Acuérdate amoroso: tu santa voluntad
es mi único descanso y mi dicha colmada;
divino Salvador, sin miedo me abandono
y duermo entre tus brazos cual niña confiada.
Si también tú te duermes, rugiendo la tormenta,
tu despertar espero en mi profunda calma.
Mas durante tu sueño,
Jesús, para el desvelo
¡prepárame…!
Acuérdate de mí, que a menudo suspiro
a la espera del día del solemne suceso.
Envía pronto al ángel que nos ha de decir:
“¡Despertaos del sueño, ya se ha acabado el tiempo…!”.
Entonces con presteza franquearé el espacio,
Señor de ti muy cerca iré a ocupar mi puesto.
En el descanso eterno
tú debes ser mi cielo:
¡Acuérdate!.
Extractos de poesía número 24. Santa Teresita del Niño Jesús.