Foto: El Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Ciudad de Buenos Aires y Conurbano bonaerense.
27/05/2020 – Desde hace muchos años el grupo de sacerdotes que trabajan en las villas y que son conocido popularmente como “Curas Villeros” son pieza clave en los barrios más pobres del país, donde el hacinamiento y la marginalidad se enfrentan ahora al incierto escenario que abre el confinamiento por la pandemia del coronavirus.
Solo en el conurbano bonaerense, como se denomina al cinturón urbano que rodea a la capital, viven alrededor de 10 millones de personas, una gran parte -en torno al 40 %- bajo la línea de pobreza y donde abundan las familias que a duras penas salen adelante con trabajos informales u ocasionales, conocidos como “changas”.
Pero también hay laicos que se dedican a ayudar en esto sectores postergados logrando asi convertirse en un complemento en la tarea que lleva adelante la Iglesia en estos barrios.
Este es el caso de Gustavo García, director de la FM 105.7, Radio “La Voz de San José” que forma parte de la obra que realiza la Parroquia San José en los populosos barrios Puerta de Hierro, 17 de Marzo, San Petersburgo y 17 de Marzo Bis.
En diálogo con Radio María Argentina, García relató: “En nuestros barrios la expectativa de vida es muy baja, entre los 50 y los 60 años como mucho. Esto habla de que hay una muerte silenciosa, que va mas allá del coronavirus. Entrando a nuestros barrios (el Covid-19) puede hace más daño porque hay condiciones de viva muy terribles”.
Gustavo aseguró que “no se muestra la gran cantidad de trabajo que esta haciendo la Iglesia. Esto pasa en San José, en las villas de la ciudad y un montón más con muchos sacerdotes y comunidades que se organizan. Las comunidades se organizan como les enseñaron sus ancestros, sus papás, sus abuelos que es o se sale entre todos o no se sale”.
Por su parte, Monseñor Gustavo Carrara, Obispo Auxiliar de Buenos Aires y vicario para las villas aseguró que la Iglesia hoy está con el que mas lo necesita “es una Iglesia que reza a modo de cenáculo pero, a la vez es una Iglesia de parroquias abiertas a las necesidades de los que más sufren. Esto es lo que uno va viendo en las distintas villas, en los distintos barrios en donde ahora el coronavirus esta pegando más fuerte”.
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