Reconciliarnos con la propia historia

17/06/2020 – Esta semana el padre Fernando Cervera, en “Aprendizajes espirituales del aislamiento” nos invitó a reconciliarnos con nuestra historia, particularmente en el aspecto de no habernos sentido, o no haber sido, cuidados.

El sacerdote jesuita afirmó desde el comienzo que este es un proceso nuestro, pero mediado por Jesús, no se trata sólo de una mera introspección.

Al inicio del programa nos hizo un resumen de lo aprendizajes hechos hasta ahora en este espacio del programa: Hemos tratado de abrir el corazón a todo este tiempo de aislamiento y hemos visto qu la memoria es la que nos trae, del baúl del corazón, recuerdos de lo que Dios ha obrado en nosotros y que pueden ser provechosos. Hemos aprendido también a soportar y aceptar, para ablandar la tierra para sembrar otros aprendizajes.

En este camino también hemos intentado leer y trabajar nuestros sentimientos y pensamientos y reencaminarnos.

Es el momento hoy, después de estos aprendizajes, “poder mirar nuestra historia, porque nuestra historia está presente en nuestro hoy”, señaló el padre Fernando.

El cuidado que no tuve

A veces tenemos la sensación, o pensamiento, de aquello que no me enseñaron: maneras de manejarme, de sentir ante determinadas situaciones. Por ejemplo, siempre me encuentro en medio de conflictos, me siento usado, etc.

Otro pensamiento es que no se ocuparon de nuestras necesidades afectivas, no fui esperado, ni acompañado en mis etapas de maduración. Estas situaciones las vivimos como “estafas”, por ejemplo, de ocupar lugares que no nos correspondían o nos sentimos abandonados o desamparados. Esto nos pone muy susceptibles y en ocasiones nos volvemos manipuladores, sintiendo un gran vacío y resentimiento.

Esta situación de des-valimiento, es decir de no poder valernos frente a sentimientos que no podemos manejar, nos desborda. Pero Jesús viene en mi ayuda y muchas veces viene en los otros, en mis hermanos.

Jesús nos sale al encuentro

En el Evangelio se nos presentan varias escenas de cómo Jesús saca a las personas de esas situaciones:

En San Mateo 7,24-30 Jesús se encuentra con la mujer cananaea y en ese diálogo que mantiene con ella la lleva a movilizarse, para que ella pueda encontrarse con ella misma.

En Lucas 7, 11 se nos presenta el pasaje de la resurrección del hijo de la viuda, donde el Señor la libera de una atadura y le devuelve el buen vínculo con su hijo.

Estos pasajes nos recuerdan que Dios moviliza nuestra libertad.

Te invitamos a escuchar el programa completo con el padre Fernando Cervera al inicio de esta nota y recordá que podés compartirlo haciendo click en los íconos de redes sociales

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