Jesús dijo a sus discípulos: “No son los que me dicen: ‘Señor, Señor’, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande”.
Palabra de Dios
P. David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán
Estamos en un tiempo hermoso que es el tiempo de Adviento. Un tiempo donde nos volvemos a replantear cómo estamos con la fe. Y se nos vuelve a proponer la revisión de nuestra fe precisamente porque seguro habrá que purificarla y fortalecerla. Al proceso de revisión no tenemos que tenerle miedo. Al contrario, tenemos que afrontarlo de una manera muy sincera y honesta. Para no mentirnos a nosotros mismos y tener una fe auténtica y verdadera; no liviana ni superficial.
Frente a la lectura del Evangelio de hoy preguntarme a mí mismo ¿Yo creo en Dios? Y si digo que creo ¿Por qué creo en Dios? ¿Qué me llevo a creer en Él? ¿Creo por mí mismo? O ¿creo porque otros me obligan? Creer en Dios no solamente de palabra sino con hechos, con hechos concretos y determinantes. Creer en Dios significa hacer su voluntad y no la nuestra. ¿Yo hago la voluntad de Dios? ¿Acepto la voluntad de Dios? ¿Confío en la voluntad de Dios?.
Y la lectura del Evangelio nos orienta también a preguntarnos donde fundamos nuestra fé. ¿Dónde ponemos nuestra confianza? ¿En dónde estamos edificando nuestras vidas? ¿En qué confiamos? ¿En quién confiamos?.
Muchas preguntas ¿no? Pero muy necesarias para realizar una súper revisión de fe. Que en otras palabras es ver como está mi relación con Dios, seguramente para más amarlo y más seguirlo. Para esperar a Jesús como se lo merece, con un corazón bien dispuesto.
Y después que hagas la revisión de fe o el examen de fe propuesto, te recomiendo que vayas al Santísimo o que frente a una cruz hagas una nueva profesión de fé personal. Que le digas con tus propias palabras a Jesús que crees en él, que queres hacer su voluntad y que pones toda tu confianza en él. “Jesús creo en Vos, quiero hacer tu voluntad, pongo mi confianza en Vos”.