Seguir a Jesús en libertad

martes, 18 de agosto de 2009
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Catequesis del Lunes de la XX Semana durante el año

San Mateo 19, 16-22

Luego se le acercó un hombre y le preguntó: "Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?".

Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos".

"¿Cuáles?", preguntó el hombre. Jesús le respondió: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo".

 
El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?".

"Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".

Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

 
 
  1. Desde la ley al camino de la libertad

 
El joven se acerca a Jesús atraído y pregunta: ¿Qué hacer para alcanzar la vida en plenitud? Jesús responde: primero vivir los mandamientos, lo que equivale a poner en orden la vida.

Nosotros podemos decir desde la experiencia del valor de tener las cosas en orden, sobre todo desde adentro hacia fuera, como cuando la interioridad está en armonía se agrandan los horizontes, no nos atamos a lo inmediato y no estamos atados, pendientes, ni esclavos de nada y de nadie; como ganamos en libertad.

 
Este es el sentido real y simbólico del decálogo de la ley que Dios le entrega a Israel en el Sinaí por medio de Moisés. El pueblo impulsado por Dios y guiado por su líder Moisés sale de Egipto donde se encuentra esclavo del poder del faraón para celebrar en el de Dios un pacto de libertad en la alianza expresada en el decálogo.

Vivir los mandamientos como hoy invita Jesús al joven es entonces animarse a vivir en libertad, teniendo como única referencia a Dios.

La ley vivida mandato divino y como su pedagogía de liberación es camino de libertad.

Esa libertad que es la de no atarse a nada, ni a nadie sino solo a Dios como primera gran referencia, el pueblo del AT la experimenta en el desierto, allí no se tiene nada seguro y al mismo tiempo Dios actúa como: alimento en el mana, protector del calor y el sol en la nube, luz en la noche por la columna de fuego y cuando el pueblo tiene sed hace brotar agua de las rocas. En el desierto Dios dice presente.

 
  1. Dios nuestra libertad