31/07/2018 – Ésta es una historia que nos ayuda a reflexionar sobre la brevedad del presente, invitándonos a vivir con intensidad cada momento que la vida nos ofrece:
“Había una vez un rey que, navegando por el ancho río en su barca real, se inclinó sobre las aguas para contemplar los peces y, en aquel momento, la corona le resbala de la cabeza y cae al agua. El rey saca al instante su espada y traza una cruz sobre las aguas para marcar el sitio.
Cuando regresó al palacio, y al despachar los negocios del día siguiente, dio órdenes a su ministro para que sus sirvientes vayan a recoger la corona del lugar donde cayó, y que él había dejado bien marcado con la punta de su espada real.”
Ni la espada de un rey poderoso puede marcar las aguas saltarinas de la vida…
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