“Un día apareció un hombre en el horizontey reavivó las ascuas de nuestra tenue esperanza .Un día apareció un hombre que tenía magia en la voz,calor en sus palabras y embrujo en su mensaje.
Un día apareció un hombre con fe en nuestros gestos,la fuerza de su ser y un corazón grandísimo.Un día apareció un hombre, que hablaba cual ninguno,invitándonos a cambiar la vida y convertirnos.
Un día vino un hombre que rompió nuestros esquemaspara hacernos soñadores, tiernos y libres.Un día apareció un hombre tan sencillo y humildeque nunca se consideró el centro de sus actuaciones.
Un día apareció un hombre que entabló un diálogo sinceroporque no buscaba ni pedestales ni engaños.Un día apareció un hombre que tomó la iniciativay abrió una brecha en nuestra historia y vida.
Un día apareció un hombre que se acercóa los más pobres y marginados de su tierra.Un día apareció un hombre que nos invitóa ser sus discípulos y a seguir sus huellas.
Un día apareció un hombre que, gratuitamente,nos enseñó el camino para ser hijos de Dios.Un día apareció un hombre que en su pueblono pudo realizar milagros porque no encontró fe.
Un día apareció un hombre tan cercano y transparenteque todo él era reflejo y presencia de Dios.Un día apareció un hombre que era vecino nuestroy, en vez de sorprendernos, desconfiamos de él…
Un día viniste tú, Jesús.Ven hoy también, Señor,y sorpréndenos.“
Florentino Ulibarri