La santidad diaria

jueves, 5 de noviembre de 2009

 

La santidad diaria

 

Ven Espíritu Santo, ven en esta víspera de la solemnidad de todos los santos y santas. Por intersección de todos ellos, ven, derrámate sobre nosotros peregrinos que estamos en camino hacia la casa del Padre, hacia la meta, hacia el objetivo, en un ya pero todavía no. Ven Espíritu Santo, porque yo fui creado igual que vos, que me estás escuchando, para encontrar la felicidad, la verdadera paz, el gozo más profundo. Todo eso se encuentra solo en Vos. Las cosas de este mundo me dan alguna felicidad pero al final siempre me dejan vacío y necesitado. Por eso te ruego Espíritu Santo que me des la gracia de abrirte mi interior y amarte con todo mi ser para alcanzar el gozo que vale la pena. Quiero gozar de tu amistad, tu cariño, tu abrazo de amor, tu fuego santo. No permitas Espíritu Santo que me absorban las cosas del mundo y tócame con la caricia suave y feliz de tu ternura. Vení Espíritu Santo, Rua Santa, aliento de vida para que pueda entrar en el Corazón de Jesús, para que sienta el llamado del Padre Dios a la santidad, a la vida plena, a la vida en abundancia, al Padre Dios que en Jesús me llama y me reclama, dulcemente, amorosamente como hijo, como hija recordándome que por el bautismo se ha recibido la gracia de la santificación. Ven Espíritu Santo, ven a través de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María. Amen

 

Hoy Nélida Ibáñez nos envió un testimonio muy lindo que voy a compartir con ustedes de la zona de González Catán en la provincia de Buenos Aires actualmente diócesis de La Ferrer, antes de San Justo. Dice ella “siento deseos de compartir el testimonio del padre Juan Francisco Díaz, párroco de Ntra. Sra. Del Carmen. Este sacerdote partió a la casa del Padre el 14 de Abril de 1995. Tenía una capacidad de trabajo increíble, todo lo hacia bien con mucho esfuerzo y dedicación. Preparó el primer Congreso Vocacional Diocesano primero y único en San Justo. Todo estaba listo, era realmente grandioso, el tenía 47 años. La noche anterior a la inauguración de este congreso un pico de presión lo deja en terapia intensiva dos meses y medio. Todos sentíamos gran desconsuelo, dolor. En un momento los médicos dijeron, no podemos hacer nada más, vayan y preparen todo lo que sea necesario.

Pero los planes del Señor eran otros y contra todo diagnostico, lentamente comenzó su recuperación. Vivió 10 años más entre nosotros, tenía limitaciones para caminar y a veces para hablar, se esforzó muchísimo para recuperar ambas cosas. Su gran amor al Señor y su espíritu de servicio lo fortalecían. Cuando pudo volver a la parroquia de a poco fue llamando a cada miembro de la comunidad y le pidió perdón por algo que el Señor le había mostrado en terapia intensiva y nos decía, le pedí al Señor me de esta oportunidad y es tan grande su amor que me lo concedió. Que interesante que es esto, yo lo rescato muy especialmente que el Señor le haya alargado la vida para que tenga la posibilidad de reconciliarse con mucha gente de su comunidad. Sigue diciendo Nélida, el padre Juan decía, antes yo siempre iba adelante y El detrás, ni me daba cuenta

Creía que estaba orgulloso de mi, que el Señor estaba orgulloso de mi, ahora todo es más fácil pues me di cuenta que El debe ir delante pero para eso me tuvo que dejar medio inmóvil pues a pesar que me dio muchas señales yo nunca quise ver ninguna, siempre estaba apoyado en mis conocimientos, en mi experiencia y capacidad de trabajo. Sigue contando Nélida, el Señor nos devolvió un sacerdote lleno del amor de Dios y como si eso fuera poco, con la misma capacidad de trabajo pues pasaba horas en el confesionario o atendiendo hermanos en su oficina. Siempre están presente en nosotros todas las enseñanzas de su segunda venida como él nos decía” Segunda venida, que interesante el testimonio del padre Juan Francisco Díaz que partió a la casa del Padre en 1995. Gracias Nélida por este hermoso testimonio en este año sacerdotal

Quisiera leerles la antífona de entrada de la solemne misa de mañana 1º de Noviembre, solemnidad de todos los Santos, “alegrémonos todos en el Señor en este día de fiesta en honor de todos los Santos. Los ángeles se alegran de esta solemnidad y alaban a una al hijo de Dios” O sea que la liturgia de la iglesia peregrina se une hoy a la de la iglesia celestial para celebra a Cristo Señor, fuente de la santidad y de la gloria de los elegidos, muchedumbre inmensa que nadie podría contar de toda raza, nación, pueblos y lenguas. Todos están marcados en la frente y vestidos con vestiduras blancas, lavadas en la sangre del Cordero. Marca y vestido son símbolos del bautismo que un día vos y yo recibimos y que imprime en el ser humano el carácter inconfundible de la pertenencia a Cristo Jesús y que purificándolo del pecado lo reviste de pureza y gracia en virtud de su Sangre, derramada en la cruz. Porque la santidad no es otra cosa que la maduración plena de la gracia bautismal que hemos recibido

Y así es posible en todos los bautizados, es posible la santidad en todos los bautizados. Los Santos que mañana festeja la iglesia no son solo los reconocidos oficialmente después de un trámite, de causa de beatificación, de causa de beatificación después de haber sido proclamados beatos o santos solemnemente sino también aquellos mucho más numerosos y desconocidos que han sabido, con la ayuda de Dios, conservar y perfeccionar en su vida la santificación que recibieron y muchos de ellos parientes tuyos, amigos, vecinos, compañeros de escuela, de trabajo que hoy gozan de la visión del rostro del Señor. Estos son entonces, los que vienen de la gran tribulación, diría el Apocalipsis 7-14 “gran tribulación es la lucha sostenida por la defensa de la fe, gran tribulación son las persecuciones y el martirio sufridos por Cristo y lo son también las cruces y los trabajos de la vida cotidiana

 

Los Santos llegaron a la gloria solo a través de la tribulación la cual completó la purificación iniciada en el bautismo y lo asocio a la pasión de Cristo para asociarlo luego a su gloria y llegados a la casa del Padre, a la bienaventuranza eterna los elegidos no cesan de alabar y dar gracias a Dios por ellos y cantan con voz potente, “la salvación es de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero”. Y responden en el cielo el amen eterno de los ángeles postrados delante del trono del Altísimo. En esta víspera de la solemnidad de todos los Santos y Santas de Dios, vos y yo nos preguntemos sobre la santidad cotidiana. Yo recuerdo un libro que se llamaba “Hoy es posible ser santo” y justamente hablaba de esa santidad en lo escondido, de la santidad del ama de casa, del obrero, del albañil, del laico, del sacerdote, de la religiosa. del obispo es decir, la santidad en lo cotidiano, en lo de todos los días

Eso que en realidad es un llamado y una exigensia para todos y recuerdo también haber leído que así como existe un libro que nos llena de esperanza que se llama “El defecto de los Santos” para mostrarte que los santos tenían sus imperfecciones en el camino de purificación hacia la casa del Padre Dios, sería bueno escribir un libro que hable de los santos en los defectuosos para justamente mostrar que aún en las personas más imperfectas siempre brilla algo de la santidad de Dios, algo del Creador, algo del Redentor. Esto nos parece maravilloso para llenar el corazón de esperanza y animarnos a abrirnos al amor incondicional de Dios, a la Gracia que irrumpe en nuestra vida y trabajar firmemente, perseveradamente poniendo los medios para nuestra santificación personal porque ciertamente llegaremos a ser plenamente personas, plenamente libres en la medida que lleguemos a ser santos en lo ordinario

Santos en lo de todos los días, santos en todo lo simple, en lo sencillo en lo que no se ve muchas veces, en lo que no aparenta, santos en lo cotidiano, santos que son luz de la tierra, luz del mundo, sal de la tierra, fermento, levadura en la familia, en el trabajo en todo lugar donde nos toque actuar. Esos son los santos y santas, eso es lo que necesitamos. Por eso esta semana yo me estaba preguntando en la dinámica del programa, de seguir haciéndolo de esta manera o de pensarlo o enfocarlo de otra manera y entonces me llegaron dos correos electrónicos que para mi fueron como una respuesta. Uno es de la familia Quinteros Iribarne de Mar del Plata miren que lindo testimonio que tiene que ver con este camino a la santidad “Estimado padre Bellante, cuando el sábado 26 de Septiembre usted nos enviaba sus bendiciones porque le habíamos hecho llegar nuestro saludo por motivo de su cumpleaños, sentí una gran satisfacción y un profundo orgullo

Lejos estaba de saber que ese Espíritu Santo que usted invoca estaría  junto a la camilla donde horas después resistía en medio de grandes convulsiones entre la vida y la muerte. Siempre le pedí a Jesús que en la hora de mi muerte pudiera pronunciar su nombre y ser oído y cuando se empezó a normalizar mi situación lo primero que hice fue reclamar mi pedido. Pero no era la hora. El cardiólogo con una gran sonrisa de satisfacción me preguntó, ¿viste la luz? Y la verdad no había visto nada pero sentí, durante el episodio, un fuerte olor a calas y agua estancada así que le contesté lo que había sentido y agregue, seguro que para arriba no me estaba yendo y me dice Héctor de la familia Quinteros, agradecemos sus oraciones y el envió sagrado que nos hizo ese sábado y el escudo de amor que puso junto a nosotros. Un abrazo”

Gracias Héctor y familia porque fueron una respuesta a mi gran pregunta si tenía que dedicar un momento del programa a hacer una oración sin apuros, sin prisas al inicio del programa y al final para poder digerir toda la palabra de vida escuchada y vivida, porque creo que tenemos que hacer escuela de oración y porque desde el corazón de la Madre María tenemos que hacer escuela de oración, tenemos que enseñar a nuestro pueblo a orar y orar con nuestro pueblo, y no solamente la Liturgia de las Horas, Laudes, Vísperas, Completas o el santo rosario sino orar en espíritu y en verdad. Toda oración debe ser orada en espíritu y en verdad Entonces realmente esto me ayudó a descubrir que este es el camino y también recibí un correo electrónico de Silvia que dice “padre Bellante me gustaría dar mi testimonio de agradecimiento por sus palabras.

Soy una fiel oyente de su programa. Este año y medio anterior a esta fecha mi esposo sufrió un grave accidente el cual podía dejarle secuelas neurológicas importantes. Yo soy muy creyente, agradezco a Dios todas las mañanas y todas las noches de mi vida por todo lo que tengo, una hermosa familia, salud y trabajo que espero esté por venir. Dios me dio la fortaleza para soportar todo este tiempo la presión de no saber que pasaría con mi esposo y dar a mis tres hijos la contención necesaria para salir adelante. Sus palabras siempre me levantaron mucho, lloré mucho pero siempre tuve la seguridad de que todo saldría bien. Hoy todos los estudios hechos a mi esposo de alta complejidad dieron excelentes resultados. Aquí paso la mano de Dios dicho por todos los especialistas. Por eso, hoy más que nunca, agradezco porque el Señor abrazó a mi familia este último tiempo y a usted padre mil gracias por llegar tan fuerte al corazón de sus oyentes”

Gracias Silvia y una bendición para vos, para tu esposo  tus hijos y realmente que grande y maravilloso es el Señor porque permite que nos encontremos como una gran familia en comunión de vida y en comunión de oración a través de lo que es la radio, a través del teléfono que yo estoy usando en este momento y llega a la consola de donde sale a todo el país. Yo te quiero preguntar algo. Hace un tiempo atrás seguramente muchos de ustedes lo habrán leído un testimonio que recorrió por Internet todas las computadoras. En muchas universidades se pide a los profesores más queridos que dicten una charla de despedida a manera de compendio de toda una vida de enseñanza y aprendizaje. Atención a esto. En una universidad de Pensilvania en los Estados Unidos, el 18 de Septiembre del 2007 Randy Pauch dictó una última clase sin precedente .

Hacia un año que le habían diagnosticado cáncer de páncreas una enfermedad mortal que avanza con rapidez y pocas semanas antes de la charla supo que la enfermedad se le había extendido al hígado y al bazo. ¿El pronostico? Le quedaban menos de 6 meses de vida. Y este hombre, un ingeniero en diseño digital, gráfico, profesor de universidad con 47 años, casado, tres hijos, muy pequeños los hijos, este hombre comenzó a potenciar los últimos días o semanas de su vida. La clase se difundió a millones de cibernautas y televidentes y poco después este profesor escribió un libro “La última clase” en el que amplía estos conceptos y le dio una entrevista a varias revistas y es muy interesante lo que él dice. No quiero extenderme en esto porque a lo mejor lo que puedo leer de esta entrevista es que le falta una visión trascendente de la vida a este señor que ya falleció.

El sí en los últimos meses puso mucha garra, mucha fuerza, mucha esperanza, descubrió todo lo positivo de su vida, todo lo maravilloso que tenía. Quizás le faltó esa apertura a la trascendencia que por gracia de Dios nosotros tenemos y que es tan importante. Lo que si me lleva a preguntar esto es ante el testimonio de Pauch y de muchos otros que vamos a compartir, yo te pregunto a vos ¿Cómo administras tu tiempo? ¿Cómo vivís tu tiempo? ¿Cómo vivís tu tiempo en el día tras día recordando y experimentando que cada minuto es gracia de Dios que El te concede para ser canal de gracia y amor. ¿Te quedás muy replegado en broncas, en rebeldías, en resentimientos, en amarguras o te abrís a la vida permitiendo que la vida eterna ya esté en vos aquí y ahora, en un ya pero todavía no? Porque la vida eterna ya comenzó aquí y ahora y ha comenzado desde el día del bautismo.

Ya en el hoy podemos vivir como santos y santas de Dios. Yo lo que te quiero preguntar es como estás viviendo los días, tus días, como los vivís de cara al Padre Dios Creador, de cara a Jesús y de cada a los demás que te rodean en casa, en el trabajo, en el barrio, en la escuela, en la universidad. Esto es muy importante ¿saben porque? Porque la santidad es descubrir nada más ni nada menos, el amor incondicional y gratuito de Dios en cada instante, en cada momento y dejarse amar por El. Randy Pauch, que dio esa última conferencia utilizando unas frases que son importantes, muy interesantes para tenerlas en cuenta, tomo la frase de un poeta que dice “nuestras almas contemplan vislumbres de ese mar inmortal que nos trajo aquí” Que interesante porque aunque el se ve que no era un creyente definido tenía como intuiciones de ese Dios vivo y verdadero que lo estaba invitando a la vida con mayúscula.

Y traigo a colación esto porque es cierto que Dios se manifiesta en muchas personas llenas de imperfecciones, llenas de pecado y cada vez que lo hace es para que esa persona se acerque más a El y se conviertan de corazón, se transformen, esa es la conversión. Porque el amor incondicional de Dios no deja indiferente a nadie, todo lo contrario. Ese amor incondicional de Dios sana, transforma, libera entonces nadie puede estar cerca del fuego sin sentir su calor así que más allá de los llamados efectos concomitantes de si veo o no veo, si escucho o no escucho a Jesús o a la Virgen yo creo que el tema pasa por responderle desde la fe, con un corazón profundo, con la conversión de vida hecha con perseverancia, con conversión, con cercanía a los sacramentos, a la palabra de Dios. Este es el camino verdadero a la santidad. Y este hombre Pauch también se pregunta ¿de donde saca valentía el ser humano? Y responde, no veo como lo que he hecho pueda interpretarse como muestra de valentía. Hay personas mucho más valientes

 

A veces me angustia la perspectiva de dejar a tres hijos y entonces me encuentro con otra persona que tiene cinco y en cuanto a lo que dije en mi última clase muchos otros lo habrían dicho solo que no tuvieron la suerte de ser profesores universitarios. Fíjense que actitud de no ponerse en el centro de no sentirse importante. Ante la muerte inminente como realmente tomamos dimensión de lo que verdaderamente es valioso en nuestra vida. Por eso dice la palabra de Dios “Piensa en tus postrimerías y te salvarás” O sea a todas esas personas que no pueden gozar de la vivencia del amor de Dios en lo cotidiano porque la tristeza o la angustia o la solitariedad o la ingratitud los han atrapado habría que decirles esta frase ¿y si hoy fuera el último día de tu vida como lo vivirías? ¿Permitirías que ese sentimiento llamado angustia, ansiedad, tristeza, lo que sea manipule tu vida como un dictador?

¿Permitirías eso vos que sos un hijo una hija del gran Rey que es el Padre Dios? ¿Permitirías que un sentimiento menos te esclavice, te manipule? Muchísimos respondieron por correo electrónico a este profesor, que esa clase, esa última clase les había ayudado a ser mejores personas. ¿Acaso el camino a la santidad no pasa por ejercitar las virtudes humanas, los valores humanos, las delicadezas humanas? Todas esas cosas que lamentablemente hoy se han perdido sobre todo en esa avalancha de mediocridad y de basura de los grandes medios masivos de televisión. Creo que la santidad pasa por ejercitarse en la virtud de la paciencia, de la bondad, de la magnanimidad, de la generosidad, de la servicialidad, de la solidaridad, de la búsqueda de la justicia, de la paz de todas esas virtudes necesarias que son camino a la santidad, pero aparte aclarando un poco esa imagen que tenemos de los santos y santas a veces un poco apergaminados, superestructurados tenemos que tener además sed de Dios

Siempre se siente hablar del buen humor que tenían los santos y santas, eran muy alegres humor de un humor espontáneo Pero digo, que importante que vos y yo tengamos sed de Dios como dice el salmo, “mi alma tiene sed de Dios” porque si no tenemos sed de Dios el Señor no puede trabajar en nosotros. Eso dice Lucas en 5-1 “La multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la palabra de Dios”  Si uno no escucha la palabra, no tiene hambre de la palabra, sino tiene hambre del viviente, esa palabra encarnada que es Jesucristo, presente y vivo en cada sagrario, difícilmente la santidad comience a ser un deseo profundo en vos y en mi. Bien escribía San Agustín en sus confesiones “nos creastes para ti Señor y nuestro corazón andará siempre inquieto hasta que no descanse en Ti” 

Es propio de nuestra naturaleza humana que aunque logremos alcanzar todas las metas, aspiraciones, gustos y objetos anhelados siempre quedará un ínfimo espacio de insatisfacción que nos llevará a buscar incesantemente nuevas metas, nuevos objetos, nuevas comodidades que cíclicamente tampoco lograrán nuestro pleno sosiego y satisfacción. En cierta forma estas acciones son positivas pues tienden al constante progreso personal y social pero por otro lado, debemos comprender que nunca nos sentiremos plenamente satisfechos. En el fondo y muchas veces sin saberlo estamos buscando lo infinito que solo hallaremos en Dios puesto que solo en El encontramos la verdad plena y la felicidad plena. Fuera de El y en esa búsqueda interminable solo tenemos acceso a migajas de verdad y felicidad que muchas veces son engañosas y decepcionantes.

En el evangelio de Lucas donde se narra la pesca milagrosa vemos que Jesús dice a Simón Pedro “navega mar adentro y echen las redes” y en esas palabras está la clave para intentar la tranquilidad, la paz y la seguridad que desea nuestro inquieto corazón. Al alejarnos del bullicio de nuestra actividad exterior, en el silencio de nuestra intimidad (ese es el mar adentro) escucharemos a Dios puesto que El habla en el silencio, en el desierto, como dice la Biblia en Oseas 2-16 leemos “la llevaré al desierto y le hablaré al corazón” Es verdad que nuestro deber de estado nos obliga a la actividad para ganarnos el pan, para progresar y para desarrollar los talentos provistos por el creador pero aún entre esos ruidos, nuestro corazón debe estar en silencio para escuchar a Dios. Pero también es imprescindible que busquemos espacios de silencio para viajar hacia nuestro interior.

No es nada fácil, en la vorágine y aceleración actual solo mar adentro es donde se goza del suave deslizar de las olas y solo allí podremos gozar de las delicias del encuentro con Dios. En ese espacio de silencio podremos meditar la palabra de Dios para hacerla vida. Leemos que Pedro dijo a Jesús “en tu nombre Señor echaré las redes” o sea con lo que nos dice la palabra de Dios podremos actuar en todos los quehaceres de la vida, del trabajo y del apostolado. Al encontrar ese espacio de silencio deberemos definir el sentido de la vida y no seremos como las hojas que arrastra el viento. El mundo, el consumismo, la publicidad nos arrastra a esa vorágine de activismo y búsquedas que muchas veces nos hacen perder el equilibrio espiritual y emocional. Navegamos sin brújula, hay que repetirlo no es tarea fácil, tendremos que remar contra corriente.

Tendremos que practicar una disciplina a la que no estamos acostumbrados pero tampoco debemos caer en el error de buscar esos espacios en los espejitos de colores que nos ofrecen distintos movimientos o corrientes de hoy día que lucran con esa sed interior y solo buscan el bienestar pasajero o la satisfacción individual y egoísta y hasta usan quizás el nombre de Dios vagamente. Cristo Jesús que es Dios fundó su iglesia que es en esencia una comunidad, una eclesía. Allí encontramos su palabra custodiada fielmente por la cabeza visible que es el Papa y también tenemos acceso al magisterio que enseña y corrige. Allí disponemos de los sacramentos que nos acompañan en todas las etapas de la vida cuyo centro es la Eucaristía alimento indispensable para no caer en el raquitismo espiritual. Allí accedemos al sacramento sanador por excelencia que es la confesión sacramental q ue no libera del pecado y nos provee de gracias para ir superando nuestros errores y debilidades donde saboreamos las delicias de la Misericordia infinita del Padre

El mismo Jesús que se manifestó como camino, verdad y vida que en definitiva es la plenitud de nuestras aspiraciones nos dijo “El que viene a Mi jamás tendrá hambre, el que cree en Mi jamás tendrá sed” Juan 6-35. En sus palabras están las claves y respuestas a todos nuestros interrogantes, a todas nuestras ansiedades, a toda nuestra sed. Dejémonos atrapar por su Misericordia, El está a nuestra puerta, solo debemos abrirla y como Pedro podremos exclamar con humildad y convicción “Señor, a quien iremos, Tu tienes palabras de vida eterna” y también pediremos para saciar nuestra hambre, nuestra sed insaciables Señor, danos siempre de ese pan. Y le diremos también tengo hambre de Vos Señor, tengo hambre de santidad, tengo hambre de amor infinito, tengo hambre de alegría desbordante, eterna. Tengo hambre y sed de Vos Señor. Y el Señor hará su obra en nosotros porque a El le encanta trabajar como Divino alfarero nuestro corazón y transformarlo como una perla preciosa para el Padre Dios

Hubo una matrona romana que le preguntó a Miguel Ángel, el famoso pintor y escultor que ya tenía 86 años, maestro, usted ¿no está ya cansado de vivir? Y él le contestó ¿yo? Yo tengo hambre de más vida, de vida plena. No se refería a vivir 20 o 30 años más en este mundo sino que mientras vivía en este mundo y aceptaba los años que el Señor le estaba regalando como peregrino en este mundo anhelaba y deseaba más vida o sea que en realidad ya, aquí y ahora como peregrino, quería vivir el cielo en la tierra, la vida eterna aquí y ahora más allá de las circunstancias, más allá de los problemas, más allá de las dificultades vivir en el aquí y el ahora, ya, la promesa del Padre en Jesús, la vida eterna, el cielo. Por eso, si falta oración, si falta contacto con la palabra, con los sacramentos difícilmente esto se transforme en una realidad porque vivimos ajetreados por el mundo

Tengo muchos testimonios y compartiré algunos con ustedes porque a mi me gustan mucho los testimonios porque son como la palabra de Dios ya vivida, encarnada, es como la gracia de Dios palpada, tocada, visible. Encontré en mis archivos un testimonio para compartir. La carta de un mártir a su novia antes de ser fusilado. Y a propósito les recuerdo a todos que la solemne fiesta de mañana de todos los Santos que comenzó allá en el siglo IV fue puesta, en un principio para tener en cuenta que en los tres primeros siglos de la iglesia hubo una persecución continua a los cristianos y discípulos de Jesús y cientos y miles de muertos. Entonces, esa sangre de los mártires es la que nos mantiene todavía vivos a nosotros esa sangre de mártir unida a la sangre del mártir por excelencia que es Jesucristo.

Entonces éste mártir, atención, es ya beato, Bartolomé Blanco Márquez de 21 años escribió desde la prisión el día antes de ser fusilado en la guerra civil española La investigación que se había hecho nos dice que este joven había nacido en Pozo Blanco, Córdoba, España en 1914. Fue arrestado porque era dirigente católico, era secretario de los jóvenes de Acción Católica y delegado de los sindicatos católicos. Fue arrestado el 18 de Agosto de 1936 y fue fusilado el 2 de Octubre de 1936. Lo que más me llamó la atención es que estando en prisión, el 1 de Octubre le escribe a su novia a su Maruja del alma esta carta “Tu recuerdo me acompañará a la tumba y mientras haya un latido en mi corazón este palpitará en cariño hacia vos. Dios ha querido sublimar estos afectos terrenales ennobleciéndolos cuando nos amamos en El.

Por eso aunque en mis últimos días Dios es mi lumbrera y mi anhelo, no impide que el recuerdo de la persona más querida me acompañe hasta la hora de mi muerte. Estoy asistido por muchos sacerdotes que cual bálsamo benéfico van derramando los tesoros de la gracia dentro de mi alma fortificándola. Miro la muerte de cara y en verdad te digo que ni me asusta ni le temo. Mi sentencia en el tribunal de los hombres será mi mayor defensa ante el tribunal de Dios. Ellos, al querer denigrarme me han ennoblecido, al querer sentenciarme me han absuelto y al intentar perderme me han salvado. ¿Me entiendes? Claro está puesto que al matarme me dan la verdadera vida y al condenarme por defender siempre los altos ideales de la fe me abren de par en par la puerta de los cielos. Mis restos serán inhumados en un nicho de este cementerio de Jaén.

Cuando me quedan pocas horas para el definitivo reposo solo quiero pedirte una cosa, en recuerdo del amor que nos tuvimos y que en este instante se acrecienta, atiendas como objetivo principal, a la salvación de tu alma porque de esa manera conseguiremos reunirnos en el cielo para toda la eternidad donde nada nos separará. Hasta entonces, pues, Maruja de mi alma. No olvides que desde el cielo te miro y procura ser modelo de mujeres cristianas pues al final de la partida de nada sirven los bienes y los goces terrenales sino acertamos a salvar el alma. Un pensamiento de reconocimiento para toda tu familia y para ti todo mi amor sublimado en las horas de la muerte. No me olvides Maruja mía y que mi recuerdo te sirva parta tener siempre presente que existe otra vida mejor y que el conseguirla debe ser la máxima aspiración

Se fuerte y rehace tu vida. Eres joven y buena y tendrás la ayuda de Dios que yo imploraré desde su reino Hasta la eternidad pues donde continuaremos amándonos por los siglos de los siglos”  Hermosa esta carta del beato Bartolomé Blanco Márquez de 21 años beatificado el 28 de Octubre del 2007. Un lindo testimonio que nos puede ayudar. Tengo otro aquí de Carlo Acutis fallecido a los 15 años en Octubre del 2006 Su vida se apagó por una agresiva leucemia. El adolescente oriundo de Milán, Italia conmovió a familiares y amigos al ofrecer todo sufrimiento de su enfermedad por la iglesia y el Papa. Su testimonio de fe que en algunos años podría valerle el inicio de un proceso de beatificación, sacude en estos días a Italia con la publicación de su biografía, “Eucaristía, mi autopsia para el cielo” Este es el título de un libro publicado en Italia por ediciones San Pablo.

Según los editores Carlo era un adolescente de nuestro tiempo como muchos otros. Se esforzaba en la escuela, entre los amigos. Era un gran apasionado de las computadoras y al mismo tiempo era un gran amigo de Jesucristo, participaba en la Eucaristía a diario y se confiaba a la Virgen María. Muerto a los 15 años ofreció su vida por la iglesia y el Papa. Mi hijo, decía la madre, siendo pequeño y sobre todo después de la primera comunión nunca faltó a la cita cotidiana con la Santa Misa y el rosario. También participaba mucho y le gustaba mucho quedarse largo rato delante del sagrario. Con esta intensa vida espiritual Carlo a vivido plena y generosamente sus 15 años dejando en quienes lo conocieron una profunda huella. Era un muchacho experto con las computadoras, leía textos de ingeniería informática y dejaba a todos estupefactos pero este don lo ponía al servicio del voluntariado y lo utilizaba para ayudar a sus amigos

Su gran generosidad lo hacía interesarse en todos, los extranjeros, los discapacitados, los niños, los mendigos. Estar cerca de Carlo era estar cerca de una fuente de agua fresca. Su madre Antonia recuerda claramente que poco antes de morir Carlo ofreció sus sufrimientos por el Papa y por la iglesia. Ciertamente la heroicidad con que a enfrentado su enfermedad y su muerte han convencido a muchos que realmente era alguien especial. Cuando el doctor que lo veía le preguntaba si sufría mucho Carlo contestó, hay gente que sufre mucho más que yo. Este joven murió en olor de santidad y hablo de la santidad cotidiana, hablo de la santidad de todos los días. Y no puedo dejar este último testimonio aunque es distinto quizás y que lo guarde especialmente para el programa de hoy. Es un artículo que escribió Jorge Grenion en el diario La Nación de Buenos Aires y que habla de Mercedes Sosa y su encuentro con Dios

Dos días antes de morir Mercedes recibió la unción de los enfermos de manos de un sacerdote amigo, el padre Luís Farinelo. La muy querida interprete de profunda voz y raigambre popular en buena parte de su vida frecuentó ambientes artísticos muy ligados al partido comunista y a sectores de izquierda afines. Quizás sea poco conocida algunas manifestaciones suyas que rebelaron un proceso de acercamiento a la fe católica de sus mayores y una reconsideración de algunos enfoques como el trato que se dio a la gente de fe ortodoxa bajo el régimen comunista. Una conferencia de prensa en Julio de 1999 en San José de Costa Rica donde estaba en una gira centroamericana Mercedes Sosa declaró haber encontrado a Dios luego de atravesar un agudo proceso de depresión. Estuve perdida y encontré a Dios, reconoció en esa ciudad.

Confesó estar saliendo de un agudo proceso depresivo que había comenzado varios meses antes y que en algún momento le impidió cantar pues lo único que quería era dormir. Entonces declaró ante la prensa Costarricense que los rezos de su familia y de muchas otras personas, contribuyeron a su recuperación. Tengo tíos curas y tías monjas que rezaron por mi cuando estuve enferma. Vengo de una familia muy católica, dijo. A la vez reconoció que su proceso de encuentro todavía se encontraba a medio camino. En una ocasión la interprete canto ante el Papa Juan Pablo II en el segundo concierto de Navidad en el Vaticano. Y cuando murió su mamá ya anciana que también recibió la unción, Mercedes le dijo al padre, cuando llegue el día en que esté así no se olvide de mi. A juicio del padre Farinelo ella fue madurando y abriéndose al misterio

Que interesante también este testimonio porque nos habla de cómo vamos madurando para el reino, me parece maravilloso que todos ustedes y yo nos preguntemos como estamos madurando para el reino. Porque todo lo que hacemos en nuestras vidas es vanidad de vanidades si no encontramos el sentido, el horizonte, la meta. Voy a contarles la historia del helecho  y el bambú. Un hombre, cansado de la lucha diaria cuenta “Un día decidí darme por vencido. Renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida, fui al bosque para tener una última charla con Dios y le dije Dios ¿podrías darme una buena razón para no darme por vencido?” y te lo estoy diciendo a vos que me estas escuchando y que estas enfermo, o que estás en prisión, que hablas de que tu noviazgo tiene problemas graves y querés tirar todo por la borda, que estás sin trabajo, estás hablando de que tenés que operarte, a vos, su respuesta, la respuesta de Dios le sorprendió a él tal vez te sorprenda a vos.

Le dijo “mirá a tu alrededor, ¿ves el helecho y el bambú? Si, respondí. Cuando sembré la semilla del helecho y el bambú las cuidé muy bien, les di luz, les di agua. El helecho rápidamente creció, su verde brillante cubría el suelo pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú. En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente nada creció de la semilla de bambú pero no renuncié al bambú, dijo El. En el tercer año aún nada brotó de la semilla de bambú pero no renuncié, me dijo. En el cuarto año nuevamente nada salió de la semilla de bambú, no renuncié dijo. Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra y en comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño, insignificante, pero solo seis meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura

Se había pasado cinco años echando raíces. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir. No les daría a ninguna de mis creaciones un desafío que no pudiera sobrellevar. El me dijo ¿sabías que todo este tiempo que has estado luchando realmente has estado echando raíces? No renunciaría al bambú, nunca renunciaría a vos. No te compares con otros, me dijo, el bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso. Tu tiempo vendrá, Dios me dijo, crecerás muy alto. ¿Qué tan alto debo crecer? pregunté. ¿Qué tan alto crecerá el bambú? fue su respuesta. Tan alto como pueda, indagué. Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad, los aparentemente malos días te dan experiencia, ambos son esenciales para la vida.

La felicidad te mantiene dulce los intentos te mantienen fuerte, las penas te mantienen humano, las caídas te mantienen humilde, el éxito te mantiene brillante pero solo Dios, solo Dios te mantiene caminando”  Caminando vos y yo, somos peregrinos caminantes hacia una meta, hacía un objetivo, hacía la casa del Padre Dios en un ya pero todavía no. El nos espera y como escribía San Pio de Pieltrachina….

Oración final

Porque es tarde Dios mío
Porque anochece ya
Y se nubla el camino
Porque temo perder
Las huellas que he seguido
No me dejes solo
Y quédate conmigo
Porque he sido rebelde
Y he buscado el peligro
Y escudriñe curioso
Las cumbres y el abismo
Perdóname Señor
Y quédate conmigo
Porque ardo en sed de Vos
Y en hambre de tu trigo
Ven siéntate a mi mesa
Dígnate ser mi amigo
Que a prisa cae la tarde
Quédate conmigo

Quédate con nosotros Señor, quédate y regálanos tu Vida. Amen

                                                                               Padre Rubén Francisco Bellante