Evangelio según San Lucas 9,46-50

lunes, 30 de septiembre de
image_pdfimage_print

Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande.Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo,les dijo: “El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande”.

Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros”.Pero Jesús le dijo: “No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”.


Palabra de Dios




Monseñor Carlos Ñañez Arzobispo de la Diócesis de Córdoba



El Evangelio nos trae dos enseñanzas sencillas, luminosas, en el día de hoy. En primer lugar una pregunta de parte de los discípulos, quién es el más importante; y esto, un poco refleja lo que a veces se da, no sólo en los discípulos de Jesús, también en el común de las personas, un cierto anhelo de figuración, una cierta ansia de poder. Cuál es la respuesta de Jesús, cuál es la propuesta ante esto de quién es el más importante, pues aquel que sabe hacerse pequeño, aquel que sabe ir al último lugar, desafío grande.
 

Por qué esta respuesta de Jesús, por qué para ser grande hay que hacerse pequeño, por qué para estar primero hay que ir al último lugar. Me parece que es porque Jesús nos invita a ponernos en la verdad, y la verdad es que sólo Dios es grande, y que el hombre es grande sólo cuando le hace lugar a Dios, cuando tiene los sentimientos que Dios le propone. Esto es una invitación a la sencillez, a elegir al sencillez, a no querer figurar, a no querer estar en los primeros lugares, sino a optar por esta enseñanza de Jesús, y entonces dejamos que la grandeza de Dios resplandezca y que su grandeza se refleje en nuestro proceder.
 

La otra enseñanza, a propósito de que los discípulos habían visto a algunos que expulsaban demonios, que lo hacían en nombre de Jesús, pero no estaban con ellos, entonces ellos le dicen a Jesús “hemos tratado de impedírselo”. Esto me parece que plantea el desafío de saber hacer espacio a los demás. El Papa Juan Pablo II escribía esa carta importante al comienzo del nuevo milenio, “Novo Millennio Ineunte”, una suerte de testamento pastoral, al hablar de espiritualidad que debe animar la acción pastoral, el Papa decía que hay que estar atento y evitar rivalidades y celos. Se ve que el Papa consideraba que esto era importante destacarlo porque constituían obstáculos grandes para la obra de la Evangelización.
 

Jesús les dice a los discípulos que no se lo impidan, y esto hace pensar que el nombre de Jesús es realmente grande y nadie lo puede encerrar, nadie se puede apropiar de el. Por otro lado, invocar el nombre de Jesús es ya hacer una opción por Él, entonces estos exorcistas que desempeñaban su función en nombre de Jesús, aunque no eran de los que seguían a Jesús, ya estaban haciendo una opción por Él. Jesús dice que el que ha optado por Él, no puede obrar después de una manera contraria a su enseñanza, sino que el que ha optado por Jesús trata de obrar de acuerdo a Él.
 

Esto es una invitación para todos nosotros a ser coherentes, por supuesto, pero también a saber reconocer la bondad de otros, aunque no estén cerca nuestro, aunque no sean de nuestro grupo, a hacerles espacio y sumar, porque lo que importa, en definitiva, es que Jesús sea el que se conozca, que su Nombre sea invocado, que en su Nombre se hagan obras buenas.
 

Animémonos a obrar así, se lo pedimos al Señor. Los acompaño con mi bendición. Hasta pronto

 

 

 

 

Oleada Joven