La problemática social del abandono que sufren los adultos mayores

viernes, 9 de agosto de 2024
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09/08/2024 – La percepción y la relación de la familia, de la comunidad y de la sociedad con las personas de edad avanzada ha cambiado en las últimas décadas. Hoy predomina una visión negativa de los ancianos: amplios sectores de la sociedad los considera improductivos, enfermizos, olvidadizos, de lento aprendizaje, pasivos y dependientes.

Esa visión negativa tiene una estrecha relación con el tipo de sociedad de la que formamos parte, misma que se caracteriza por fomentar antivalores o mejor una ideología sustentada en la competitividad (cuya lógica es la producción y el consumo; cuando el sujeto deja de producir y consumir, es considerado improductivo), la efectividad (es decir, la búsqueda de resultados prácticos, útiles e inmediatos), la masificación (concentración en las grandes urbes en las que impera la intolerancia, la despersonalización, la contaminación, la vida acelerada), el consumismo (la compra compulsiva de bienes innecesarios, desechables), el individualismo (solamente cuento yo y no el otro, que cada quien se las arregle como pueda), el relativismo de los valores realmente trascendentes (la verdad, el respeto, la justicia, la igualdad, la solidaridad, han pasado a un segundo plano), la nuclearización de las familias (en las que en estricto sentido ya no tienen cabida las personas de edad).

Ante la proliferación de antivalores como los descritos, las personas de edad son consideradas como una carga social y económica para la sociedad. En menor medida se tiene conciencia de las difíciles condiciones de vida a las que regularmente se enfrentan las personas de edad.

A menudo, pasan desapercibidas sus contribuciones a sus familias (por ejemplo, el apoyo que proporcionan en materia de cuidado y educación de las y los nietos), a sus comunidades y a la sociedad en general. Mucha gente sigue pensando que edad avanzada significa decaimiento biológico patológico y deterioro cognitivo o pérdida de la capacitad intelectual. Incluso en algunas profesiones de las ciencias sociales se considera a las personas de edad como personas dependientes e incapaces de mantenerse a sí mismos.

La imagen social negativa de las y los viejos, de la vejez y del envejecimiento, ha propiciado de alguna manera el desarrollo de actitudes y comportamientos discriminatorios en una variedad de formas, por la edad, por el estatus socioeconómico, así como diversas formas de violencia, maltrato y abuso físico, psico emocional, sexual, económico o financiero, institucional y estructural, provenientes fundamentalmente del hogar, la comunidad y de la sociedad en general.

Sobre esta problemática dialogamos con la profesora con María Elisa Petrelli, integrante del equipo de pastoral de adultos mayores de la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia.

Podés ver la entrevista completa en el reproductor de videos ubicado bajo el título.