Vivir en la mano de Dios

martes, 24 de junio de 2025

24/06/2025 – Hoy celebramos la Natividad de san Juan Bautista, el profeta que preparó el camino del Señor. Su historia nos recuerda que, incluso en los desiertos de la vida, podemos vivir en la mano de Dios. Descubrí cómo esta certeza puede transformar tus días en una aventura de fe, esperanza y misión.

Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia que el Señor le había demostrado, se alegraban con ella. A los ocho días fueron a circuncidar al niño y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”. Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”. Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería ponerle. Él pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados. En ese mismo instante, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este hecho causó una gran impresión entre la gente de los alrededores, y en toda la región montañosa de Judea se comentaban estas cosas. Todos los que las oían las guardaban en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?” Porque ciertamente la mano del Señor estaba con él. Lucas 1,57-66.80

Oración para vivir en la mano de Dios

Señor,
hoy queremos abrirte el corazón.
Vos sos fiel y siempre llegás en el momento justo.
Poné tu mano sobre nosotros:
en nuestra mirada, en nuestras decisiones, en los pasos que damos.
Danos fe para dejarnos sorprender,
humildad para reconocer tu voz
y valentía para compartir lo que hacés en nuestra vida.
No queremos callarnos ni encerrarnos:
queremos vivir como testigos tuyos, en lo cotidiano.
Sostené nuestra esperanza cuando dudamos,
abrazanos cuando el miedo nos paraliza
y enseñanos a vivir con la alegría
de sabernos elegidos y enviados por vos.
Hacenos instrumentos de tu misericordia.
Amén.

Reflexión: vivir en la mano de Dios, como Juan Bautista

En la fiesta de la Natividad de san Juan Bautista, el Evangelio nos dice algo clave: “La mano del Señor estaba con él”. Esta imagen, tan fuerte como tierna, nos invita a preguntarnos: ¿y si también nosotros nos animamos a vivir en la mano de Dios?

San Juan fue un puente entre lo viejo y lo nuevo, entre la espera y la llegada, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Fue un elegido, un enviado, un testigo. Pero su historia no empieza en la predicación, sino en la sorpresa: un nacimiento inesperado, fruto de la fidelidad divina.

Textos bíblicos que nos recuerdan que estamos en sus manos

  • Isaías 49,16: “Mirá, te tengo grabada en la palma de mis manos”.
  • Sabiduría 3,1: “Las almas de los justos están en las manos de Dios”.
  • Juan 10,28-29: “Nadie puede arrebatarte de mi mano”.
  • Salmo 31,16: “En tus manos están mis días”.
  • Isaías 41,13: “Yo soy el Señor que te toma de la mano y te dice: no temas”.

Dejate sorprender por Dios en lo cotidiano

Vivir en la mano de Dios no es resignarse: es confiar. Es saber que, aun cuando no vemos salida, Dios no llega tarde. Su fidelidad no se mide por resultados inmediatos, sino por una presencia constante.

Como Isabel, como Zacarías, como Juan, dejate sorprender. Dios hace nuevas todas las cosas, incluso donde parecía que ya no había más que esperar. Él transforma rutinas en oportunidades, miedos en abrazos, desiertos en huellas de esperanza.

Consigna espiritual para hoy

¿En qué aspectos de tu vida necesitás que Dios ponga hoy su mano?
Tomate un momento, pensalo, y pedile que te abrace ahí, justo ahí donde más lo necesitás.

Para compartir y poner en práctica

  • No te calles. Contá lo que Dios hace con vos.
  • Mirá tu vida con ojos de fe: seguro hay huellas suyas que no habías notado.
  • Recordá: todo llega a su tiempo. Aprendé a esperar.
  • Viví con la certeza de que Dios te acompaña y te envía.

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