Evangelio según san Juan 14, 1-12

jueves, 11 de mayo de
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Jesús dijo a sus discípulos: «No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy.»

 

Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?»

 

Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto.»

 

Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta.»

 

Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?

 

Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.

 

Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque Yo me voy al Padre.»

 

 

 

Palabra del Señor

 

 

 

 

 


P. Sebastian García sacerdote de la congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharrám

 

 

 

 

 

Uno de los mayores ecos que me hace la Palabra de hoy es el sano reproche de Jesús a Felipe: “hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen?” Me nace en el corazón como un sentimiento de sentarme frente a Jesús y sentir que me dice esto mismo: “hermano, hace tanto que venimos caminando juntos… ¿y todavía no sabés quién soy?”

 

Quizá sesto tenga que ver con que muchas veces los cristianos nos acostumbramos a la vida y a Dios. Nos parece todo obvio y conocido. Nos creemos que nos las sabemos todas y creemos que nos sabemos toda de Dios. Tanto, que muchas veces nos cuesta el asombro. Casi de la misma manera que vivimos alienados con un celular en la mano (y de esto no se salva nadie) vamos perdiendo la capacidad de asombro que nos viene a revelar Jesús de parte de Dios. Ese Dios que hace nuevas todas las cosas, pero que muchas veces por estar atrás de lo urgente nos perdemos lo necesario, lo que de veras importa. Y nace esta pregunta de Jesús: “¿tanto tiempo juntos y no me conocen?”.

 

Por eso creo que es fundamental volver una y otra vez a Jesús. Volver a dejarnos sorprender por Él, por su Ternura y su Misericordia. Y dejarnos sorprender por los lugares, muchas veces insólitos e impensados en los que Dios habita y se revela.

 

Hoy es fundamental volver a renovar la fe en que Jesús es de veras Camino, Verdad y Vida. Nosotros, que quizás nos acostumbramos a Dios, necesitamos dejarnos volver a sorprendernos por la novedad siempre nueva del Evangelio y dejarnos descubrir en nuestra intimidad por Jesús y su Espíritu. ¡Tenemos que hacer el esfuerzo de volver a conocer a Jesús! ¡Tenemos que volver a hablar con Jesús de corazón a Corazón! ¡Tenemos que volver a leer el Evangelio sin glosa ni interpretación! Y retomar las verdades fundamentales: Jesús es Camino, Verdad y Vida.

 

Camino porque somos nosotros quienes lo seguimos a Él y no al revés. Convertirnos es hacer nuestro el mismo estilo de vida de Jesús de Nazaret. Y esto va para todos. No sólo los curas y monjas. Todos los cristianos tenemos que seguir a Jesús, incentivo, modelo y medio para en todo amar y servir.

 

Verdad que no se deja manipular, que no se manosea, que no se tergiversa. Hoy que está tan de moda el relativismo, nosotros nos jugamos por una verdad: ¡Jesús de Nazaret, su Reino y su justicia! La verdad de las Bienaventuranzas y de todo el Evangelio. La verdad de los valores que no pasan de moda: justicia, tierra, techo, trabajo, bien común, amor al pobre y excluido, cultura del trabajo, pan partido y solidario con los hermanos…

 

Vida que sólo Jesús puede darnos. No podemos darnos el lujo de perder el tiempo dudando si la Vida de Jesús es verdadera, si nos hace bien, si no oprime nuestra libertad… La Vida de Jesús es Vida Eterna, es Vida verdadera, es Vida que da sentido y nos renueva y nos hace libres de veras para poder hacer que nuestra vida sea existir para los demás.

 

Hoy es un lindo evangelio para renovar nuestra fe y desacostumbrarnos a Dios. Para dejarnos siempre sorprender por ese Jesús que es rostro de un Dios derretido en caridad que nos sorprende día a día y nos invita a transitar por Él: Camino, Verdad y Vida.

 

Que tengas un lindo domingo y será si Dios quiere hasta el próximo evangelio.

 

Radio Maria Argentina