Palabra del Señor
El evangelio de hoy tiene como centro este mensaje fundamental de Jesús: “Conviértanse porque el Reino de los cielos está cerca”. En la Iglesia es muy común hablar de la conversión. Sin embargo, nosotros nos podemos preguntar qué es lo que significa convertirse.
Lo primero que tenemos que decir es que convertirse significa por sobre todas las cosas “cambiar la mentalidad”. Cambiar la mentalidad porque significa no seguir viviendo según nuestros propios criterios sino bajo los criterios propios de Jesús y con el estilo propio de Jesús de Nazaret.
Muchas veces, en nuestra vida, conjugamos las palabras con el “me”: lo que “me” gusta, lo que “me” hace bien, lo que “me” cabe, lo que “me” satisface, lo que “me” hace feliz. Y en realidad la invitación de Jesús pasa por no pensar sólo en uno mismo sino empezar a pensar en los demás, en el que tengo al lado y sufre necesidad y que su presencia me compromete, para que encuentre en él un motivo para amar y servir.
Convertirse significa también cambiar el corazón. Hacer un proceso lindo de poder examinar la conciencia no solamente en los actos o en las cosas malas que uno puede llegar a cometer, sino fundamentalmente en aquellos lugares en los que Dios está presente y en aquellos en lo que no. Tocar de alguna manera esos lugares de sombra de nuestro corazón donde la Ternura y la Misericordia del Dios hecho hombre no han llegado. Animarnos a palpar esos “conos” de sombra que todavía nos supimos entregarle a Jesús, que es nuestro Dios, que es nuestro Rey, que es nuestro Salvador, para que Él los transforme con su Ternura y su Misericordia.
Convertirse es en definitiva todos los días dejar de lado nuestros propios criterios y nuestros propios comportamientos para empezar a tener los sentimientos del Corazón de Jesús y jugarnos la vida por amor.
Que ese sea nuestro compromiso, para ser una Iglesia de discípulos misioneros, que sea por sobre todas las cosas creyente, pero más que nada, creíble.
Hermanos y hermanas, los abrazo muy fuerte en el Corazón de Jesús y será si Dios quiere hasta el próximo evangelio