Como niños

martes, 14 de agosto de
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Todos los días estoy rodeada de niños pequeños, pero tan encegecida que me olvido que me pusiste ahí para que aprenda de ellos. Porque Vos me decís que “de los que son como ellos es el Reino de Dios.” Tanto, tanto te me amás que me rodeaste de pequeños maestros cada día. Para que aprenda de su sinceridad y transparencia. Esa que se nota cuando algo no les gusta, cuando se aburren; como así también de su alegría sincera y sus expresiones de exaltación cuando disfrutan lo que hacen.
También de su cierto “egoísmo”: quieren para ellos LO MEJOR. No se conforman con menos. Si bien son felices con lo que tienen a mano, exigen la merjor versión de uno. Y así es como deberíamos ser todos nosotros, no conformarnos con poco porque tenemos la dignidad de ser Hijos Tuyos. Y para Tus hijos, lo mejor.
Aprender también de sus enojos y peleas pasajeras. NO GUARDAN RENCOR, no se quedan pensando en lo que me dijo y o que le dije y lo que pasó. Viven en el instante presente. Pero tienen en claro los deseos y los esperan con alegría, disfrutando de lo que pasa hasta que llega el momento.
Son proactivos y atentos. Se preocupan sinceramente cuando alguien llora. Se cuidan entre ellos.
Son curioso.
Confían y confían de verdad. Se quedan tranquilos en la confianza.
Expresan lo que les duele y son sinceros cuando algo los lastima.
Se maravillan todo el tiempo, se sorprenden con cada cosa que pasa.
Son demandantes, también. Piden lo que quieren, lo que necesitan. Se saben necesitados, reconocen que, muchas veces, solos no pueden. Y son CLAROS en su necesidad. “Me duele ESTO” – “bueno, pero mirá que…” – “Es que me duele ESTO”.
Demandan también la mirada y la atención. Cuando están haciendo algo dicen: “mirá como me sale, Seño”. Les encanta que les presten atención. Y demandan atención personalizada. Necesitan de la mirada. Tanto como yo necesito de la Tuya.
No tienen vergüenza de demostrar su afecto y amor, ni tampoco de ser sinceros cuando algo no les gusta.
Te alabo y te bendigo, Papá, por ponerme en el lugar indicado para que pueda aprender a seguirte con sinceridad y con el alma de niña.
Gracias Jesús, por mostrarme tantas cosas hermosas en éstos pequeñitos.

 

Cynthia Miranda