¡Granados en cielo azul! ¡Calle de los marineros; qué verdes están tus árboles, qué alegre tienes el cielo! ¡Viento ilusorio de mar! ¡Calle de los marineros —ojo gris, mechón de oro, rostro florido y moreno!— . La mujer canta a la puerta: «¡Vida de los marineros; el hombre siempre en el mar, y el corazón en el viento!». —¡Virjen del Carmen, que estén siempre en tus manos los remos; que, bajo tus ojos, sean dulce el mar y azul el cielo!— … Por la tarde, brilla el aire; el ocaso está de ensueños; es un oro de nostaljia, de llanto y de pensamiento. —¡Como si el viento trajera el sinfín y, en su revuelto afán, la pena mirara y oyera a los que están lejos! ¡Viento ilusorio de mar! ¡Calle de los marineros —la blusa azul, y la cinta milagrera sobre el pecho!—. ¡Granados en cielo azul! ¡Calle de los marineros! ¡El hombre siempre en el mar, y el corazón en el viento!
¡Granados en cielo azul! ¡Calle de los marineros; qué verdes están tus árboles, qué alegre tienes el cielo!
¡Viento ilusorio de mar! ¡Calle de los marineros —ojo gris, mechón de oro, rostro florido y moreno!— .
La mujer canta a la puerta: «¡Vida de los marineros; el hombre siempre en el mar, y el corazón en el viento!».
—¡Virjen del Carmen, que estén siempre en tus manos los remos; que, bajo tus ojos, sean dulce el mar y azul el cielo!—
… Por la tarde, brilla el aire; el ocaso está de ensueños; es un oro de nostaljia, de llanto y de pensamiento.
—¡Como si el viento trajera el sinfín y, en su revuelto afán, la pena mirara y oyera a los que están lejos!
¡Viento ilusorio de mar! ¡Calle de los marineros —la blusa azul, y la cinta milagrera sobre el pecho!—.
¡Granados en cielo azul! ¡Calle de los marineros! ¡El hombre siempre en el mar, y el corazón en el viento!
Tomado de «El valle», en Pastorales, 1903-1905.