08/10/2025 – En el documento titulado “La droga es una herida”, los obispos de las diócesis correntinas José Larregain, Adolfo Canecín y Gustavo Montini ofrecieron una reflexión profunda y comprometida sobre la reciente sanción de la Ley provincial de Narcomenudeo en Corrientes. Si bien celebraron esta iniciativa como “un paso adelante” en la lucha contra el narcotráfico, advirtieron con claridad que su sola promulgación no es suficiente. “La sanción de la ley no es la solución a todo el flagelo de la droga y de las adicciones”, sostuvo Monseñor Gustavo Montini, quien enfatizó la necesidad de una implementación con recursos, formación y una mirada integral.
Durante su nota en el Solo por Hoy, Montini explicó que la ley otorga jurisdicción provincial sobre delitos de narcomenudeo, permitiendo a la policía y la justicia locales actuar más directamente en casos de venta y consumo doméstico. Sin embargo, fue enfático al señalar que esto debe ir acompañado de una fuerte inversión estatal. “Tiene que haber adiestramiento de la policía, estructuras dentro de la justicia, y una decisión institucional para que la ley sea viable”, advirtió. En ese sentido, insistió en que la lucha contra la droga no puede quedar reducida a lo judicial: “La droga es una herida social que hiere a la sociedad y a la familia”, citando al Papa Francisco.
Los obispos subrayan que el narcotráfico es un drama humano y social que ha penetrado todos los niveles del tejido provincial: “La adicción ha permeado ciudades, pueblos y parajes que uno no imaginaría. Hoy está presente en todos lados y representa un gran desafío”, sostuvo Montini. Por ello, el documento episcopal propone tres pilares ineludibles para afrontar esta problemática: prevención sostenida, centros de rehabilitación eficaces, y acompañamiento cercano a las familias afectadas. “Es fundamental contener a los jóvenes, pero también darles oportunidades reales de inclusión”, afirmó.
El documento no es solo una crítica constructiva a las limitaciones de la ley, sino también un llamado a un compromiso colectivo. “Planteamos un pacto por la vida y por la dignidad de las personas, donde no solamente esté el Estado, sino toda la sociedad, todas las instituciones y personas”, propuso Monseñor Montini. Este pacto implica asumir la realidad con valentía, escuchar a quienes sufren y abrir espacios comunitarios para la contención y la esperanza. Como ejemplificó el obispo, una madre de un joven adicto escribió tras la publicación del comunicado: “Gracias por poner este tema sobre la mesa. Me siento muy sola y no tengo dónde recurrir”.
Montini también lamentó la ausencia de una política pública consistente en materia de prevención: “Hoy no hay una gran cadena social que visibilice este flagelo. Nos faltan campañas, coordinación y decisión política”, remarcó. Insistió en que hay muchas personas con buena voluntad trabajando en centros de contención, pero “no alcanza con voluntarios: se necesitan recursos y un compromiso estructural”. Para los obispos, la ley puede ser una herramienta útil, pero sólo si se inserta dentro de una política integral, sostenida y respaldada por todos los sectores.
Finalmente, el documento fue fechado el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, como un símbolo de paz y restauración. “Nos pareció un lindo ícono para pensar en este gran desafío, en este monstruo grande que muchas veces no sabemos cómo afrontar”, concluyó Montini. Confiando en la protección de la Virgen de Itatí, los obispos invitaron a todo el pueblo correntino a entrelazar brazos y manos en esta lucha por la vida, porque, como lo expresaron con fuerza, la droga es una herida que sólo podrá cerrarse si se actúa con compasión, decisión y unidad.
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