04/07/2019 – Monseñor Juan José Chaparro, obispo de San Carlos de Bariloche, sostuvo que la reciente visita ad limina de los prelados argentinos a Roma “fueron 8 días de un intenso trabajo. Particularmente me llamó la atención ver tantas personas llegadas de todo el mundo que trabajan en cada uno de los dicasterios romanos, sobre todo muchos laicos. Esto manifiesta la gran fuerza que tiene la Iglesia para llevar su servicio a la humanidad”. Y agregó: “Al papa Francisco no se le escapa nada de lo que vivimos como iglesia argentina. Tuvimos un lindo diálogo con él donde también pudimos hacerle consultas”.
“Es el Espíritu el que va movilizando nuestra fe, nuestra vida cotidiana, nuestros trabajos. La Iglesia es una obra del Espíritu y en esto nos salvamos de ser una ong. Por eso en Bariloche queremos dejarnos llevar por este vendaval que viene de Dios para vivir la sinodalidad a pleno. Seguramente este proceso nos llevará a una asamblea diocesana o a un sínodo, ya veremos. Es decir, queremos escuchar al Señor y no solamente programar actividades o diagramar esquemas”, reflexionó el obispo patagónico.
“Hoy en día escucharnos es ponernos en este alerta, es discernir comunitariamente la voluntad de Dios para saber por dónde queremos avanzar. Tenemos que preguntarnos qué cosas son de fidelidad y qué cosas son parte de un tiempo determinado y por lo tanto hay que desecharlas”, añadió monseñor Chaparro.
El prelado que guía a la iglesia de San Carlos de Bariloche nación en Colonia Freitas, en el norte de Entre Ríos, en 1953. Sin embargo, desde pequeño vivió junto a sus padres y hermanos en Mocoretá, en el sur de la provincia de Corrientes. Allí comenzó a amar a su diócesis de origen, Goya. Fue ordenado sacerdote en la Congregación de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María el 12 de abril de 1980. Luego fue elegido obispo de San Carlos de Bariloche el 9 de julio de 2013 por el papa Francisco. En la Conferencia Episcopal Argentina es miembro de la Comisión de Pastoral Aborigen. Hace unos meses atrás, Chaparro eligió una sencilla casa del alto de la ciudad de Bariloche para celebrar la misa de acción de gracias por los cinco años como obispo de la diócesis andina. “Hoy esta casa es como si fuera la catedral”, dijo en esa ocasión este litoraleño sencillo y de actitud humilde.
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