Está claro que Dios cuando nos creó lo hizo con un objetivo: que seamos felices.
¿Crees que lo sos? ¿Por qué?
Lo primero que tenemos que recordar es que venimos del amor y estamos para amar.
Cuando una persona se olvida que fue creada con un propósito y que en la vida tiene que darse y brindarse a los demás vive sin rumbo, desorientada y triste.
Lo segundo es que tenemos un Mesías, sí, un amigo que no falla y es incondicional. Se llama “Jesús”. En las buenas y en las malas está.
Nosotros nos olvidamos con facilidad de Él, pero Él nunca se olvida de nosotros.
Hoy lo puedo llamar, lo puedo invocar, le puedo preguntar… Jesús: ¿Qué querés de mí? ¿Qué esperas de mí? ¿Quiénes esperan y necesitan hoy mi ayuda?
Le puedo presentar a Jesús también aquello que más me aflige, me duele, me preocupa…
Queda Prohibido, entonces, olvidar:
-Que tenemos un Dios que nos ama
-Y una misión que realizar en la vida
P. Juan Pablo Roldán, CSsR