Seguir a Jesús, el mayor tesoro

lunes, 19 de agosto de 2019
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19/08/2019 – El evangelio de hoy nos presenta el relato del “joven rico”, el muchacho que se acerca a Jesús preguntándole cómo alcanzar la vida eterna. Jesús lo invita a cumplir los mandamientos y si quiere algo más, que venda todo lo que tiene y lo ofrezca a los pobres y luego lo siga. Dice el texto que el joven se retiró entristecido porque tenía muchos bienes.

El Padre Martín Rebollo Paz, párroco en la Parroquia Resurrección del Señor de la Arquidiócesis de Buenos Aires, invitó a centrar la mirada en aquellos tesoros que poseemos (y que hemos recibido del cielo). Ahí radican nuestras posesiones más queridas: la vida, nuestra familia, el encuentro con Jesús. El Señor nos invita siempre a más.

La observancia de los mandamientos es apenas el primer grado de una escala que va mucho más lejos y más alto. ¡Jesús pide más! La observancia de los mandamientos prepara a la persona para que pueda llegar a la entrega total de sí a favor del prójimo. Marcos dice que Jesús miró al joven con amor (Mc 10,21). Jesús pide mucho, pero lo pide con mucho amor.

¡Bienvenidos a la Catequesis! Hoy Junto al P. Martin Rebollo Paz desde la Capital Federal reflexionamos sobre el…

Posted by Radio María Argentina on Monday, August 19, 2019

Se le acercó un hombre y le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?»

Jesús le dijo: «¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos.»

«¿Cuáles?», preguntó el hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»

El joven dijo: «Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?» «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.»

Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

San Mateo 19, 16-22