Hola Amigos en Cristo! mi nombre es Silvina Barrios, tengo 37 años y soy de Virreyes, zona norte del Gran Buenos Aires. Esta vez me animé a escribir y contarles mi historia de búsqueda. La historia que venimos escribiendo y vivenciando junto a el Amor de este Buen Pastor que da la vida por sus ovejas ♥, y que hoy se traduce en un proyecto de vida conjunto, oyendo la llamada que hace al corazón…
Crecí en una familia católica cristiana pero no practicante, por ello conocí a nuestro amigo Jesús a los nueve años al comenzar la catequesis de Primera Comunión, donde también recibí el Bautismo. Siempre recuerdo de aquella niñez la manera en que este Jesús amigo me ganó el corazón por completo, con solo decirles que fui a recibir la Eucarístia emocionada hasta las lágrimas porque sentía que ese amor me rebalsaba el alma!
Pasaron los años… y al llegar a la difícil adolescencia me encontré nuevamente optando por confirmar mi Fe a través de el sacramento de la Confirmación. En ese sendero tan hermoso conocí a muchos de los que son hoy, 22 años mas tarde, mis Amigos-Hermanos de la vida, y a quienes Dios me regaló para que me acompañen. Así fui creciendo, en edad y espiritualmente, comprometida con las tareas pastorales de la Parroquia: Grupo de Jóvenes; Catequesis de Confirmación y niños; Grupos de Misión, Oración y todo lo que me permitía llevar el servicio y el dar a conocer a ese Jesús Amigo que tanto amaba.
Pero como refiere el título de este testimonio, que hace mención a este Buen pastor que deja a sus 99 ovejas para ir a buscar a la que se le pierde “ y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría” ( Lc. 15, 5) de la misma manera sucedió conmigo… Durante los años finales de mi adolescencia y principio de mi juventud, comencé sin quererlo a apartarme de los caminos y del lado de este Amigo. Elegí, en mi libertad, probar y conocer otras experiencias, al igual que el amado Hijo pródigo que gasta los bienes que le da su Padre en una vida desordenada; y asi fui repitiendo por mucho tiempo patrones de conducta de los que no podía salir, y tampoco cambiar aunque me resultarán sumamente dolorosos y me llevarán a rozar abismos profundos…
Hoy comprendo que estaba perdida; como aquella oveja, como aquel Hijo menor. Pero el Amor y la Misericordia de Dios son insondables e infinitos, y aún en las noches más oscuras de mi vida, en los momentos de muerte, El estuvo allí. Este Buen Pastor que no se cansa de buscar lo que muchos dan por perdido, de llamarnos por nuestro nombre, y cuando nos encuentra “ llama a sus amigos y vecinos y les dice ‘Alegrense conmigo porque encontré la oveja que se me había perdido’ ” (Lc. 15, 6).
Dios fue poniendo en mi camino personas que tenían su corazón anclado en El, como lo son los Pastores que cuidan de su pueblo y las personas que consagran su vida al proyecto del Reino, y otras luchadoras que habían vivido como yo. De esta manera me volvió a llamar a su servicio, y a través del canto, la música y también el poner en palabras mi testimonio en retiros fui permitiendo que me sanara y me liberara de tantas angustias y heridas. Así llegó el momento crucial de escuchar esa voz interna que me invitaba a seguirlo, pero de una manera más radical, dejando todo por Él, entregando mi ser a este proyecto de VIDA que es el de Jesús, a animarme a descubrir si el sueño de Dios para conmigo era que me consgrara a Él…
No podía considerarme “digna” de aquel llamado, por ello dejé pasar tiempo y acallé esa voz, hasta que no hubo manera y fue entonces cuando decidí a mis 36 años y con una vida intensa experimentada, dar el primer SI.
Le dije SI a comenzar a bucear mas profundo en mi corazón, a este discernimiento vocacional en el que hoy me encuentro... Y así mi vida cambió, completa y absolutamente. Llegué “de casualidad” a acompañarme espiritualmente con una Hermana de la Congregación Pasionista, y alli pude confiarle mis dudas y temores, y juntas comenzamos a transitar este maravilloso camino de responder “el llamado”. Jesús también puso en mi camino para que me acompañen a sus Buenos Pastores, sacerdotes que me ayudaron a animarme cada vez más.
Al escribirles este testimonio, me encuentro viviendo en una de las comunidades de la Congregación de las Hermanas de la Pasión y la Cruz, Pasionistas; realizando mi experiencia de vivir en comunidad siguiendo las palabras del evangelio: ” ¿Maestro donde vives? – ‘vengan y lo verán’.” (Jn. 1, 38-39).
Espero que les sirva este testimonio para darse cuenta que este Buen Pastor jamás se cansa de buscarnos hasta que nos encuentra y nos carga en sus hombros amorosamente, y se animen a decirle SI al sueño que tiene preparado para su Vida.