Señor de la justa cercanía

viernes, 27 de septiembre de
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Cualquier segundo es una puerta

 para entrar en tiempo. 

 

 

Todo centímetro es una tierra

que lleva tu huella.  

 

Cada color y cada aroma

 me hacen sentir tu fantasía

 jugando hacia el infinito. 

 

 En cada mirada se asoma

 la intimidad de tu misterio. 

 

 Todo golpe de azada cae sobre

 la tierra con certeza de cosecha.

 

 

 

 

 

 Cada canto verdadero trae hasta

mi corazón el rumor de la fiesta

que ya empezó eterna al final de mi camino. 

 

Señor, no puedes perderte

en una clandestinidad absoluta:

 yo me moriría en tu ausencia. 

 

 Ni puedes revelarte en toda tu grandeza:

 yo quedaría absorbido

 en el resplandor de tu gloria. 

 

Tú eres el Señor de la justa cercanía,

del sacramento necesario que

 nos permite irnos haciendo,

sin tanto frío y noche que

quede crudo nuestro barro,

ni tanto sol y mediodía

que tu fuego nos calcine.

 

 

 

Benjamín González Buelta, sj

 

Corina Acevedo