20/04/2022 – Si tenemos en cuenta la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), correspondiente al mes de marzo, se hace evidente que las prendas de vestir, la ropa, la indumentaria y el calzado están entre los rubros que más subieron sus precios: Más del 67 por ciento de aumento en los últimos 12 meses, por encima de la inflación promedio de todos los rubros que en marzo llegó al 55,1% anual.
Este aspecto de la realidad cobra aun más relevancia porque pronto comenzará a hacer frío, y algunos querrán renovar el abrigo, comprar alguna campera, algún pullover o un pantalón, o zapatos o botas, pero los precios que se ven en las vidrieras son realmente inalcanzables para la mayoría de los argentinos.
Mientras tanto, en el debate económico dirigencial, comienza a hablarse de la inexistencia de programas que busquen controlar los precios de la ropa, controles para la industria y el comercio textil, como sí los hay para el rubro alimentos (aunque no tengan mucha eficacia, como lo demuestra la inflación).
Los representantes del sector textil salieron a rechazar las comparaciones y explicaron las razones por las cuales la ropa y el calzado aumentan más que la inflación.
Lo hicieron a través de un informe elaborado por la Fundación Pro-Tejer, una organización integrada por las empresas de la cadena de valor agroindustrial textil y de confecciones de Argentina.
Sobre este tema, dialogamos con Lucía Knorr, Economista de la Fundación Pro Tejer quien detalló las variables que producen el aumento de los valores en los sectores indumentaria y textil.
Y mientras que en Argentina el poder acceder a una prenda de vestir nueva es toda una odisea, en otras partes del mundo el exceso de producción y la facilidad de acceso a la indumentaria se ha convertido en un problema complejo que hoy tiene implicancias ambientales. Es el caso de Chile.
La moda rápida o fast fashion muestran su escandaloso lado oculto en el desierto de Atacama. En esa localidad, al norte de Chile, se encuentra un enorme basural de ropa. Las imágenes de la impactante escena se viralizaron y generaron gran revuelo en las redes sociales.
Las prendas que ingresan a Chile lo hacen a través del puerto de Iquique y allí son clasificadas. Las que no sirven para la venta son descartadas y arrojadas ilegalmente al desierto, muchas veces aún con las etiquetas, dado que no pueden llevarse a vertederos comunes porque la ropa impide la correcta compactación del suelo.
La producción de ropa representa el 10% de las emisiones de dióxido de carbono global. Otros datos alarmantes: producir un pantalón de jean requiere unos 8 mil litros de agua y el cultivo de algodón utiliza un 25% de los pesticidas producidos en el planeta.
Jason Mayne, periodista de Canal 13 y del canal TN visitó el lugar y compartía su experiencia en contacto con Radio María Argentina.
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