Después dijo a sus discípulos: “Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños.
Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo”. Los Apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El respondió: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, ella les obedecería.”
Palabra de Dios
Monseñor Carlos Ñañez Obispo de la Arquidiócesis de Córdoba
Mi saludo cordial para todos los jóvenes, como siempre, con un especial cariño.El Evangelio que la Iglesia nos propone hoy nos presenta tres afirmaciones de Jesús, luminosas, desafiantes, exigentes.
En primer lugar, la necesidad de evitar el escándalo, especialmente respecto de los más pequeños, de los que son más débiles. ¿Qué entendemos por escándalo?, el escándalo es una acción, una obra, una palabra, un dicho, una actitud, que puede causar en otra persona desconcierto, confusión, extravío. El que comete un escándalo, el que provoca un escándalo, tiene una responsabilidad grave porque hace tropezar a otro, hace extraviar a otros, especialmente si se trata de alguien que es frágil, que es pequeño, que es débil.
Por eso el amor verdadero, propio de un discípulo de Jesús debe abstenerse completamente de provocar escándalos. Y esta es una invitación para revisar nuestra conducta personal y social, y preguntarnos si hay algo que desentona con nuestra dignidad, con la dignidad de nuestros hermanos, y tener una especial atención para evitar toda actitud que pueda desconcertar o extraviar a los demás, especialmente si son más frágiles, si son más pequeños, y especialmente si yo en la comunidad, en la sociedad tengo un lugar especial, si soy autoridad, si soy docente, si de alguna manera estoy al frente de otras personas, tengo que tomar muy en cuenta esta recomendación de Jesús, de evitar totalmente el escándalo.
La otra afirmación de Jesús es una invitación a ser misericordiosos. Este es un tema frecuente en el Evangelio de Lucas y nos está como invitando a asomarnos al corazón de Dios, que es un corazón perdonador, un corazón paciente que siempre apuesta por el hombre, un corazón que es justo y en su justicia incluye el perdón. Entonces, asomándonos al corazón, tratar de imitarlo.
En otra parte del Evangelio Lucas dice “sean misericordiosos, como es misericordioso el Padre de los cielos”. Entonces, tratar de imitar esta actitud, sin cansarse, y por supuesto, sin abusar de Dios nuestro Señor, y de su paciencia y misericordia, ni de los hermanos, de su bondad.
Y por último, la otra afirmación es acerca del valor de la fe. El Señor propone una frase un tanto exagerada, para que quede grabado el mensaje: “Si ustedes tuvieran una fe pequeña como un grano de mostaza, dirían a esa montaña que se hunda en el mar, y ella los obedecería”. Lo que quiere grabar es que la confianza del creyente, por así decir, doblega el corazón de Dios, lo que fascina el corazón de Dios es la confianza. Esta es una enseñanza también tan clara en esa doctora de la Iglesia que es Santa Teresita del Niño Jesús, en nuestra oración nosotros siempre pedimos lo que anhelamos, Dios nos da lo que necesitamos.
Por eso tenemos que presentarnos con confianza a pedir por nuestras necesidades, pero pedir sobre todo la fe, para leer y vivir nuestra vida desde Dios para orientarla desde allí; la fe que es ese don precioso y al mismo tiempo tarea necesaria.
Con los apóstoles, hoy le podemos decir a Jesús con mucha confianza “auméntanos la fe y ayúdanos a obrar en consonancia con ella”. Les dejo mi bendición y un saludo cordial a todos ustedes.