiempo a dejarnos actuar más por el Espíritu. Sabemos que solos no podemos

¿Le damos espacio al Señor?.

¿Le dejo tiempo en mi jornada para que El actúe o estoy tan ocupado yo las cosas que no me acuerdo de dejarlo entrar?.