En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.
Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Navega mar adentro, y echen las redes”.
Simón le respondió: “Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes”.
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: “Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador”.
El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: “No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres”. Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
Palabra de Dios
P. Sebastían García sacerdote de la congregación Sagrado Corazón de Jesús de Betarrán. Animador y responsable de la Pastoral Juvenil
“Si tú lo dices…” Después de haber trabajado la noche entera.
“Si tú lo dices…” Y no haber sacado nada.
“Si tú lo dices…” No es cualquiera el que pide que se echen las redes.
Muchas veces la vida, la realidad, las cosas de todos los días pueden parecernos estériles, vacías, sin sentido. Vivimos en una cultura que ha hecho del éxito la aspiración mayor de la vida. Y hasta lo responsabilizamos a Dios. Pensamos muchas veces que Dios “bendice” a los que “Él quiere” con el “éxito”.
Nosotros, si somos discípulos y discípulas de Jesús, no buscamos el éxito. Nosotros somos los que nos hemos fiado de una Palabra. No vamos por la vida buscando triunfar, acceder a los lugares de mayor prestigio, “salvarnos la vida”. No. Nosotros buscamos y queremos “apurar” la llegada del Reino definitivo, luchando por un mundo más justo, más fraterno y más solidario.
Somos la comunidad de los que se han fiado de la Palabra de Jesús. Por eso en su nombre echamos las redes, es decir, vamos a lo hondo de la vida, a lo profundo, a lo que muchas veces parece no tener sentido, e incluso muchas veces puede no gustarnos o caernos del todo bien. Pero lo hacemos porque es Jesús mismo el que está con nosotros, el que nos regala su misma vida, el que nos impulsa con la fuerza de su Espíritu.
Hoy se nos vuelve a presentar la misma situación que a Pedro: “Navegá mar adentro y echá las redes…” Y nos podemos preguntar: “¿Qué significa esto en mi vida? ¿Qué significa en el seguir descubriendo y desarrollando quién soy? ¿Qué significa para mi vocación?
Abrazo enorme, desde el Corazón de Jesús.