Ven, Jesús, a buscarme,
busca a la oveja perdida.
Ven, pastor. Deja las noventa y nueve y busca la que se ha perdido.
Ven hacia mí. Estoy lejos. Me amenaza la batida de los lobos.
Búscame, encuéntrame, acógeme, llévame. Puedes encontrar al que buscas, tomarlo en brazos y llevarlo.
Ven y llévame sobre tus huellas. Ven Tú mismo. Habrá liberación en la tierra y alegría en el cielo.
San Ambrosio